SOSPECHA INESPERADA Salia Tom como cada día después de una - TopicsExpress



          

SOSPECHA INESPERADA Salia Tom como cada día después de una jornada de trabajo y de vaciar su cabeza de números préstamos y balances que a menudo resolvía con aquella profesionalidad, la misma que la ha llevado a ostentar el puesto de director en la entidad financiera. Ya contaba sus cincuenta y seis años, para él lo más importante dentro de su ordenada vida, seguía siendo su familia, para Tom el amor a su mujer Susan y el cariño y adoración hacia su hija Laura era lo más importante junto con su trabajo, de creencias religiosas, y raíces conservadoras con una educación y conducta intachable, todo esto le hacían participe y piedra angular dentro del seno familiar, felizmente casado con Susan una mujer de su tiempo culta pero tradicional y familiar como Tom, su hija Laura un niña que ellos decidieron adoptar a finales de los setenta, tres años después de casarse, que han educado en valores y de la que dan gracias a Dios, pues ella ha sido una hija cariñosa y agradecida con sus padres, y los ha querido siempre con locura. Susan no podía concebir, por lo tanto decidieron ambos que sería la persona perfecta para formar la familia. Tom siempre ha llevado como su punta de lanza sus valores, y el buen hacer de él y los suyos, y como tal la referencia de su familia, y el modelo a seguir para muchos que le conocen. Tom regresaba camino a su casa situada en un barrio residencial de clase media a las afueras de la ciudad, conduciendo su flamante y cuiadado coche y como siempre deseando verlas a ellas, la guinda a su jornada. Una vez aparcado, Tom se dirigió hacia la puerta de entrada de la casa, que él suele llama hogar familiar, una casa victoriana con jardín y nada desmerecedora, mientras Tom estaba frente a la puerta dando vueltas a ese manojo de llaves en su mano, oyó voces dentro de la casa que procedían de la cocina, en las que pudo escuchar como alguien le nombraba, entonces se detuvo, eso no era habitual, así que miro hacia allí, y se apresuró a acercarse a la ventana pero con sigilo, su curiosidad le podía, así que se agazapo con sumo cuidado y logro tener una visión más o menos clara, la ventana estaba algo levantada y entre las cortinas entreabiertas pudo distinguir que junto a la mesa central de la cocina se encontraban las dos mujeres más importantes de su vida, su mujer Susan y su hija Laura, ellas conversaban pero no precisamente con gran armonía o normalidad y sus caras delataban que algo no iba bien, su mujer con bastante preocupación y su hija Laura algo desconcertada. Percatado por la situación, no hizo otra cosa que concentrarse en escuchar todo lo que ellas estaban hablando, necesitaba saber que pasaba, si podría ser algo sobre él, quizás malo, alguna sorpresa o comentario positivo, una posibilidad de llenar su ego, ya le empezó a morderle la curiosidad y cada vez más. De pronto él pudo escuchar a su mujer pero esta vez ya con más claridad. —¡Te refieres a Tom! Tu padre? —dijo Susan—. ¡Por dios no lo digas ni en broma!. —Si mama el mismo —dijo Laura mientras apenas miraba a su madre. Casi atónito quedo Tom después de aquello, ya no había marcha atrás, y aunque esas cosas no son propias de él, no pudo resistir la tentación de seguir con mucha atención lo que ellas dos se decían, el permaneció sin apartar la mirada atento pero oculto, con las manos apoyadas en el borde de la ventana y con cuidado, porque no quería ser descubierto en semejante tesitura. Ellas seguían en una conversación que empezaba a ponerse cada vez mas tensa. —Pero desde cuándo y cómo? —dijo su madre muy alterada—. Por favor mírame a la cara, dime que esto no es verdad. —Si mama además llevo mucho más tiempo enamorada del que imaginas. —¡No Laura! —dijo su madre mientras rompía casi a llorar. —Si mama, lo siento pero es la verdad. —Laura, no sabes lo que estás diciendo —Insistía su madre casi sin creer aun lo que escuchaba. —Por favor no deberíamos hacer un drama de esto —dijo Laura. —¿Que te ha pasado?, hija tu juventud te está confundiendo. —Susan