31 Con una flor. La oscuridad hace de la noche un hemisferio misógino y melancólico. Te envuelve, te hace anhelar, fluir, imaginar que amas, ver esplendor. Pero hoy no has venido a contemplar despojos, debes marcharte y la noche más hermosa será aquella en que te irás sonriendo. Así que nada dices, te disuelves, cruzas el umbral y desapareces. Necesario es que no veas estrellas en el cielo y que no tengan esa fragancia las flores que te rosen. Porque entonces embriagado de ilusiones ya no querrás marcharte. En medio de las sombras, los dandis callejeros tratarán de detenerte, te puyarán las manos, velarán tu rostro, te pellizcarán el alma. Describirán con afán las voluptuosas bellezas de las formas solitarias. Te dirán que la noche es más que una adormecida cariátide, que es el bálsamo de las sibilas, un caracol de femenino canto. Pero la noche para que todo eso en ti lo sea, no debe anunciar tu muerte, ni tú debes procurarla. Tan solo, olvidando lo que has sido, cortarás el hilo sin esperar a nadie y gritarás quejumbroso tu dolor. Y penetrarás en ese oscuro precipicio de donde emergen con prisa las melolontas, y sentirás por vez primera esa oscura fascinación. Y olvidándote de lo que oyes, verás a la gente y la ignoras. Porque la gente a veces no sabe lo que sufre un corazón. La gente ríe, es buena, busca la felicidad, bebe vino, se mimetiza, o tiene fiebre, y a veces fuma, sin ver el espíritu muerto que deambula alrededor de una noria, o impregnado entre la ropa del que ya nada espera. Es preciso alejarse, renunciar a todo con delicada indiferencia. Levantar los brazos y soñar con que se escala más allá de ese horizonte que no es más que promesa y después camino. Y fenecer. Irse así, susurrando, como muriendo por un amor, porque debes morir por algo. Y si te vas al paraíso, es mejor hacerlo abrazado a una flor. Albo Aguasola
Posted on: Tue, 16 Jul 2013 17:45:04 +0000
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