Soliloquio del Individuo (Nicanor Parra) Yo soy el Individuo. Primero vivà en una roca (allà grabé algunas figuras). Luego busqué un lugar más apropiado. Yo soy el Individuo. Primero tuve que procurarme alimentos, buscar peces, pájaros, buscar leña (ya me preocuparÃa de los demás asuntos). Hacer una fogata, leña, leña, dónde encontrar un poco de leña, algo de leña para hacer una fogata, yo soy el Individuo. Al mismo tiempo me pregunté, fui a un abismo lleno de aire; me respondió una voz: yo soy el Individuo. Después traté de cambiarme a otra roca, allà también grabé figuras, grabé un rÃo, búfalos, grabé una serpiente, yo soy el Individuo. Pero no. Me aburrà de las cosas que hacÃa, el fuego me molestaba, querÃa ver más, yo soy el Individuo. Bajé a un valle regado por un rÃo, allà encontré lo que necesitaba, encontré un pueblo salvaje, una tribu, yo soy el Individuo. Vi que allà se hacÃan algunas cosas, figuras grababan en las rocas, hacÃan fuego, ¡también hacÃan fuego!, yo soy el Individuo. Me preguntaron que de dónde venÃa. Contesté que sÃ, que no tenÃa planes determinados, contesté que no, que de ahà en adelante. Bien. Tomé entonces un trozo de piedra que encontré en un rÃo y empecé a trabajar con ella, empecé a pulirla, de ella hice una parte de mi propia vida. Pero esto es demasiado largo. Corté unos árboles para navegar, buscaba peces, buscaba diferentes cosas (yo soy el Individuo). Hasta que me empecé a aburrir nuevamente. Las tempestades aburren, los truenos, los relámpagos, yo soy el Individuo. Bien. Me puse a pensar un poco, preguntas estúpidas se me venÃan a la cabeza, falsos problemas. Entonces empecé a vagar por unos bosques. Llegué a un árbol y a otro árbol, llegué a una fuente, a una fosa en que se veÃan algunas ratas: aquà vengo yo, dije entonces, ¿habéis visto por aquà una tribu, un pueblo salvaje que hace fuego? De este modo me desplacé hacia el oeste acompañado por otros seres, o más bien solo. Para ver hay que creer, me decÃan, yo soy el Individuo. Formas veÃa en la obscuridad, nubes tal vez, tal vez veÃa nubes, veÃa relámpagos; a todo esto habÃan pasado ya varios dÃas, yo me sentÃa morir; inventé unas máquinas, construà relojes, armas, vehÃculos, yo soy el Individuo. Apenas tenÃa tiempo para enterrar a mis muertos, apenas tenÃa tiempo para sembrar, yo soy el Individuo. Años más tarde concebà unas cosas, unas formas, crucé las fronteras y permanecà fijo en una especie de nicho, en una barca que navegó cuarenta dÃas, cuarenta noches, yo soy el Individuo. Luego vinieron unas sequÃas, vinieron unas guerras, tipos de color entraron al valle, pero yo debÃa seguir adelante, debÃa producir. Produje ciencia, verdades inmutables, produje tanagras, di a luz libros de miles de páginas, se me hinchó la cara, construà un fonógrafo, la máquina de coser, empezaron a aparecer los primeros automóviles, yo soy el Individuo. Alguien segregaba planetas, ¡árboles segregaba!, pero yo segregaba herramientas, muebles, útiles de escritorio, yo soy el Individuo. Se construyeron también ciudades, rutas, instituciones religiosas pasaron de moda, buscaban dicha, buscaban felicidad, yo soy el Individuo. Después me dediqué mejor a viajar, a practicar, a practicar idiomas, idiomas, yo soy el Individuo. Miré por una cerradura, sÃ, miré, qué digo, miré, para salir de la duda miré, detrás de unas cortinas, yo soy el Individuo. Bien. Mejor es tal vez que vuelva a ese valle, a esa roca que me sirvió de hogar, y empiece a grabar de nuevo, de atrás para adelante grabar el mundo al revés. Pero no: la vida no tiene sentido.
Posted on: Fri, 15 Nov 2013 16:31:42 +0000
Recently Viewed Topics
© 2015