Probióticos y Sistema Inmune El sistema inmunitario intestinal - TopicsExpress



          

Probióticos y Sistema Inmune El sistema inmunitario intestinal constituye la parte más extensa y compleja del sistema inmunitario, ya que al estar en contacto con el exterior, recibe diariamente una enorme carga antigénica, debiendo distinguir entre potenciales patógenos y antígenos inocuos como son las proteínas de la dieta y las bacterias comensales. El principal componente del sistema inmunitario intestinal está constituido por el tejido linfoide asociado al intestino (GALT, Gut-Associated Lymphoid Tissue), en el que se puede distinguir dos compartimentos: a) GALT organizado, constituido por folículos linfoides aislados, folículos linfoides asociados o placas de Peyer y ganglios linfáticos mesentéricos. b) GALT difuso, integrado por poblaciones de linfocitos dispersos a lo largo del epitelio y de la lámina propia del intestino. Dada su localización intestinal y la posibilidad de interaccionar con el epitelio de la mucosa, es evidente que los probióticos actúan sobre la inmunidad intestinal tanto especifica como inespecífica, y que este hecho está íntimamente relacionado con sus efectos beneficiosos sobre el hospedador. Diversos estudios han puesto de manifiesto que numerosos Lactobacillus pueden alertar al sistema inmune intestinal, y secundariamente favorecer el rechazo de microorganismos infecciosos potencialmente lesivos, esto lo pueden realizar mediante la producción de inmunoglobulinas especificas de tipo A, o la activación de células K (“natural killer”). Otros efectos inmunomoduladores de estos probióticos se derivan de su capacidad para incrementar la actividad fagocitica de leucocitos intestinales, promover una mayor proliferación de células B junto con aumento en la secreción de inmunoglobulinas (A y G), y estimular la producción de citocinas como IL-2, IL-6 o TNF-α. Otros probióticos, como E. coli no patógeno o Lactobacillus sakei, tienen la capacidad de aumentar la producción de citocinas antiinflamatorias tales como IL-10 y TGF-β al mismo tiempo que reduce las de carácter pro inflamatorio, por ejemplo TNF-α, IFN-γ o IL-8. Estas propiedades inmunomoduladoras también se han puesto de manifiesto en estudios llevados a cabo en humanos con patologías intestinales. Así, cuando se administro una mezcla probiótica a pacientes con anastomosis ileoanal, se pudo observar una disminución en los niveles de RNAm de IL-1β, IL-8 e IFN-γ, así como en el número de células polimorfonucleares, en comparación con los pacientes que recibieron el placebo. Ulisse et al., describieron una reducción de la expresión de las citocinas IFN-γ e IL-1α y de la actividad oxido nítrico sintasa inducible (iNOS) en biopsias de pacientes con pouchitis tratados con probióticos. A pesar del gran número de estudios, en la actualidad no se conoce con exactitud como se lleva a cabo la interacción de los probióticos con las células linfoides del intestino para conseguir la activación del sistema inmunitario intestinal. En este sentido, se ha propuesto que los Lactobacillus pueden modificar la producción de citocinas mediante la participación de algún componente de su pared celular que no ha sido totalmente caracterizado. Es importante destacar que el efecto de los probióticos sobre la respuesta inmune no se limita a una actuación sobre el tejido intestinal, pudiendo afectar a la inmunidad sistémica, con claros efectos beneficiosos en diferentes afecciones de alta prevalencia, especialmente en la población infantil, como son el eczema atópico y las alergias en general. Por último, es interesante comentar que no todos los probióticos ejercen los mismos efectos, existiendo una gran variabilidad inmunológica entre especies, e incluso entre cepas pertenecientes a la misma especie. Por ejemplo, mientras que L. acidophilus aumenta la proliferación ex vivo de linfocitos en el bazo del ratón, otras especies de Lactobacillus como casei, gasseri y rhamnosus la inhiben, demostrando efectos sobre linfocitos T y B que son específicos de la cepa. De todos los anteriormente expuestos, el uso de probióticos se asocia en la actualidad con un gran número de efectos benéficos en humanos, muchos de ellos establecidos de forma empírica, como la mejora de la intolerancia a la lactosa, la modulación del sistema inmunitario, la reducción de la hipercolesterolemia y la protección frente a enfermedades infecciosas, inflamatorias y alérgicas. Sin embargo, no se debe asumir, que todos los probióticos posean las mismas propiedades beneficiosas. De igual manera, cuando se adscribe un efecto beneficioso a una cepa, como se ha dicho anteriormente, este no se puede extrapolar a las restantes cepas de la misma especie. Incluso el efecto que una cepa puede presentar depende de las condiciones de su empleo y, muy particularmente, de la dosis. La concentración de probióticos viables que se considera que debe llegar al intestino para producir un efecto beneficioso es ≥106 UFC/ml en el intestino delgado y ≥108 UFC/g en el colon. Existen evidencias de la eficacia de las bacterias probióticas en ciertas areas, y suficientes estudios experimentales en otras para justificar posibles mecanismos de acción que faciliten el desarrollo de microorganismos más efectivos, así como para definir los límites de su efectivida.
Posted on: Tue, 17 Sep 2013 21:48:57 +0000

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