¿QUÉ ME VAN A HACER, PAPÁ? - TopicsExpress



          

¿QUÉ ME VAN A HACER, PAPÁ? Vicente Leñero --Pícale, García….pícale. apúrate más, pásate el semáforo El automóvil iba por la avenida Insurgentes y al llegar al monumento a Cuauhtémoc dobló hacia Reforma. Las llantas rechinaron y el “Güero” se golpeó contra la ventanilla izquierda. García estaba pálido. Un mechón de pelo—el mechón de siempre—le caía sobre la frente . Se mordía los labios y apretaban con fuerza el volante. Felipe volvió a decir: ---¡ Pícale…pícale¡ Felipe era el mayor de los cuatro: acababa de cumplir veintitrés años. --- ¿ Nos siguen?—preguntó García --- ¡ Qué nos van a seguir¡… En la Glorieta de la Independencia volvieron rechinar las llantas; en la Diana Cazadora alcanzaron la preventiva y nadie volvió a hablar que llegaron a la fuente de Petróleos. García había disminuido la velocidad. Felipe se echó a reír. A sus amigos no le gustaba cómo se reía, pero nunca le decían nada. --- Un cigarro…. Manuel sacó la cajetilla de Marlboro y repartió los cigarros. Era lo único que sabía hacer, repartir cigarros. Él casi no fumaba, pero todos los días compraba una cajetilla para poder servirles de algo a los cuates. Pagaba con eso el derecho de pertenecer al grupo. Su vocabulario se reducía a unas cuantas frases: “¿Quieres uno?” “¿No fumas?” , “¿Un cigarrito?”…. Y los cuates se avorazaban sobre la cajetilla hasta convertirla en una bolita de papel que caía en cualquier parte. Iban más despacio cuando Felipe ordenó: --- Pícale, García….pícale. El “Güero” dijo: ---Está bueno el carrito --- A toda máquina… Y gratis. Si yo les digo… Pero ustedes son resangrones y rechiveados. Ya ven… mucho más fácil de lo que pensaban. ¡tontos¡ --- Todavía no cantes victoria, Felipe… --- ¿ A poco todavía tienes miedo, tú? El “ Güero” siempre había tenido miedo. --- Eres un marica, Güero… Mi primo arregla el número de motor, las placas, la pintura; no lo reconocería ni el dueño… Las llantas seguían rechinando en cada curva. ---¡Pasátelo…! ---Es una curva muy cerrada--- dijo el “Güero”. García pasó un camión con la mano pegada al claxon. La voz de Felipe era la única que se escuchaba. Repleto de palabras, desbocaba su imaginación para aturdir a sus cuates. Para él todo era fácil. Hacía creer que su misma vida era fácil; que el destino dependía de él; que todos—parientes, amigos y amigas—eran títeres que se movían a su antojo. La vida no era más que un automóvil robado, una camisa a cuadros; un chiste obsceno; una “niña a todo dar”, una aventura arriesgada. ---Pícale, García , que ya quiero llegar…. Delante de Lerma, una recta se extendía como una regla de acero. --- Ahora que me acuerdo no te he contado lo de Amparo ---Qué… --- Una historia a todo a dar… ¿ Sabes por qué te cortó? --- Ni me importa. --- No te hagas, no te hagas…¿Te acuerdas del chavo aquel, el de la escuela de Medicina? Pues me los encontré el lunes…Yo ya me lo sospechaba, te dije , pero había que ver qué romance. Estaban en el cine… --- A mí se me hace que lo que pasó fue que ….Amparo… ---¡Cuidado! Felipe recordaría siempre aquel camión de redilas con su letrerito abajo “ Me río de la muerte”. Recordaría la carretera girando sobre su cabeza y los árboles cayendo del cielo en un aguacero verde. Recordaría la sangre del “Güero” sobre el asiento de atrás y los ojos saltados de Manuel. Recordaría el último gesto de García : sus manos apretadas para siempre sobre el volante; su mechón de pelo—el mechón de siempre—sobre las arrugas ensangrentadas de su cara. El cuerpo del “Güero”, horizontal, cruzó delante de él. Luego el de Manuel y el de García. Felipe tenía vendada la pierna y desde su ventana miraba pasar los automóviles. Se apretó los ojos con las yemas de los dedos y se mordió los labios. Alguien había encendido la radio y una canción romántica llegaba hasta sus ojos. Oyó cuando la puerta se abría y las pisadas inconfundibles de su padre le subieron por la frente. ---¿Estás listo? ---Sí, papá. Hacía mucho que no le decía a su padre “papá”. ---¿Qué me van hacer, papá? La pregunta le devolvía su infancia. Era la misma pregunta de hace diez años cuando su padre lo llevó a la casa del vecino para que dijera por qué había descalabrado a aquel niño. Pero ahora su voz era gruesa. ---Nada Su padre volvía a mentir. ---Dime qué me van a hacer , papá. --- Va a costar mucho dinero pero no te van a hacer nada, Felipe. ---¿ Nada? --- Nada, hijo… todo se arreglará. Fue un accidente. Era lo mismo de hace diez años. “ Fue un accidente, no tiró la piedra con intención de descalabrar a su hijo….”. “´cómo cree que mi hijo puede hacer algo así, es que le tienen mala voluntad, no lo comprenden, pero es un chico muy noble, es cierto que lo vieron pero su hijo empezó primero…..” ---Pero qué me van a hacer ellos, papá --- ¿ Ellos?... nada , hijo. ---Qué me van a hacer el “Güero” y García y Manuel…Qué me van a hacer su sangre, sus huesos rotos, saltados. Cómo les devolveré lo que ellos tenían; su timidez a Manuel , su miedo al “Güero”, su cariño a García; cómo podré volver a llenarlos a ellos, papá; volverlos ver platicando y preguntando y dudando… ¿ Tú me vas a ayudar con eso también?... ¿ Tu dinero puede recuperarlos? ¿ tu dinero puede hacer que todo eso sea un sueño? …Dime, dime que sí, que todo lo puedes, que no hay ninguna dificultad. Cúmpleme este capricho, papá. Este no es como los otros que me has cumplido siempre. Haz que todo sea mentira . Hazlo, papá. Hazlo ahora mismo. Felipe sintió la mano de su padre sobre el hombro: le temblaba. Su padre también era un chiquillo que no podía hacer nada. Caminaron lentamente por el cuarto, de espaldas a la ventana. Y cuando salieron, Felipe sintió que entraba a la vida, solo y abandonado. Leñero, Vicente “ ¿Qué me van a hacer, papá? (Versión reducida) En La polvadera y otros cuentos, México, Ed. Jus, 1959 (Colección Voces Nuevas, no. 4)
Posted on: Fri, 18 Oct 2013 01:54:30 +0000

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