… y, para colmo, yo empezaba a hacerme mayor. Ya había cumplido - TopicsExpress



          

… y, para colmo, yo empezaba a hacerme mayor. Ya había cumplido los treinta. Eso puede que no sea un drama para las demás mujeres, pero en una profesión como ésta, tan cruel, tan obsesionada con la edad, era como si me marcaran el principio del fin. Yo hasta entonces había dado por hecho que todos los hombres querían acostarse conmigo, pero no creas, no lo pensaba porque creyese que yo era particularmente guapa, sino porque eso era lo que me habían enseñado en el colegio, que los hombres eran animales de presa que buscaban sólo eso de las mujeres, así que cuando los obreros me silbaban por la calle, cuando me seguían los señores por las aceras, cuando en las salas de espera de los aeropuertos algún viajero se me quedaba mirando fijamente, lo tomaba como un hecho de la vida y no le concedía mayor importancia. Pero, poco a poco, eso dejó de pasar y vi que los obreros silbaban a chicas más jóvenes, que los señores seguían a las estudiantes por las aceras, que los viajeros se enredaban en la lectura del periódico sin prestarme mayor atención y que, de la noche a la mañana, todo el mundo empezaba a llamarme «señora». Y me asusté. Pensé: se me acaba la belleza, se me acaba, es cuestión de tiempo, ya ha empezado la cuenta atrás y yo no soy lista, no he estudiado, no tengo cultura, no sé valorar las películas de Tarkosvski y, en cuanto pasen diez años, ni siquiera vaya poder trabajar porque no va haber papeles para mí. Hay pocos papeles para cuarentonas y hay actrices mucho más preparadas que yo y, qué quieres que te diga, amore, me entró el terror… Lucía Etxebarria, Cosmofobia. Editorial Destino. Marzo 2007
Posted on: Sat, 15 Jun 2013 19:26:36 +0000

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