Un excelente texto a la mano de Pedro de la Hoz... sencillamente - TopicsExpress



          

Un excelente texto a la mano de Pedro de la Hoz... sencillamente genial... ¿Ecuación maldita? Ana le pide a Basilio una pizza. Ella piensa que es su día de suerte: el restorán medianamente ocupado y la hora apropiada para que el servicio fluya. Corrige el tiro; una no, tres pizzas; comerá la primera y las restantes las llevará al hogar para el marido y la hija, y así evitarse en la noche los trajines de la cocina. Pasa una hora y Basilio no responde. Ana reclama y aquel le dice que no tiene culpa de la demora, que el gas no tenía potencia y en cuanto a las pizzas para llevar lo siente mucho, pero si no trae una bolsa se las tendrá que llevar en la mano. Tres plastones renegridos por un lado y medio crudos por el otro aparecen en la mesa. A Basilio se le rompe el radio. Se desespera porque no puede seguir jugada tras jugada los desafíos de su equipo de béisbol. Temprano en la mañana se dirige al taller de reparaciones. A los pocos minutos lo atiende Carlos. Este, con solo una breve ojeada al equipo, le comunica que no hay piezas de repuesto, que están en falta. Pero al ver el semblante desconsolado de Basilio, le dice en voz baja: "Socio, todo se puede arreglar por la izquierda afuera del taller; esos tipos que ves allí, tienen lo que necesitas¼ ". Carlos reside a más de tres kilómetros de su centro de trabajo. Exactamente a cuatro paradas en un ómnibus articulado. A veces toma un auto de alquiler, pero la cuenta no le da para todos los días, ni aun con trabajitos extralaborales. Pero, qué cosa, no hay manera de que el ómnibus se detenga en la parada. O lo hace antes o después; y Carlos, aquejado de várices, no puede correr. Daniel se nombra el chofer del metrobús. Se queja de las turbamultas, de la poca cooperación de los viajeros para acomodarse y permitir el acceso a más personas. Lo resuelve a su manera, decidiendo cuándo y dónde para. Cada noche está hecho tierra y se refugia junto a su compañera de años en la barbacoa. Pero en la esquina se dispara la música en uno de esos contenedores, rodeados de tres maltrechas mesas metálicas con sillas ferrosas soldadas a sus estructuras, donde se expende cerveza y ron planchao. Hoy ha decidido cazarle la pelea al jefe de turno del puesto, Eduardo, pero este le sale al paso: "Mi hermano, los clientes mandan y quieren diversión. No cojas lucha¼ ". Eduardo cuadra la caja a altas horas de la madrugada y apenas duerme. Debe resolver un trámite que se le ha hecho engorroso, el visto bueno de la arquitecta de la comunidad, Felicia, para obtener la licencia y reparar su vivienda. Pero Felicia casi nunca está disponible, por hache o por be, nadie sabe de ella; y Eduardo ha tenido que dedicar cinco mañanas del mes para obtener el dichoso documento. Felicia sufrió semanas atrás un accidente y para la plena recuperación del hombro afectado requiere terapia de rehabilitación. En el policlínico ese servicio debe comenzar a las 8:00 a.m. pero al cabo de media hora, nada. ¿Habrá enfermado la fisioterapeuta? Felicia averigua y no, ella está allí, en la recepción escuchando hasta el último detalle del capítulo que perdió anoche de la telenovela. Una compañera la reprende: "Ana, hay pacientes esperando¼ ". ¿Hasta cuándo tendremos que permitir esta ecuación maldita en la prestación de servicios públicos? ¿Por qué A debe padecer el maltrato de B; B la convivencia de C con lo mal hecho; C los caprichos de D; D el irrespeto de E; E la falta de seriedad de F; y F la insensibilidad de A? Aun cuando sepamos que en la ocurrencia de las situaciones descritas —lamentablemente reales y cotidianas— mucho tiene que ver la falta de exigencia administrativa y la insuficiente compulsión por parte de las organizaciones políticas y sindicales en la base para que prevalezca el orden y la disciplina, cada uno de los Basilios, Carlos, Eduardos y Danieles y cada una de las Anas y Felicias de nuestra sociedad pudieran mirarse en los espejos de la solidaridad, la amabilidad, el buen trato y la satisfacción del deber cumplido, muchos más nítidos y reconfortantes que los turbios reflejos de la desidia y la indolencia. ¿Por qué no desterrar los círculos viciosos y fomentar en nuestra sociedad múltiples y permanentes círculos virtuosos?
Posted on: Tue, 24 Sep 2013 13:02:05 +0000

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