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Publicado el miércoles 10 de julio del 2013 Advierten sobre riesgos para Venezuela por ofrecer asilo a Snowden Antonio Maria Delgado El líder bolivariano Nicolás Maduro podría estar tratando de demostrarle al mundo que puede llenar los zapatos del fallecido presidente Hugo Chávez con su oferta de brindarle asilo al ex técnico de la CIA Edward Snowden, pero el acto de desafío a Washington podría traer más costos que beneficios para un chavismo que aún trata de conseguir reconocimiento internacional, dijeron analistas. “Va a haber consecuencias”, dijo Diego Moya-Ocampos, analista senior para las Américas de IHS Global Insight/IHS Jane’s. “Maduro, sin dudas, está asumiendo un riesgo muy alto. Está desafiando a los Estados Unidos. Yo creo que los estadounidenses en este caso de Snowden, sin lugar a dudas van a ser contundentes, y ya lo han advertido”, sostuvo Moya-Ocampos desde Londres en una entrevista telefónica. Las advertencias son emitidas cuando Venezuela se vislumbraba como el país con mayores probabilidades de terminar acogiendo a Snowden, quien es buscado por la justicia estadounidense por revelar la existencia de una red de espionaje del gobierno federal. Snowden, quien permanece varado en una zona de tránsito del aeropuerto de Sheremetievo en Moscú, parecía destinado a enrumbarse hacia Caracas el martes en la mañana, cuando el jefe del comité de Exteriores de la cámara de diputados de Rusia, Alexei Pushkov, dijera a través de su cuenta de Twitter que el joven estadounidense había aceptado la propuesta de “asilo humanitario” venezolana. “Como era de esperarse, Snowden ha aceptado la propuesta de Maduro de asilo político. Al parecer, esa es la opción que le pareció más segura”, señaló Pushkov en su cuenta de Twitter. El mensaje desapareció poco después de la cuenta, siendo reemplazado por otro mensaje señalando que aún no se ha recibido una confirmación oficial, pero Maduro había dicho en la noche del lunes que Venezuela ya había recibido la petición asilo de Snowden, añadiendo que solo faltaba que el joven dijera “cuando vuela para acá”. El martes en la noche, el canciller venezolano, Elías Jaua, informó que Snowden no ha ratificado su intención de asilarse en Venezuela y señaló que una vez que lo haga hay que “ver las condiciones de seguridad” para darle protección al estadounidense. “Hasta ahora el (Snowden) no ha ratificado su intención de asilarse en Venezuela, lo primero que tenemos es que esperar su voluntad de asilarse y posteriormente hacer los contactos con el Gobierno de la Federación Rusa para poder hacer viable esto”, dijo Jaua a periodistas durante un acto de Gobierno en el estado Miranda. Venezuela y Nicaragua son los únicos países que han confirmado haber recibido solicitudes de asilo del fugitivo estadounidense y que además están dispuestos a formalizarlas, independientemente de las presiones de Estados Unidos. La oferta de asilo fue criticada el martes por el líder de la oposición Henrique Capriles, quien acusó al nuevo líder de la “revolución bolivariana” de no pensar en las consecuencias que su actuación tendría para los venezolanos. “¿Qué pasaría si Estados Unidos decidiera no comprarnos más petróleo? La situación económica (de Venezuela) se haría aún más insostenible”, cuestionó Capriles. “Quisiera saber si Maduro se detuvo en algún momento a pensar en las consecuencias que tiene para nuestro pueblo el conflicto que puede desatar esta situación”, añadió Capriles en su programa semanal por internet. El caso de Snowden estalla justo cuando Venezuela y Estados Unidos daban pasos tentativos para tratar de mejorar sus tradicionalmente espinosas relaciones, luego que el canciller Elías Jaua se reuniera con el secretario de Estado, John Kerry. Esos esfuerzos parecían encaminados a facilitar sus esfuerzos de obtener reconocimiento para el gobierno de Maduro en el campo internacional, en medio de las