Wesser & Partner se cruza en su camino con la CNT. - TopicsExpress



          

Wesser & Partner se cruza en su camino con la CNT. Trabajadores afiliados al sindicato de Sevilla denuncian la represión laboral que han sufrido. La Confederación ya tuvo algún roce en Andalucía con esta multinacional. Esta vez, en Sevilla, el sindicato constituyó una sección sindical, hizo llegar sus reivindicaciones y abrió un proceso de diálogo con la empresa, que fue desoído. Wesser & Partner comunicó por dos veces una fecha de reunión y dos veces faltó a su palabra. Dadas las circunstancias de ausencia de diálogo entre empresa y sindicato, hemos cedido a la petición de la sección de publicar el siguiente escrito, en el que dos trabajadores cuentan su experiencia: Varios trabajadores de la empresa Wesser & Partner (captación de socios para diversas ONG) se han afiliado al sindicato de Sevilla para denunciar la represión laboral que han sufrido, defenderse de cara al futuro y mejorar sus condiciones actuales. La CNT ya ha tenido algún roce en Andalucía con esta empresa. Esta vez, en Sevilla, se ha constituido una sección sindical de la CNT. El objetivo de dicha sección es doble: defenderse de la represión de la empresa (sanciones, despidos, etc); y poner sobre la mesa una serie de medidas para mejorar las condiciones del trabajo. Para esto último se le ha entregado a la empresa una tabla reivindicativa, ofreciendo la posibilidad de negociar antes del más que probable recrudecimiento del conflicto. Wesser & Partner ha hecho oídos sordos a nuestras peticiones. Ni siquiera han hablado. Dadas las circunstancias de ausencia de diálogo con la empresa, el sindicato ha cedido a la petición de la sección de publicar el siguiente escrito, en el que un trabajador despedido y el delegado de la sección hablan en primera persona de su experiencia: “Mi nombre es A.B. Mi historia en Wesser comenzó en septiembre de 2012. Lo que más me llamó la atención fue la oportunidad de poder ayudar a las personas que lo están pasando mal, a la vez que podía sacar un dinerillo extra para poder pagarme la matrícula de la Universidad- dados los múltiples recortes de nuestro Gobierno- y poder echar una mano en casa, puesto que al carecer de figura paternal y siendo mi madre discapacitada, poder llegar a fin de mes era una utopía. Empezó a incomodarme mi estancia en esta empresa cuando me di cuenta de que mis superiores conocían la necesidad de mi situación y abusaban de ella: mandándome fuera de Sevilla durante muchas semanas de manera ilegítima e instándome a trabajar más del doble de horas de mi contrato (estábamos contratados por 4 horas y me hacían trabajar de 8 a 10, sin recibir un solo euro) para poder alcanzar sus objetivos económicos. La verdad es que se me daba bien este trabajo. Siempre me ha gustado hablar con la gente, ayudar a los demás. Viendo mi ánimo y mis cualidades, desde los primeros meses me prometieron un puesto de Responsable de Equipo en la ciudad de Sevilla, por lo que también me atosigaban a trabajar durante más horas para conseguirlo. De hecho, tuve que trabajar durante dos meses con el puesto de Responsable de equipo, con todas las responsabilidades correspondientes, sin percibir ningún tipo de compensación económica por ello, ya que alegaban un falso “periodo de pruebas” inexistente, con el que me hacían trabajar gratis. Aunque, no sé de qué me extrañé, puesto que en esta misma empresa existe un tipo de contrato llamado “Senior”, con el que te obligan a regalar a la empresa tu primer sueldo de incentivos, en el utópico caso de que puedas lograr alcanzarlos, ya que los objetivos impuestos son excesivos y abusivos; y más aún teniendo en cuenta la presencia de un cacique llamado José Manuel Ríos Segovia (Lolo), el cual, visto con mis propios ojos, ROBA (literalmente) a todos los nuevos trabajadores sus dos primeros socios conseguidos, para adjudicárselos (y cobrarlos) él, sin trabajar, y sin dar posibilidad alguna al trabajador de protestar por ello, imponiendo su autoridad de manera obscena, bajo amenaza de inminente despido (el cual se producirá por no haber llegado a los objetivos marcados al haber tenido que regalar