Una ferocidad desconocida El historiador católico Walter Duran - TopicsExpress



          

Una ferocidad desconocida El historiador católico Walter Duran escribe lo siguiente: "Con toda la tolerancia que se requiere de un historiador y que se permite a un cristiano, debemos colocar la inquisición... entre las manchas más oscuras en el registro de la humanidad, pues revela una ferocidad desconocida en alguna bestia". El propósito de esta obra no consiste en describir las monstruosidades llevadas a cabo por la iglesia de aquel tiempo. Lo que necesitamos entender es que detrás de todo esto estaba aquel que un día se levantó en el Cielo con la intención de apoderarse del gobierno divino y desvirtuar la Palabra de Dios, para convertirse él mismo en el centro de la adoración y la obediencia del Universo. Derrotado en el Cielo, Lucifer se trasladó a la Tierra y logró engañar a Adán y a Eva. Jesús vino a este mundo para rescatar a los seres humanos, y fundó la iglesia con el fin de que fuera una comunidad dedicada a la edificación mutua y al amor. Jesús dio su Palabra para que fuese la guía suprema de esta iglesia: "Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando", dijo antes de partir. Observemos que el enemigo, a pesar de que intentó destruir la iglesia mediante el poder político y militar del Imperio Romano, no lo consiguió. Mientras más cristianos mataban el emperador, más cristianos aparecían. El enemigo trató de desviar la adoración de Dios pretendiendo que se adorara al emperador, y tampoco lo consiguió. La iglesia conservó pura la doctrina que recibió de Jesús, y se mantuvo fiel a la Palabra divina. Pero si bien es cierto que el método de la violencia no le dio resultados. Lucifer comenzó a infiltrarse lentamente en la iglesia. Comenzó a mezclar el paganismo con el cristianismo. La Palabra de Dios dejó de ser el centro de la vida, y la doctrina de la iglesia fue reemplazada por tradiciones y mandamientos de hombres. La iglesia adquirió poder político y de ser perseguida en el siglo I, pasó a ser perseguidora en la Edad Media. El dirigente de la iglesia de aquel tiempo asumió prerrogativas divinas: comenzó a perdonar pecados, a condenar y absolver conciencias, a exigir adoración y a reclamar infalibilidad. ¿Te das cuenta de que el enemigo estaba consiguiendo lo que siempre quiso, a saber, usurpar la adoración y la obediencia debidas únicamente a Dios, el Creador? Al enfrentar un nuevo milenio, este asunto reviste especial importancia. No se trata sólo de religión; se trata de fidelidad o apostasía, de vida o muerte. Gracias a Dios, a lo largo de la historia siempre hubo un remanente fiel. Personas aparentemente insignificantes que siguieron adorando al Dios único y verdadero, y obedeciendo fielmente su Palabra. Durante la Edad Media fueron los valdenses y los cataros —conocidos también como albigenses— y algunos otros grupos pequeños que se escondían en las cavernas de los montes para poder obedecer a Dios sin sufrir la terrible persecución del poder que en "nombre de Dios" quería obligarlos a desobedecer la Palabra divina con el fin de adorar a seres humanos. Hoy ese remanente todavía existe. El Apocalipsis lo identifica claramente.
Posted on: Tue, 27 Aug 2013 22:13:36 +0000

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