no dejaba de mirar a su hija entre incredulidad y lágrimas. —Sé que solo tengo veinte años, pero me considero toda una mujer para saber cuáles son mis sentimientos hacia alguien. —Sabes que serán muchos años de desvergüenza, y ¡cómo nos va a mirar todo el mundo! —dijo su madre. —No me importa lo que pueda pensar nadie. —Ella tomo una postura valiente. Su madre empezó a entender que todo esto iba muy en serio, pero para ella era algo que le superaba. —Laura, te he criado y tú no actúas así, eres mi hija y ahora no te reconozco. —decía su madre que estaba muy alterada, abatida entre lágrimas. —No es culpa tuya, hay aspectos de mi vida, los más íntimos que tú no podías conocer. — Hija no quiero saber más, por favor no digas nada —Decía su madre ya bastante. Abatida—. ¡Que hemos hecho mal dios mío! —exclamo su madre entre llantos. —Esperaba tu apoyo mama, no esto, ¡por favor!. —¡No estas preparadas para algo así!. —Sí, mama, ¿no estarás celosa?. —Celosa? No sabes lo que dices. —Estoy preparada y con ganas de afrontarlo, tú ya tuviste tu oportunidad. —¡Es completamente distinto!. —dijo su madre levantando la voz. —Mama! Hay más —Laura le Mostraba un sobre que llevaba consigo. —Qué es eso? —Es la prueba —mientras se acercaba para entregarlo a su madre. —Que prueba?, ¡no quiero ver nada! —Si mama. —Por favor ya he tenido suficiente no ¡quiero saber nada más!—decía Susan mientras se lamentaba y miraba a su hija con pena e indignación. —Es una prueba de amor y aquí se encuentra parte de mí y mis sentimientos, así que no tengo inconveniente en leerla cuando llegue papa, estoy muy enamorada eso importa y él tiene que saberlo. Susan su madre, no dejaba de llorar, estaba tan rendida y abatida, que se dejó casi caer sobre aquella mesa de madera, con esa mezcla de sentimientos, entre pena por su hija, y a la vez desesperanza y miedo por todo aquello que le venía encima. Laura sin mediar palabra tomo una postura valiente, esperando a su padre, dispuesta a llegar al final y a enfrentarse a quien se pusiera por delante, por defender sus sentimientos y su futuro, Laura sostenía aquel sobre. Entre tanto Tom en el otro lado de la ventana, estupefacto se alejó despacio sus oídos le retumbaban con lo que había escuchado, tenía el pulso muy acelerado y casi en estado de shock, no tenía fuerzas para entrar ahora, todo esto le sobrepasaba, no sabía qué hacer, no estaba preparado para algo así, volvió al coche y se quedó allí unos minutos sentado recuperando el pulso y pensando sobre todo aquello. Todo su universo de realidad se desplomaba ante sus ojos, una persona tan tradicional tan equilibrada, no podía dilucidar más allá de la simpleza, para él era entender casi literalmente lo que desde aquella cocina se decía. No se sentía preparado para algo así, Tom se miraba en el espejo retrovisor y apoyo sus manos en el volante que agarraba con fuerza, estaba muy tenso. Cuando pasaron los minutos y se tranquilizó, comenzó a pensar y darle vueltas de como su hija podía tener los sentimientos confundidos, se empezó a sentir culpable por que quizás peco en exceso de cariño o demasiado proteccionista con ella, un sinfín de cosas que no paraban de dar vueltas en su cabeza, “quizás la naturaleza pueda más que la razón” se preguntaba Tom una y otra vez. Que error podía haber cometido para que su hija tuviese semejantes dudas sentimentales hacia él, ¿qué le podía el decir?, era la primera vez que Tom debía afrontar un asunto de gran calado familiar y de semejantes proporciones. Por vez primera discernía sobre si tenía algo que ver, que su hija no llevara su sangre, siempre ha sido consciente de no es su hija biológica, pero jamás eso ha supuesto ninguna traba para criarla y quererla como su verdadera hija, ni el más mínimo atisbo de duda había rondado su mente hasta este momento. Ahora por primera vez empezaba a vislumbrar que algo así solo puede ocurrir en tales circunstancias. No podía pensar más allá de lo que sus arraigadas doctrinas morales y su postura ambigua le dejaban ver en el estricto sentido de las relaciones personales. Tom decidió que era hora de afrontar esto, un miedo de su cuerpo yacía cuando pensaba en lo que su hija le iba a contar. Se bajó del coche en un impulso, y se dispuso a abrir la puerta de la casa, iba con la lección aprendida, debía sacarle esas idioteces a Laura, debía ser tajante. El abrió la puerta despacio, exclamo en voz alta ¡ya estoy en casa! , ambas se pararon. —¡Tom estoy en la cocina! —Exclamo Susan—. ¡Ven date prisa!. —Hola cariño —dijo Tom mientras se acercaba y besaba a su mujer.