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Revisando mi CUADERNO DE ORACIÓN que recoge muchas de mis vivencias en mis ratos de comunión con el Señor, he tenido la idea de releer lo que escribí un día como hoy, 2 de julio también, pero hace ocho años cuando libraba batalla contra un cáncer de ovarios. Mientras leía, sentí el impulso de compartir algo de aquellos momentos porque es un testimonio que puede ser útil para otras personas que estén pasando por una prueba parecida. “Estamos librando una batalla contra un enemigo fuerte, audaz y traicionero... Delatado por un aliado de aspecto horrible pero débil (tumor en ovario derecho de 6x6x7cm, febrero- marzo de 2005), nos hemos acercado a su trinchera sin ser vistos, lo cogimos prisionero (laparoscopia con extracción de ambos ovarios,20 de abril de 2005) y le hemos obligado a confesar... ( El tumor visto en la ecografía era aun mayor, pero benigno; sin embargo, en el ovario izquierdo que la ecografía declaraba atrofiado, se escondía otro tumor maligno, 20/4 al 10/5). Pero no nos hemos fiado porque sabemos que es mago artífice de la mentira y de la traición... Se mantuvo encerrado en su cápsula, amenazante aun vencido... Dejó entrever que había dejado alguna retaguardia y... ¡allá fuimos! (operación 23 de mayo de 2005)... Cogimos otros prisioneros en plan cautelar y uno reveló su identidad (sin hallazgos en epiplon y en apéndice, metástasis en un nódulo pélvico (informe 15 de junio de 2005))... Aparentemente no quedan baluartes del enemigo en terreno nuestro... Pero no hay certeza de que la apariencia coincida con la realidad... Por eso, debemos invadir el campo enemigo con cautela porque se suele instalar entre los nuestros, que no deben peligrar... Hay recursos, tenemos armas poderosas, estrategias sabias, y las vamos a utilizar... Hemos valorado los riesgos que indudablemente existen... Contamos con un ejército bien disciplinado, con soldados profesionales, de vocación, luchadores incansables, curtidos por el calor de las lámparas encendidas durante largas horas de estudio, con amplia experiencia en el desierto de la incomprensión... Hay coordinación de movimientos... Un poco paradójicamente, la pieza clave, el portador de misiles, entra en escena algo más tarde... Aunque no sea quien intervenga directamente en el desarrollo de la estrategia, debe ser informado con precisión acerca del plan, especialmente de los riesgos... Hace falta maestría en la transmisión de esa información para que pueda comprender la importancia de su misión, sin permitir que su área afectiva provoque bloqueos; el mensaje debe promover en él el deseo de ser valiente como el que más, estar dispuesto a todo y, sobre todo, confiar. Yo soy “el portador de misiles”... No puedo menos que sentirme orgullosa de participar en esta batalla que es una de tantas que se están librando en la gran guerra de la lucha contra el cáncer... Está claro que no he elegido yo esta “profesión”... Aquí no se puede hablar de vocación... Pero por alguna razón he sido llamada y me honra haber sido elegida (muchos son los llamados y pocos los elegidos). Puede parecer extraño, puede sonar a masoquismo o a locura... ¿quién puede complacerse en haber sido elegido para sufrir? Sin embargo, también esto tiene explicación aunque no sea dada en base al método científico, y no hablemos siquiera de porcentajes, ni de intervalos de confianza, ni de margen de error... Existe la explicación de que tengo la certeza de que todo está controlado por el Médico por excelencia, que es universal, pero que, sobre todo, es mi Médico Personal. Los médicos, servidores de la Ciencia, reciben permanentemente su inspiración aun cuando muchos de ellos no se hayan dado cuenta... Después de una larga conversación telefónica con Ángel, psicólogo, hermano en la fe, que me explicó muchas cosas,yo estoy completamente tranquila, confiada, segura de que cada uno de los profesionales que intervienen en todo esto, directa o indirectamente, todos, absolutamente todos, están guiados por la mano de Dios, sean creyentes o no... Por eso no temo... Y no estoy diciendo con esto que he elevado al 100% (había dicho que no hablaría de porcentajes, pero he estudiado Matemáticas y a veces no puedo con mi genio) la probabilidad de victoria entendida como curación total... El margen de error (también había dicho que no hablaría de él), desde el punto de vista humano es inevitable... No, no hablo de certeza en la curación total, yo hablo de que tengo la victoria asegurada porque la victoria es Cristo, suceda