estos dos socios a este caballero, de manera obligatoria). Finalmente, y tras mucho patalear, conseguí firmar ese ansiado contrato de Responsable de Equipo en Sevilla, con todos mis derechos y obligaciones. Pero todo empezó a empeorar sustancialmente, a partir del primer trismestre del año. En una reunión de estas obligatorias a las que te exigen ir a cualquier parte de España de Responsable de Equipo, perdiendo días laborales que no te descuentan de tus objetivos de socios, me enteré de una cosa que cambiaría sustancialmente mi etapa en Wesser & Partner: estábamos estafando a todos los socios que hacíamos, porque esta empresa se quedaba con el 100% de los beneficios recaudados en cada ONG durante el primer año, y con un alto porcentaje durante los sucesivos. Yo no soy tonto y sabía que el 100% no iba para la ONG, puesto que nosotros cobrábamos, pero nunca me imaginé que podría llegar a tal extremo el fraude que estábamos cometiendo. En este punto, al contrario que mis superiores, me sentí sucio, rastrero, embustero y mala persona porque estaba engañando a gente con la caridad humana, estaba instando a un padre de familia con un hijo con leucemia que colaborase con nosotros para poder ayudar a otros niños que padecían leucemia, estaba convenciendo a una madre divorciada, maltratada y quasidesahuciada que tenía que ayudar a otras mujeres en su situación para que pudieran salir adelante; todo era mentira... Todo formaba parte de una trama en la que nosotros teníamos que mentir a las personas de la calle- normales, como tú y como yo- y persuadirlas de que un tal Martin Wesser tenía que forrarse los bolsillos con su dinero, en nombre del cáncer o del hambre. Yo no podía seguir con esta farsa y, hablando muy claro con mis superiores, les comenté mi intención de abandonar la empresa; sin hacer ruido, pero dejando atrás este repugnante trabajo en el que estábamos jugando con los más desfavorecidos. En este momento, comenzó mi pesadilla... Ellos no aceptaron en ningún momento negociar mi despido y, a más hinri, la cosa empezó a volverse algo personal. Nosotros, los trabajadores, los captadores, los que realmente hacemos cosas en esta empresa, al captar (engañar) a cada socio, hemos de subirlo a una base de datos (intranet) en la que existen apartados distintos para cada ONG. Para ello, tenemos un NIP (que ha de ser conocido por todo el mundo) y una contraseña, la cual es nuestro DNI (a pesar de haberla intentado cambiar más de una vez, siempre me reiniciaban a la misma). Fue entonces cuando el Coordinador de Andalucía, Milton César Merino, a través de la idea del Director General de la empresa, Jaime X, decidió introducir una socia que hice yo de la Asociación Española Contra el Cáncer en la base de datos de Cruz Roja, con mi usuario. A raíz de esto, comenzaron a amenazarme con que si continuaba con el pensamiento de que me despidieran de la empresa, acabarían denunciándome por violar la Ley de Protección de Datos, con lo que me intentarían meter en la cárcel y así nunca poder ejercer mi profesión de maestro y arruinarme la vida. Fue irónica esta situación, puesto que yo he visto con mis propios ojos cómo mis superiores, José Manuel Ríos Segovia y Milton César Merino, junto a su mujer, han jugado al póker con los datos personales de los socios. En este momento yo no supe qué hacer. Sentí miedo, como el que siento ahora. Y tuve que continuar ligado a esta empresa, pero, a partir de ahora, con una condición muy distinta a la que tenía antes. Desde este momento sentí un maltrato laboral indescriptible: me obligaban a trabajar solo, aunque fuese el que más socios llevaba no me permitían ir a los mejores sitios, estuvieron diariamente llamándome a deshora (1, 2, 3 de la mañana...), me insultaban delante de todos mis compañeros, me criticaban para humillarme, me exigían labores que no me competían y acabaron con quitarme las ganas de seguir trabajando, seguir estudiando, seguir levantándome, porque mi vida ya estaba vacía, sin ímpetu de nada. Y no sólo me atacaron en lo personal, si no que en lo laboral, cuando yo introducía socios que me podrían reportar incentivos, desde Madrid, la encargada del Departamento