Un mensaje poco predicado Tristemente la iglesia ha olvidado - TopicsExpress



          

Un mensaje poco predicado Tristemente la iglesia ha olvidado predicar principios fundamentales, la gente no quiere oír temas como el pecado, y más triste aún; muchos predicadores no hablan de este tema y no lo predican por temor o por conveniencia y en algunos casos por ignorancia. Estamos en los tiempos que el apóstol Pablo dijo en su segunda carta a Timoteo, que llegaría el tiempo en que las personas no querrán escuchar las buenas enseñanzas, sino que tendrán ganas de oír; pero de oír lo que ellos quieren oír y buscaran maestros que cumplan con sus expectativas y al final se apartaran de la verdad y se irán detrás de esas falsedades mitológicas, vendedores de indulgencias y que engañan con cuentos de hadas, reduciendo el evangelio, engañando o haciendo creer que la prosperidad se limita a lo material.(paráfrasis personal) Pero como diría el título del espacio de la columna de opiniones de la Prensa libre del Dr. Berberían “SI ME PERMITE”. Si me permite, déjeme aclararle que: No podemos dar una aspirina a quien se está muriendo de sida, no podemos tratar superficialmente una enfermedad interna. Hoy mucha gente no quiere oír, cuan perdido está, no quiere escuchar que todavía tiene pecado, que todavía le falta más purificación, más santidad. El otro evangelio le dice que usted no tiene que arrepentirse, solo crea en Jesús, solo acepte, pero no le invitan al cambio, no le fomentan el seguimiento.. el evangelio tristemente se está quedando sin sabor. Ese es el otro evangelio.. pero el evangelio de Cristo es amor, es gracia, es por fe, pero también es puro, santo, debe cuidarlo, debe cambiar, arrepentirse y santificarse. La gente no quiere oír de limpieza puesto que requiere trabajo, requiere entrega, no quieren compromisos con la vida cristiana, sólo quieren que se les atienda, que se les escuche, que se les contemple, que se les consienta.. gente mimada!! … y con eso, están contentos!! No quieren venir al altar, quieren enviar a su representante, quieren que otros lo hagan por ellos, esperan que el pastor o el predicador “X” les ponga manos y con eso serán salvos… el problema que usted es el que tiene que presentarse vivo en el altar del sacrificado; pero a muchos no les gusta meter las manos al fuego. Mi querido amigo, si no quieres escuchar este tipo de mensaje, pues ve a pecar, pero hazlo bien (no a escondidas), pero si vas a ser cristiano también hazlo bien, no puedes estar en ambos lados al mismo tiempo o eres o no lo eres; no puedes decir: “sólo esto o sólo aquello no puedo dejar de hacer” Apocalipsis 22:11 dice: El que es injusto, sea injusto todavía; el que es impuro, sea impuro todavía; el que es justo, practique la justicia todavía, y el que es santo, santifíquese más todavía. Si mi hermano, a ti te dedico este artículo, a ti, que todavía tienes pecados ocultos, que todavía piensas lujurias a escondidas, cuando nadie te ve, cuando nadie te oye, donde nadie te diga algo.. El amor de Dios no es ciego, es misericordioso, es gracia, inmerecida al ser humano, otorgada totalmente gratuita, pero una vez aceptado ese amor, ese amor cambia, ese amor transforma, ese amor requiere obediencia, invita a dejar de pecar. El Espíritu Santo desea hacer una cirugía a corazón abierto, una cirugía delicada, pero segura, una cirugía no sobre la piel sino dentro del cuerpo… Los médicos no van a recetar “aspirina” cuando detectan pulmonía, si yo fuera un médico, un buen médico, un médico por vocación no por motivación, yo le diría, óigame, esto hay que extirparlo, hay que combatir con eso, tenemos que encararlo, no me importa si no le agrada el sabor del medicamento, un buen médico no se anda con cuentos, un buen médico le dice la verdad. No lucra con su enfermedad. “La iglesia con frecuencia se desvía de la definición básica de pecado, no nos conectamos con su verdadero significado” John Bevere, como escribió este autor en su libro “Bajo el Abrigo” El pecado, la definición real de pecado según la Palabra de Dios, es la infracción a una ley conocida, es lo que separa al hombre de Dios, es estar destituido de la gloria de Dios, es muerte.. es el rechazo a la voluntad de Dios y dejarme llevar por mis propios deleites o propia voluntad. Muchos otros predicadores le dirán, tranquilo, relájese, no lo tome tan en serio, no hay problema, Dios lo ama, no importa lo que esté haciendo, lo importante es que está usted aquí. Está en el mejor lugar, venga a la iglesia, tome cafecito y galletitas, deje su diezmo y puede seguir pecando… A los que nos gusta un buen café, no nos gusta que nos lo diluyan con más agua de la necesaria, parecida al agua que sacan los calcetines sucios, tampoco podemos ni debemos presentar el evangelio diluido porque un evangelio diluido no es el verdadero evangelio, no es el evangelio de Jesucristo. Y aunque también no quieran aceptarlo, pero todos un día estaremos ante el Tribunal Supremo Celestial, todos y cada uno de nosotros, no podrá enviar a su represéntate, es usted quien deberá pararse frente a Dios y responder a las preguntas que Él le hará, todos un día entregaremos cuentas. La Biblia nos muestra que la mayoría del pueblo de Dios rechazaba siempre la palabra profética de Dios hablada por sus siervos, “arrepiéntanse de sus pecados… porque toda esta sociedad está a punto de caer bajo el juicio de Dios”.
Posted on: Mon, 15 Jul 2013 05:56:50 +0000

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