Un hombre de familia, al ir pasando los años, aumento considerablemente la frecuencia de sus llamadas telefónicas a los hijos, eran estas sus únicas instancias de vida en un hogar integro. Les preguntaba al principio las típicas trivialidades que un hijo se deja escapar a los oídos de sus padres, pero con el tiempo se sintieron más cómodos, una suerte de complicidad; la misma que sientes cuando sacias tu intimidad confesándole algo a un extraño. Este hombre vivía una vejez acomodada que le concedía bastante libertad. Al correr del tiempo comenzó a respirar su propia versión de las vidas de sus hijos, datos de acá, información de por ahí, lo que le paso a Carla, el problema con Roberto, la nueva pega “importante” del esposo de Camila. Hasta que apoyado del argumento, para no parecer ridículo, de que: “Todo hombre debe plantar un árbol, Construir una casa, tener hijos y escribir un libro!” Decidió que definitivamente, faltaba el libro. ¿Creo que es fácil deducir en que trama está pensando el vejete no? Bueno así empezó a contarles su intención a sus hijos, siempre mencionando que las ganas y la determinación estaban puestas sobre esta empresa (entonces sus hijos le compraron). Al poco tiempo eran ellos quienes llamaban, luego se presentaron en persona, uno a uno fueron llegando a contar sus anécdotas y episodios que adornaban con palabras como importante o difícil. Primero como excusa, luego lo aceptaron; querían su parte en la historia del viejo. De un momento a otro, sus hijos habían tomado la soledad del viejo y la habían dejado escondida en algún lugar de su casa, porque una vez terminado el libro, lo hacía también y por una vez más, la familia. Aun así, sin lugar a dudas este hombre tuvo familia por segunda vez, una que duro para siempre porque murió sin antes terminar el libro, nunca dejo de hacerlo, hasta la última saliva que gasto fue en una pregunta, un pequeño detalle quizás, que faltaba para articular alguna historia, esa del hijo de la hermana del… bueno quien sabe, nos importa la intención. ¿Es la trampa perfecta no? No habrá escapatoria, aunque no quieran participar de esta última actividad padre e hijo para decirme lo que habían vivido o lo que sabían, tendrán que lidiar conmigo una vez más, cuando sean mi público y lean las cosas que yo sabía de ellos. Así que bueno, llegue a la conclusión de que debo comenzar a hacer de esta obligación de hombre, algo importante. Buscar alguna editorial grande, un amigo importante o quizás, en el peor de los casos, convertirme en escritor. Así, si tengo algo de suerte, mis hijos me amaran por siempre. Apelando a sus corazones egocéntricos, malditos bastardos.
Posted on: Wed, 24 Jul 2013 08:58:23 +0000
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