de Socios, Mercedes X, los daba erróneos para que ni siquiera pudiese cobrar por el trabajo que, a disgusto, había realizado. Fueron unos meses de sinvivir, de desgana, de ayuno y de amargura. Pero no todo acabó aquí. En verano me hicieron firmar, bajo coacción, un contrato en el que me comprometía a ir un mes de campaña a Benidorm y otro mes a Ibiza. Inevitablemente, vino a acompañarnos mi jefe, José Manuel Ríos Segovia, con la inevitable intranquilidad que aquello me produjo (el historial del jefe al volante es como para asustarse) Benidorm fue mi fin. En esta empresa no está bien visto que seas el que más socios lleve, tan sólo se valora qué “favocitos” le hagas al jefe. Después de apartarme del grupo e intentar que hiciera cosas que no puedo contar aquí porque son graves delitos, decidió en su libre albedrío que a la segunda semana yo había de volver a Sevilla: solo, sin equipaje, sin despedirme de nadie y abonando cada euro del billete de mi bolsillo; abandonándome de manera repugnante en una ciudad en la que no conocía a nadie, a 700 kilómetros de mi casa. Y que, además, a partir de ahora, me degradaba de Responsable de Equipo a captador raso (sin motivo laboral ninguno), y me apartaba de todos los compañeros para que yo no pudiera tener contacto con absolutamente nadie de la empresa. Eso, o yo abandonaba voluntariamente a mi puesto de trabajo y, con ello, a todos mis derechos. En este momento yo ya supe que mi estancia en Wesser estaba finiquitando, por lo que decidí luchar por mis derechos y no dejarme pisotear por ningún empresario capitalista cuyo orgullo y bolsillo vale más que la dignidad de cualquier ser humano. Decidí ponerme en contacto con algún Licenciado en Derecho que me aconsejó sobre este tema y llamé al gran Corleone de Andalucía, al Jeque que maneja la vida de todos, al Dictador disfrazado que decide sobre el destino de cada trabajador: Milton César Merino. Le anuncié mi intención de denunciar a la empresa por todo lo sucedido y que ya no iba a soportar ningún tipo de acoso. Tal persona, decidió, finalmente, abonarme el billete de Benidorm a Sevilla y, como era de esperar, recoger, al menos, mi equipaje. Mi sorpresa al llegar a Sevilla fue que, al día siguiente, esta persona me mandó de manera obligatoria otras dos semanas a Algeciras a trabajar, sin ningún tipo de posibilidad a renunciar, ni consenso, ni consentimiento. Tuve que ir y punto. Aquí, de nuevo, no hubo quejas por mi rendimiento laboral, puesto que volví a ser el que más socios llevaba, después de todo, de dicha casa de verano con un equipo en que no conocía a nadie. Las llegadas de Milton César Merino, a partir de entonces, a Algeciras fueron continuas: cada dos o tres días, llegaba a aquella casa en la que no paraba de amenazarme, de coaccionarme, de insultarme y de intentar conseguir mi abandono voluntario de la empresa. Al ver que la cosa iba en serio y que yo ya no iba a ceder a ningún chantaje más, antes de denunciar continuando aún en la empresa, decidieron expulsarme de la casa, volviéndome a abandonar fuera de mi ciudad, por segunda vez en dos semanas, y echarme del trabajo bajo un despido IMPROCEDENTE (que ellos mismos reconocen). Al saber, este tipo de personas, que realmente iba a denunciar y a sacar todo lo que sabía de esta empresa para que todo el mundo se enterara. Milton César Merino, en boca del tesorero de la empresa, Andrés Aguilera, llegó a ofrecerme una cantidad de 12.000 € en negro para que yo me que callara y no dijera nunca absolutamente nada de lo acaecido, y pudieron seguir estafando a la gente sin que nadie se enterase de qué están haciendo en realidad. Yo ya estaba cansado, no podía más, a mí nunca me interesó el dinero, sino los principios y los valores de cada uno, y decidí rechazar esa oferta y ponerme manos a la obra para desenmascarar esta trama de corrupción, estafa, fraude e inmoralidad. Al día siguiente, compañeros míos de toda España me llamaron por teléfono, diciéndome que Milton César Merino les había llamado insultándome y diciendo que yo iba a arruinar la empresa e iba a dejar a todos en paro, con el evidente enfado de todos mis compañeros conmigo, los cuales no sabían