— ¿Qué Te pasa?.—dijo Tom con cara de preocupación. —Hola Papa —saludaba Laura con cara de aquí no pasa nada papa. —¡Laura! ¿Pero que os pasa? Qué Ocurre? —Volvía a Decir Tom con cara de sorpresa fingida. —Hay algo muy importante que debes saber, —contesto Laura mientras se acercaba a su padre con un sobre en la mano—. Tom no tenía fuerzas para seguir negando lo que ya sabía, no quería escucharlo de ella, así que decidió, adelantarse a su hija, dejo de fingir. —Veras Laura antes que digas nada, ya está bien de esta falsa —contesto su padre—. Antes de que digas algo, debo decirte que lo sé todo. —¿Cómo? —Os he podido escuchar hablando desde el otro lado de la ventana. —Papa, ¿Entonces ya lo sabes?—contesto mientras le miraba a los ojos. —Si lo sé. —Dime entonces, ¿y qué piensas Papa?. ¡Dime que no estoy equivocada! —Laura hija, ¿cómo puedes ser tan cínica?, como te atreves a tratar esto como si fuera algo normal. —¿Pensaba que tu si?… —Laura Incrédula rompió a Llorar dejo el sobre encima de la mesa y salido de la cocina entre lágrimas muy afectada. —¡A dónde vas Laura vuelve aquí! —exclamo Tom. —¿Vas a dejar que se marche así? —dijo su mujer. —Déjala. —contesto él. El tomo el sobre donde pudo leer de que se trataba, no dejaba lugar a dudas se trataba de una prueba de embarazo, y por su cara de sorpresa, exclamo ¡por el amor de dios! su mujer se acercó a él. —Tom ¿qué es lo que te sorprende tanto? —pregunto su ella viendo que él no mediaba palabra alguna. —¡No te das cuenta¡. —Exclamó Tom —Esto es una prueba de embarazo de Laura?. —Si claro es la prueba que quería que viésemos. —Pero esto significa que.. —Tom abría ese sobre cómo alguien que recibía la mejor noticia de su vida —¡Qué te pasa! ¿Qué hace tan feliz? —Reprochaba Laura que no acaba de entender nada—. Tom, ¿es todo cierto? creo que deberías hacer algo, esto no puede seguir adelante. —Tom saco del sobre una prueba de embarazo de su hija, junto a una foto de un chico, atractivo de buena apariencia pero que ellos jamás habían visto ni conocían. Laura se acercó y le dijo a Tom. —Ves aún tiene el descaro de dejarnos una foto del cómplice, por no llamarle otra cosa, ¿cómo ha podido hacernos esto?, y con alguien que no ha pisado esta casa, sin casarse aún, encima esta de casi cuatro meses, solo dios sabe de dónde viene—. Decía Susan mientras atormentaba a Tom con sus palabras. —Susan!, —exclamó Tom—. Antes de entrar por esa puerta, pensé que mi vida y la de mi familia se desmoronaba, no sé cómo he podido dudar que mi hija. He entrado por esta puerta y la he juzgado sin motivos, más que llevado por una sospecha totalmente infundada y por mi carácter, no la he dejado ni que se explicara, Susan ¡no hay nada de que temer!, todo estaba en mi cabeza. Ahora sé, que todo es distinto, hoy es un día importante y feliz para para todos, ¡nuestra niña va a ser mama! —exclamaba tono con una felicidad que le invadía, era el contrapunto a todo aquello—. Va a traer al mundo a una criatura Susan, algo que nosotros no pudimos vivir. Cariño he de decirte que es la sorpresa más grande que me he llevado, ¡Abre una botella ahora mismo! —Susan se quedó con la boca abierta, y al poco se fue contagiando por Tom, empezó a reflexionar sobre todo aquello, a tener más seguridad, ahora Susan se dispuso a hacer todo lo que él le pedía—. En cuanto a Laura voy a darle un abrazo, ¡y que demonios! quiero conocer al padre, quien es ese hombre que le he robado el corazón a mi niña, y el partícipe de que vayamos a ser abuelos.
Posted on: Tue, 03 Dec 2013 04:24:44 +0000

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