A LOS NUEVOS MEDICOS DEL TPA Posiblemente no tengo autoridad para ofrecer una felicitación a alguien que lo consiguió con su esfuerzo pero la alegrÃa de verte en el dÃa de tu graduación me contagia y necesito decirte algo antes que camines por el mundo profesional y dejes como recuerdo la salidas diarias hacia la facultad y tus interminables tareas que de lejos compartÃ, pero que, debo confesarte, me mantuvo pendiente en silencio, hasta hoy. Es éxito puro y tuyo, aquel que sólo se consigue con la dedicación de los chicos como tú, impetuosos por saber; ahora, sabes y solo hacerlo bien todo, hará verdad todo lo estudiado y si resulta en cura a tu paciente recibirás lo más valioso, SU GRATITUD Y SU SONRISA. Entonces te sentirás feliz, te aseguro que sÃ. Aplica el mismo empeño cuando recibas un herido; primero mÃrale los ojos porque quizás tu palabra lo calme, no le digas que va a salir bien, dile que tú lo ayudarás de la mejor manera, asà el sentirá tu compañÃa y será bálsamo y abrigo, suficiente para el dolor y la soledad. Nunca dejes a tu paciente; cuando salgas de guardia, asegúrate de dejarlo estable y tranquilo; recomiéndalo a tu compañero que no se olvide de la dosis de afecto que necesita. Jamás lo regañes, no le hagas responsable de sus males; dile que ha tenido un inconveniente y que al dÃa siguiente será mejor, conversa con él no con la carpeta ni con tu celular, entrégale la atención necesaria, ni lo adules ni lo desentiendas, solo dedÃcate a él. No reclames por tu salario, reclama por el estado de tu paciente. No reclames por las horas de vigilia y de fatiga, disfruta tu actividad. No escojas los pacientes, piensa que la vida es un don y tu eres su oportunidad por recuperarlo sin discrimen. Si es un caso grave y de difÃcil resolución, clama por su alma; habla con la familia, acompáñala a la capilla del hospital y ruega que el dolor del paciente sea tolerado, pÃdele a Dios, porque seguro ÉL estará ahà junto a ti siempre, como ayudante o como guÃa. Todo depende del corazón que le pongas a tu labor de médico. Por último, toma las mejores decisiones y si te equivocas, yo compartiré tus errores, escucha a la gente con sabidurÃa y corrige; la próxima vez serás tú quien enseñe. No dejes tu sencillez debajo del sufijo Md: sigue con la vocación de siempre, confÃa en tus capacidades y reconoce tus limitaciones; no cambies tu razón de SER HUMANO. Porque recuerda que tu tÃtulo tiene debajo de los sellos oficiales esta única idea: PROFESIONAL PREPARADO PARA ATENDER a sus semejantes. Si por las cosas de la vida llego a ser tu paciente, SOLO te pido que me abraces antes de darme una pastilla, para mi será suficiente. Asà como lo hice tantas veces que te vi. Tu profesor
Posted on: Sat, 10 Aug 2013 20:25:11 +0000
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