la verdadera historia. Y, no contentos con esto, no acabó aquí nuestra pesadilla. A continuación mi compañero (y amigo) A. L. les contará lo que, a raíz de toda esta trama, le sucedió a él. Yo simplemente he querido contar las cosas tal que pasaron, para que todo el mundo lo sepa, para que nadie más colabore con ninguna de estas ONGs hasta que no ROMPAN SU CONTRATO CON WESSER & PARTNER. Porque, si no, van a seguir robándoles y van a seguir machacando a las trabajadores para que puedan estafar a gente como tu madre, como tu hijo o como tu abuela, cuando pasea sola por la calle. Es más, INSTO a que CADA PERSONA que haya colaborado con alguna de estas ONGS en los últimos ONCE AÑOS, DENUNCIE A ESTA EMPRESA Y A TAL ONG para que le devuelvan ÍNTEGRAMENTE todo el dinero que hayan aportado y les indemnicen económicamente por haberles estafado y mentido. De verdad, compañeros, JUNTOS PODEMOS. ACABEMOS CON ESTO ENTRE TODOS!!!! Mi nombre es A.L.. Al igual que mi compañero, prefiero no revelar mi nombre completo por miedo a lo que pueda hacer esta empresa. Tal que me han comentado otros compañeros de Wesser, la última vez que alguien se dispuso a denunciarlos, tuvo que soportar durante varios años a detectives privados persiguiéndole y coaccionándole, y prefiero mantener la cautela por posibles represalias. Yo entré a trabajar en esta empresa en marzo, de la mano de mi compañero- y amigo- A.B.. Fui una víctima más de los robos de socios de Lolo a sus trabajadores. Aun así, en mi primer mes conseguí llegar a los objetivos marcados por Wesser, aunque no cobré ningún tipo de incentivo por culpa del llamado contrato Senior, con el que te obligan a regalar tu primer sueldo de incentivos a la empresa. Mi pesadilla no comenzará hasta el mes de agosto. Una vez todo lo sucedido con mi compañero, y bajo la evidencia de nuestra amistad fuera del horario laboral, he tenido que soportar insultos y amenazas por parte de Lolo y Milton César Merino de manera- prácticamente- diarias. Amenazas como ya sabes lo que le ha pasado a A.B., como sigas hablando con él, te pasará a ti lo mismo. Wesser tiene muchos contactos, y si te enfrentas a nosotros lo acabarás pasando mal. Después de días y días y semanas recibiendo este tipo de coacciones, mi ánimo acabó por los suelos. No tenía ganas de levantarme, ni de ir a trabajar, ni de salir con mis amigos... Wesser & Partner me destruyó como persona. Después de plantearme muchas locuras indebidas, el médico acabó dándome la baja por depresión. Así estuve tres semanas, en las que, al final, parecía que Milton César Merino y Lolo habían entrado en razón y por fin entendían que no podían tratarme así. Por lo que, voluntariamente, y con el afán de poder cumplir con mi trabajo, pedí el alta laboral para intentar seguir con mis labores. Pero, nada más lejos de la realidad, el primer día que volví al trabajo, varios compañeros míos me dijeron Lolo y Milton César Merino van a por ti. Querían quitarme de en medio. Les sobraba por la cantidad de cosas que sabía sobre ellos y sobre la empresa. Y decidieron hacerme la vida imposible. Mi rendimiento laboral decreció sustancialmente, y mi calidad de vida mucho más. Mi compañero y yo decidimos ponernos en contacto con CNT para saber si esto era normal y si nos podían echar una mano. Y así fue. Al enterarse de todo lo que nos había sucedido, decidieron ponerse manos a la obra y ayudarnos a desenmascarar a esta empresa, cuyo único interés es lucrarse de la solidaridad de las personas comprometidas y destruir a sus trabajadores. Yo pido unión para poder luchar contra este abuso y que dejen de mentir y hacer daño a las personas trabajadoras y a las personas por las que- supuestamente- hablamos en su nombre y en solidaridad con ellos. Compañeros y compañeras, ¡¡JUNTOS PODEMOS!! ¡¡ACABEMOS CON ESTO!!” Desde la CNT animamos a todo el sector “no lucrativo” (incluidas sus subcontratas) a luchar por mejorar sus puestos de trabajo; es el único modo de poder cambiar las cosas. sevilla.cnt.es/cms/index.php/noticias/98-wesser-partner-se-cruza-en-su-camino-con-la-cnt
Posted on: Wed, 20 Nov 2013 00:07:54 +0000

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