lo que suceda... Y aquí otra vez se ve una paradoja: ¿Suceda lo que suceda habrá victoria? Sí, porque yo tengo una promesa de Vida Eterna que Cristo ha hecho pasando por la cruz, mostrando al mundo que la muerte entendida como partida de este mundo, no es el fin, porque un día glorioso Cristo resucitó y Cristo vive. Puedo decir con absoluta seguridad que no le tengo miedo a la muerte porque Cristo me ha salvado entregando su vida por mí, consiguiendo el perdón de mis pecados desde el día en que abrí mi corazón para que él entrara a morar en mí, el día en que pude decir: Me arrepiento de mi maldad, el día en que fui liberada, el día en que la culpa fue expulsada definitivamente de mi mente y de mi corazón... “Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada y cubierto su pecado. Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño... Mi pecado te declaré y no encubrí mi iniquidad. Dije: confesaré mis transgresiones a Jehová, y tú perdonaste la maldad de mi pecado... Tú eres mi refugio, me guardarás de la angustia; con cánticos de liberación me rodearás” Salmo 32: 1, 2, 5, 7. Creo que para muchos la paradoja sigue ahí y se estarán preguntando qué hago yo en un hospital, sometiéndome a un tratamiento para intentar prolongar esta vida terrena. Respondo que estoy verdaderamente agradecida y gozosa por la posibilidad que he tenido de llegar hasta aquí para intentar mi curación, porque si el Señor la ha puesto a mi alcance, ha de ser un paso necesario para el cumplimiento de su propósito en mi vida... Digo como el Apóstol Pablo en su carta a los Filipenses: ...antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte. Porque para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia. Más si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, no sé entonces qué escoger, porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor; pero quedar en la carne es más necesario, por causa de vosotros. Y confiado en esto sé que quedaré, que aun permaneceré con todos vosotros, para vuestro provecho y gozo de la fe, para que abunde vuestra gloria de mí en Cristo Jesús por mi presencia otra vez entre vosotros... Filipenses 1: 20 – 26 Las palabras de Pablo eran para los cristianos de Filipos, la ciudad al este de Macedonia, a 17 km del mar Egeo, llamada así en memoria de Filipo II de Macedonia, padre de Alejandro Magno... Yo me hago eco de ellas y van dirigidas a mis seres queridos, familiares, amigos, hermanos de la Iglesia, pero también a todas las personas que voy conociendo a través de esta experiencia... Mi corazón anhela proclamar la Buena Noticia de que hay salvación para todas las personas que quieran aceptar el regalo del Cielo... Es necesario que se sepa que ese Cielo no puede ganarse por buenas obras porque éstas nunca lo serán suficientemente para agradar a Dios. El ser humano tiene sed de Dios porque fue creado para estar con Dios... El pecado lo ha separado de Dios. A la hora de elegir libremente entre la luz y las tinieblas, el hombre desechó la luz y se quedó en tinieblas. Esas tinieblas son las que envuelven todos los crímenes, las guerras, actos terroristas, delitos de toda clase, fraudes, engaños, desencuentros entre los políticos, afanes egoístas, deseos de venganza, destrucción de la familia, enfermedades, destrucción del medio ambiente y un largo etcétera que recorre todos los ámbitos: el mundo, las naciones, los pueblos, los vecinos, nuestras casas, nuestros corazones individuales... Poco y nada podemos hacer en los ámbitos mayores, los deseos de justicia se ven inmediatamente contaminados por el veneno de la crítica destructiva, la expresión de la desesperanza y de la queja, la permanente visión de la paja en el ojo ajeno sin ver la viga en el propio. Sin embargo, Dios ha provisto solución, Dios anhela que el hombre se vuelva a Él, que lo elija a Él... Por eso ha enviado al Salvador, a su Hijo amado, para que todo aquél que en Él crea, tanga Vida Eterna... “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquél que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” Juan 3:14, 15. Para terminar, por hoy, está claro que un día deberemos partir de este mundo, pero que eso que llamamos muerte no es más que un tránsito a otra forma de vida, tanto más gloriosa cuanto más nos acerquemos en esta vida al que es Rey de reyes y Señor de señores (Apocalipsis 19. 16) De pronto me he puesto a pensar qué zapatos y qué bolsos llevaré al congreso..."
Posted on: Tue, 02 Jul 2013 18:51:00 +0000

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