Sonetos descompensados, notas alegres y tristes que van y vienen, - TopicsExpress



          

Sonetos descompensados, notas alegres y tristes que van y vienen, momentos, instantes fugaces. Probadores y acongojados, desertores del miedo y la injuria, valedores de una moral y también los inmorales. Rocas y arenas, olas y playas, océanos y mares, lagos y rios. Gatos todos. Escuchando jazz. Cadenciosa llegaba hasta mi melancolía aquella balada. El vecino de la terraza de al lado era un virtuoso. Te transportaba a una película diferente, con otra luz, otros matices. Un saxo tenor. Espectacular, bajo una noche tranquila y estrellada. Solo la revolvía el tortuoso drama de mis pensamientos. -Pareces gilipollas.-, dijo Sordo. -¡No te cansas núnca de insultarme!-. Le contesté. Se dió media vuelta y se puso un chupito. Aquello ya era el cólmo. Había dejado de ser abstemio y hasta se bebía mi güisqui. -¡Es que és gilipollas! ¿cuantas veces tendré que decirle que le llamo por su nombre?-. Mascullaba el cabroncete de Sordo para sí. -¡Te estoy oyendo!-, grité. Él se puso otro chupito y me miró con desdén. No dijo nada. -¡Eso, hazme el vacio!-, insistí. Con elegancia se acarició con su pata a modo de aplacar un picor fingido. Le encantaba retarme. El saxo del vecino me mantenía tranquilo, pero le miré realmente cabreado. Me serví una vodka helada y al mirar desde la terraza hacia la calle mientras paladeaba el destilado de suero de leche de burra, agarrándome a la barandilla, volteé la cabeza y le dije al gato: Haí está tu amada Srta. Rodriguez, ¡Romeo!.-. -¡Pues ála, largando colega, que ella y yo tenemos mucho de que hablar!-. Añadió el felino. -¡Há!. ¡Que te crees tu eso peluche maloliente!.-. -¡Éh!, sin faltar.-, respondió orgulloso Sordo. -¡Venga gato, que tu me vienes insultando todo el dia!, no te hagas el remilgón educadito.- -Insisto. Yo no te insulto, te llamo por tu nombre.. Ahí ya no pude mas, agarré a correr tras él, pero incapaz de alcanzarlo, pillé la escoba y le dí terrible empujón para echarlo de casa. -¡Cógete tus veinte putitos euritos y te vas vos de farra con ella. Hoy me quedo yo en casa. ¡Ah!, y no vuelvas antes del amanecer. Sordo salió disparado. Respiré tranquilo y me sente cinco minutos. El tiempo que tardó mi vecno en ensayar su ultimo tema. Con una calma premeditada puse, ahora sí, musica enlatada. Pero era un gran disco de jazz. Desde la calle escuché: ¡Ya llorarás mi auséncia!-, era Sordo gritándome. Para mis adentros murmuré -Ni siquiera tú sabes cuanta razón tienes-. Me preparé una tostada con tomate y anchoas y una copita de vino. Un tinto excelente que me habían regalado. Un Oliver Conti Resrva. Magnífico. Me dispuse a ver una película pero lo unico que recordé al despertar eran los creditos iniciales, ni siquiera era capaz de tener claro de que película se trataba. Sordo roncaba a mi lado. Me había dejado una nota. Decia: ¡Cuidado, no te muevas mucho, que la Srta. Rodriguez está enroscada entre el edredón y yo. És un amor, ha dejado preparado el desayuno. Luego ya hablamos para el vermouth. No lo podía creer, ¡estaba en medio de un menage a trois!. ...aunque bién pensado, y con la perpesciva del desayuno por delante, decidí que siguieran retozando. La imagen que ofrecían era incluso mas dulce que el caramelo. Bebí el zumo de naranja, y después de servime un café, mordí una tostada con mantequilla y memelada. Crujiente. Sordo abrió un ojo, parpadeó y continuó allí con su amada. Suspiré soriendo y me dije: Este gato me tiene robada el alma pero merece la pena. És un genio. El Pera. Buenos dias y buenas noches.
Posted on: Sun, 10 Nov 2013 11:31:53 +0000

Trending Topics



Recently Viewed Topics




© 2015