cuento: el mudo Uno o dos pasos eran suficientes para que se - TopicsExpress



          

cuento: el mudo Uno o dos pasos eran suficientes para que se detuviera a jalar aire, mientras sostenía aquellas lánguidas paredes que de tarde en tarde lo veían pasar, no es de todos los días balbuceaba, solo cuando tenía que gastar y con los bolsillos vacíos de tanto jugar rayuela, amenazaba con caer a cada instante, pero casi siempre llegaba a salvo hasta la puerta de su casa y de aquella faena que realizaba desde la pulquería en donde dejaba siempre lo poco que ganaba, justa antes de entrar, se detenía para sostenerse del viejo lavadero de su patio, mirando las lejanas calles que no paraban de moverse, lo que le arrancaba una escuálida sonrisa de triunfo, que se convertía en una escandalosa carcajada. -Auxilio, auxilio me quiere matar, por favor ayúdenme por todos los santos, esto y otras palabras por el estilo ya era común escucharlas provenientes de la vieja morada de la esquina, una construcción antigua de adobe y lamina de cartón, precursora de la popular colonia, se pavoneaban al interior de la misma un enorme patio de arena, en donde lucían varios palos de madera de uno a otro lado del terreno, atados con cuerdas y sosteniendo casi todo el tiempo enormes cantidades de ropa, al fondo una puerta colgada, mal hecha de viejos maderos desunidos. De ahí siempre salía esa señora con los ojos llorosos y la ropa hecha tirones, a veces escupiendo sangre y más que dispuesta a proferir una sarta de groserías a quienes osábamos interrumpir la ruda diversión de su marido, pero no dejábamos de ir, aun sabiendo que las mayores ofensas serian para nosotros, sin embargo por lo menos la golpiza cesaba hasta la siguiente vez, hasta la siguiente borrachera. -Le digo que vinieron hartas persona a hablar con su esposa y traían al chamaco de la mano, yo no los conozco bien pero uno de ellos eran el director de la escuela donde van mis hijos, quien sabe, pero nada buena habrá hecho el escuincle, si salió igualito que su padre. -Traía un palo de madera, posiblemente era el mango de una pala que le habían regalado en la construcción donde trabajaba, venia de malas como de costumbre y le calentaron la cabeza, así como entro a su hogar llego a pegarle con todo a la ingrata de su mujer, que por que andaba muy contenta y como alcanzo a ver que su hijo escapaba por la ventana, estrello toda esa vida de frustración con aquel madero en la nuca del menor, solo quedo el pequeño cuerpo tirado en el patio de tierra, entre sábanas blancas colgando y un montón de sueños regados por todo el piso salpicados con sangre, que fueron esparcidos en el olvido. -Lo empujaba hacia adentro con mis dedos y hacia afuera con la lengua, cada vez se movía más y más, resultaba divertido el estar haciéndolo, hasta que un pequeño dolorcillo me invadía la boca y de un jalón lograba arrancar mi propio diente, provocando así, el estruendoso alarido de un montón de pequeños que bailoteaban a mi alrededor. -Señora venimos representando al gobierno, primero que nada queremos felicitarla y darle la noticia de que su hijo salió premiado para concursar a nivel nacional, debido esto a sus altas calificaciones en la escuela….con este sermón siempre comenzaba su borrachera y no paraba hasta recordar a su esposo, de quien solo se sabía que huyo, algunos decían que por rumbos de Michoacán y otros que por Hidalgo pero ella afirmaba que se había ido con rumbo a la chingada -Con la mirada vidriosa y los ojos medio cerrados, parecía que caminaba y se detenía, algo mascaba quizás se acordaba, le hablaba al poste, al flaco perro que la custodiaba o a cualquier recuerdo que se le ponía enfrente y la hacía llorar, reír o solo esperar unos segundos alejada de este mundo parada en la calle como si no existiera, pero estaba ahí, levantaba el rostro