Salmos 13 (RV60) - Plegaria pidiendo ayuda en la aflicción. Salmo - TopicsExpress



          

Salmos 13 (RV60) - Plegaria pidiendo ayuda en la aflicción. Salmo de David. 1 ¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí? 2 ¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma, Con tristezas en mi corazón cada día? ¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí? 3 Mira, respóndeme, oh Jehová Dios mío; Alumbra mis ojos, para que no duerma de muerte; 4 Para que no diga mi enemigo: Lo vencí. Mis enemigos se alegrarían, si yo resbalara. 5 Más yo en tu misericordia he confiado; Mi corazón se alegrará en tu salvación. 6 Cantaré a Jehová, Porque me ha hecho bien. También este salmo es de David, salmo de lamentación amarga que acaba con profesión de confianza y alabanzas a Dios. Tampoco se sabe con ocasión de qué particular aflicción fue compuesto. I. David se queja de que Dios tarda en prestarle auxilio (vv. 1, 2. Nótese ese cuádruple "¿Hasta cuándo?" en dos versos.) II. Ruega fervientemente a Dios que considere su caso y venga en su auxilio (vv. 3, 4). III. Se asegura a si mismo de obtener respuesta de paz y, por tanto, concluye el salmo con notas de gozo y triunfo, pues sabe que su liberación es tan segura como si ya estuviese realizada (vv. 5, 6). Versículos 1-6 David, en su aflicción, derrama aquí su alma delante de Dios. 1. Siempre causa alivio al ánimo turbado dar suelta a sus pesares, especialmente ante el trono de la gracia, donde estamos seguros de hallar a uno que es afligido en las aflicciones de su pueblo (Is. 63:9). Allá tenemos acceso libre mediante la fe, literalmente "libertad de palabra" (gr. Parrhesía). David llego a pensar que Dios se había olvidado de él. No es que una buena persona pueda dudar de la omnisciencia, de la bondad y de la fidelidad de Dios, pero en un momento de enfado y temor puede oscurecerse la mente y, cuando surge de una alta estima y de un ferviente deseo del favor de Dios, aunque no exima de culpabilidad, puede perdonarse y excusarse, pues una segunda reflexión llevará a la retractación y al arrepentimiento. Su mente estaba llena de preocupación por lo que él creía el olvido de Dios (v. 1), la congoja le llenaba el corazón cada día (v. 2). El pan de aflicción es algunas veces el pan cotidiano del santo. Nuestro Señor mismo fue "varón de dolores" (Is. 53:3). La insolencia de sus enemigos añadía nuevo pesar a la amargura de David. De ahí ese, cuatro veces repetido, "¿Hasta cuándo?" y ese "para siempre" del v. 1. Como diciendo: "¿Cuándo se va a acabar esto? ¿Va a durar indefinidamente?" Es una tentación muy corriente, cuando una aflicción dura mucho, pensar que no se va a acabar nunca; entonces la desconfianza se convierte en desesperación, y quienes por largo tiempo han estado sin gozo, comienzan, a la larga, a estar sin esperanza. 2.Sus quejas sirven de pábulo a sus plegarias (vv. 3,4). Nunca nos debemos permitir ninguna queja sino la que podamos derramar en presencia de Dios y la que nos lleve a ponernos de rodillas. David pide a Dios que mire, que considere su caso, que le responda en cuanto al objeto de sus quejas, y que le alumbre los ojos, no los de la cara, sino los del corazón (Ef. 1:18): los ojos de la fe por medio de la cual pueda ver por encima, y a través, de las cosas que se perciben con los sentidos. Como diciendo: "Señor, ayúdame a ver más allá de mis presentes apuros y a prever un feliz resultado de e1los." Si no hay lumbre para sus ojos, se siente cercano a la muerte. Pero no es sólo por escapar del sueño de la muerte por lo que pide alivio, sino también para que no se alegre su enemigo diciendo: "Lo vencí; ha caído; he prevalecido contra Él y contra su Dios" (v.4) 3. Sus plegarias se cambian pronto en alabanzas (vv. 5, 6): "...Mi corazón se alegrará". ..Cantaré a Yahweh..." ¡Qué cambio tan sorprendente en tan pocas líneas! Al comienzo del salmo, tenemos a David desanimado, acongojado, presto a hundirse en la melancolía y la desesperación; pero al final le vemos regocijándose en Dios y exaltado en alabanzas al Señor. Véase el poder de la fe y el poder de la oración, y cuán bueno es acercarse a Dios. «En otros momentos de apuro —parece decir David— he con fiado en la misericordia de Dios y nunca me ha fallado; por eso, también en medio de la presente aflicción, cuando parece que Dios esconde de mí su rostro, cuando hay fuera conflictos y dentro temores (2 Co. 7:5), he con fiado en la misericordia de Dios y ella ha sido para mí ancla en la tormenta, con cuya ayuda, aunque he sido zarandeado, no he sido anegado. La fe en la misericordia de Dios llenaba el corazón de David de gozo en la salvación que Dios le concedía (v. 5), pues el gozo y la paz vienen por el creer (Ro. 15:13). "...en quien creyendo... os alegráis" (1 P. 1:8). Por eso, termina David diciendo (v. 6): "Cantaré a Yahweh; cantaré en recuerdo del bien que me ha hecho en otras ocasiones y, aunque nunca llegase a recobrar la paz que entonces tuve, siempre cantarla igualmente sus alabanzas.» Nota del traductor: Para información de nuestros lectores, es de notar que algunos autores, para mejor mantener la unidad del salmo, rechazan el brusco cambio que nuestras versiones efectúan en el v.5. Así, por ejemplo, Arconada traduce los vv. 5 y 6 del modo siguiente: «No vaya a decir mi enemigo: "Le pude" (v. 4 en nuestras versiones), ni mis contrarios vayan a regocijarse si llegare a caer, cuando yo a tu bondad me he con fiado. Mi corazón pueda regocijarse en tu salvación, pueda yo cantar a Jehová: "Me ha sido benéfico".» Ligeramente distinta es la traducción de la Biblia de Jerusalén. Sin embargo, el texto hebreo, aunque no de una forma decisiva, favorece a nuestras versiones, como lo reconoce la Nueva Biblia Española.
Posted on: Tue, 10 Sep 2013 20:25:15 +0000

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