acusaciones de la oposición de que cometió fraude en los comicios presidenciales del 14 de abril. Pero ahora Maduro da un giro de 180 grados, en lo que es visto claramente como un desafío que sería difícil de ignorar por Washington. “¿Qué es lo que busca? Probablemente aumentar su perfil internacional, un poco seguir los pasos de Chávez de tratar de crear esta polarización con los Estados Unidos en el campo internacional, en un momento en que los ojos del mundo están sobre el caso Snowden. Con esto, Maduro, sugiere que él está en el centro de la dinámica política, no solo dentro de Venezuela sino también fuera de Venezuela”, explicó Moya-Ocampos. “Con esto, él trata de proyectarse como el hombre fuerte de Venezuela, el hombre que al igual que Chávez está en el centro de la dinámica política nacional e internacional. El verdadero hijo, el verdadero heredero de Chávez, ese es el mensaje mediático que él está tratando de dar”, agregó. Por supuesto, que eso manda al traste todo intento de acercamiento diplomático, incluso la posibilidad del intercambio de embajadores entre los dos países, que actualmente no tienen, y dificulta aún más una eventual reapertura del Consulado de Venezuela en Miami. También le resta seriedad a Maduro en el campo diplomático, dijo Moya-Ocampos. “Maduro demuestra de un solo golpe que está dispuesto a sacrificar ese proceso de acercamiento, e incluso que está dispuesto a enfrentar la ira de Estados Unidos cuando ve la oportunidad de jugar un papel de protagonismo en la escena internacional en el marco de toda esta saga de Snowden que tanto atractivo mediático ha tenido”. Pero Maduro podría estar pagando demasiado por sus 15 minutos de fama, dijo desde Miami la analista Vilma Petrash. “Todo esto luce como una jugada muy mala de Maduro”, dijo Petrash desde su casa, donde se recuperaba de una reciente intervención quirúrgica. “Independientemente de las posturas mediáticas, y esto le podría dar a Maduro algo de centimetraje en los medios, el gobierno de Maduro enfrenta en este momento demasiados problemas de gobernabilidad”. Posiblemente la oferta de asilo también responde a un deseo de desviar la atención, haciendo uso de la trillada fórmula de sobredimensionar a “los enemigos externos de la Revolución”, para tratar de hacerles olvidar a los venezolanos que no hay productos en los supermercados, que los estudiantes están protestando en las calles, que el hampa mata a 22,000 venezolanos todos los años y que Venezuela registra una de las más altas tasas de corrupción del planeta, dijo Petrash. Pero incluso si Maduro logra distraer la atención, los peligros de la medida superarían los beneficios, dijo la analista. “Esto es una medida de alto riesgo porque Venezuela es un país muy vulnerable en este momento y en todos los sentidos. Maduro enfrenta una enorme cantidad de fuegos internos y en el país no hay una situación de gobernabilidad controlada”, señaló. “El asilo es un arma de doble filo porque ante un eventual escenario de desestabilización, que obligaría a Maduro, por ejemplo, a tomar medidas de excepción, el régimen necesitaría que al menos los otros países no se pronuncien en contra, y en todo caso, aunque sea simbólico, le den algún tipo de respaldo a su gobierno”, advirtió Petrash. Y un enfrenamiento abierto con Washington obviamente complicaría que eso suceda. “Esta es una medida peligrosa, de alto riesgo, muy desatinada, que incluso marcaría una diferencia con la política de Hugo Chávez, que si bien se caracterizaba por no renunciar a sus fines estratégicos, solía hacer repliegues tácticos muy a tiempo, sabía cuando no cruzar la raya”, comentó Petrash. “Pero eso no parece estar sucediendo con este gobierno que brinda señales de haber perdido esa brújula estratégica”, sentenció. Este artículo fue complementado con los servicios cablegráficos de El Nuevo Herald.
Posted on: Thu, 11 Jul 2013 06:33:50 +0000

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