pero inmediatamente volvía a mirar al suelo, se escondía tras un vaso de pulque y al calor de cualquier ojo indiscreto, se levantaba la falda y orinaba en donde le viniera en gana, menos en la puerta azul donde estaban aquellos animales que ya en un par de ocasiones la habían alcanzado con chorros de agua de su potente manguera, luego se acomodaba la ropa y se metía al cuartucho donde la puerta permanecía siempre abierta, exhibiendo a la calle esos curiosos momentos en que el desnutrido perro dormitaba encima del catre y la doña roncaba en el suelo. -La pesada coladera cedió ante mi paso, extendí los brazos para asirme de las orillas, al sentir que algo resbalaba en mi mano derecha lo sujete tan fuerte como pude y de inmediato mi cuerpo quedo colgando, un par de pedazos de piedra que me acompañaron hacia el fondo, llegaron primero salpicando mis temores con agua y lodo, en mi mano, por entre mis dedos, la piel ardía, seguramente sangraba, mientras me resbalaba de lo que fuese que me estuviera sosteniendo, abajo el voraz ruido del agua se anunciaba en mis pensamientos, anticipándome un mal final. -Estábamos realmente entretenidos en nuestra discusión, que nunca nos percatamos de la ausencia de Hugo hasta llegar a las canchas del frontón donde particularmente solíamos pasar la tarde pelota en mano, por lo general siempre estábamos los tres metidos hasta la tarde en aquel viejo y descuidado parque cansados de tanto ganar o perder el tiempo, hasta que la noche nos anunciaba el regreso a casa y con ello transcurrían sin más nuestras últimas vacaciones infantiles, aquel día en particular antes de llegar a casa nos dirigimos a la casa de Hugo para reclamar su extraña actitud al abandonarnos, pero cuál fue nuestra sorpresa qué al vernos llegar se encerró en su casa y desde entonces no volvió a dirigirnos una sola palabra, ni a nosotros ni a nadie, se volvió mudo. -Tome una cuerda de mi casa que tome del tendedero, amarre una punta a ese carro azul y en el otro extremo me amarre yo, y lo saque, lo saque, alzaba las manos corriendo por toda la calle gritando como loco y llevando de la mano al pobre de Hugo quien lo miraba como estúpido sin decir nada, la policía llego, vio el escándalo y se llevo al loco a ese que se sacaba el solo los dientes para entretener a los niños, a el hijo de la borracha de la Colonia, al niño que quedo tonto desde que su papa le arranco los sueños con un palazo en la nuca, todos gritaban, algo le hizo el loco que ya no habla, sus papas y tíos querían matar a el loco, de quien ya nadie recordaba su nombre, le avisaron a la borracha pero los policías se llevaron al hombre, jamás se volvió a saber de él, en realidad a nadie le importo. -De un fuerte abrazo me tomo por la cintura y mi cuerpo ya vencido, solo se dejo caer mientras era llevado a la realidad, recuerdo bien que yo seguía gritando y pidiendo ayuda, me negaba a abrir los ojos hasta que alguien me recostó en el suelo, poco a poco sentí que podía respirar mejor y deje de gritar cuando un par de palmadas abofetearon mi rostro sacudiendo mis sentidos despertándome de un largo sueño, uno que duro toda una vida, al abrir los ojos choque con el rostro conocido e incierto de mi joven y extrañada esposa, quien no salía de su asombro al oírme gritar pidiendo ayuda, tarde más de dos décadas para poder hacerlo, entonces me percate de que mis recuerdos seguían atragantados en esa vieja coladera y debí regresar a buscar mi pasado, había una historia escondida de un hombre, un loco, a quien le pague el costo de mi vida con la moneda del silencio, pero ya habían pasado muchos años y no fue fácil encontrar el rastro de un viejo recuerdo, un tumba sucia y descuidada, en donde una vieja borracha no para de llorar. FIN.
Posted on: Mon, 08 Jul 2013 00:48:48 +0000

Trending Topics



Recently Viewed Topics




© 2015