Una palabra sazonada "Tu palabra es siempre con gracia, sazonada con sal, saber cómo deberías responder a cada uno". (COL 4:6) La Biblia nos enseña que debemos medir y medir lo que hablamos. En la charla muy proceden palabras tontas. Nuestra palabra debe ser sazonada con sal, es decir, debe tener una medida, porque la sal en pequeñas o grandes cantidades puede arruinar la comida, robar su gusto y, por tanto, la evaluación apropiada. Cuantificar las palabras La Biblia nos da una receta para mantener el equilibrio: el néctar que Jesús comió para discernir entre el bien y el mal, profetizado en Isaías 7:15. Siempre tenía en la boca una palabra de amor y de edificación. Jesús se encargó de la gente, amor y sanación a todos ministrado que vino a él. Como sus hijos, la promesa es que haríamos cosas más grandes que él era. Sin embargo, ¿cómo vamos a hacer si no tenemos una buena medida de la palabra? No debemos comer mucho cariño es lo que dice en Proverbios 25:27. ¿Quién come demasiada miel o cualquier otro tipo de alimentos puede enfermarse, perder la medida del equilibrio y de penetración, perdiendo así la armonía. Nuestras palabras deben ser dosificadas. Debemos mirar y ver por la cantidad de miel que nos estamos ingiriendo. Miel muy puede causar náuseas. A veces estamos hablando con la gente, soltando palabras y pensando que todo está bien, pero en realidad nuestras palabras son punto de partida. Miel puede ser comparado con azúcar que, en caso de exceso, es perjudicial, así como la sal. Tanto la miel y la sal son indicativos de que existe una dosis que no puede estar demasiado ni escaso. El ejemplo de Jesús La Biblia dice que Jesús comió la cantidad exacta de miel y mantequilla para discernir entre el bien y el mal. Todo lo que el Señor nos da es por la medida. Mantequilla y miel para comer, cuando sepa elegir lo bueno y rechazar el mal. (Es de 7:15). La miel aporta ajuste y penetración; la sentencia trae entendimiento; comprensión trae visión. Dios quiere que sus hijos tengan comprensión abierta para no arruinar un proceso. Mateo 5:13 dice que somos la sal de la tierra y que, como sal, nosotros no podemos convertirnos en insípido. Somos la sal para el sabor. Cuando la sal pierde su sabor, para nada se ajusta. Entonces, todo lo que hacemos debe tener un sabor equilibrado. Dios quiere traer una unción de medida y equilibrio sobre nosotros. Tenemos que hablar sobre la vida del Reino de Dios y ver el resultado en las personas que llenará la medida y reciben la palabra con gozo. Todo lo que hacemos debe haber equilibrado sabor. Debemos aprender a hablar menos de nosotros mismos y más del Señor, someterse al tratamiento que nos ha propuesto en las células a través del discipulador como discipulado tiene principios. Somos tratados cuando abrimos el entendimiento, discernimiento entre el bien y el mal. Tenemos que entender que Jesús es el centro del propósito y mientras que se reduce para que crezca más y más en nosotros. Bendiciones
Posted on: Tue, 01 Oct 2013 11:56:28 +0000
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