A algunas personas, el silencio las apabulla más que el mismo - TopicsExpress



          

A algunas personas, el silencio las apabulla más que el mismo ruido. Muchos son los que no saben estar sin escuchar nada, pero tampoco sin hacer nada, sin estar pendientes de algo, sin hablar de algún tema en particular o de todos en general, etc., en realidad sufren un estrés que les evita realizar algo que debería ser fácil: el acto de parar. A estas personas les cuesta mucho desconectar en momentos de vacaciones y les cuesta un triunfo tomar decisiones, porque no son capaces de dejar descansar a su subconsciente para guiarse por el corazón, o incluso por la razón, continuamente ocupada. Tampoco actúan, sino que reaccionan ante las experiencias de la vida como si fueran el centro del mundo y se toman cualquier cosa que les digan otros, como verdaderos ataques contra sí mismos. Estas personas necesitan siempre un ruido de fondo: música, televisión, charlas banales, críticas sin sentido, conversaciones telefónicas, etc. Las verás en la playa con el móvil en la mano, gritándole al niño, o discutiendo con su pareja, en lugar de escuchar el rumor de las olas. Y las verás en el coche hablando fuerte y agitando su mano hacia el asiento de la derecha, o en el cine cuchicheando con el compañero o mirando las llamadas en el móvil, molestando a los demás, en lugar de ver la película. ¡Los hay incluso que contestan sólo para decir que están en el cine! La pregunta es: ¿Por qué hay personas que temen tanto al silencio? La auténtica razón es que, al no oír nada o casi nada, se empiezan a oír a sí mismas, a su voz interior, y eso es chocante para quien no está acostumbrado a tener un diálogo interno. Quizá escuchen a su subconsciente diciéndoles algo que no les guste nada… Es posible que sea esto lo que les asuste realmente. O quizá no tengan el valor suficiente para conocerse o descubrirse, y prefieren seguir “a salto de mata” por el mundo. María Graciani, aconseja en su libro “Motivulario (Empresa Activa)”, que tengamos un diálogo interno, puesto que hablar con uno mismo es necesario para pisar fuerte por el propio camino y no desviarse en direcciones que no son las nuestras. Cuando pillamos a alguien hablando solo, solemos reírnos, sin embargo, es necesario que hables contigo mismo para comprenderte, conocerte, saber lo que necesitas, y aprobarte. No es ninguna tontería como creen algunos, pues cuando no lo haces, es cuando surgen molestias como las dudas, los temores, la frustración, etc. Además, el hecho de que exista dentro de ti un diálogo, indica que el silencio total no existe. No deberías asustarte, siempre vas a escuchar algo: tu voz interior. Si te cuesta disfrutar del silencio, te sugiero un ejercicio muy breve y sencillo de realizar: Pasa dos minutos al día contigo mismo, sin hablar, sin escuchar nada a propósito (salvo el ruido de la misma vida que ocurre a tu alrededor), sin tener nada en las manos ni hacer nada con ellas, sin encender la tele ni escuchar música, sin hablar con nadie salvo contigo, sin estar pendiente de algo específico sino permitiendo que la vida te sorprenda con su fluir, sin pretender nada en absoluto, dejando que tus sueños y tus miedos afloren para saber a qué atenerte, y disfrutando del maravilloso hecho de reencontrarte. Y si además deseas hablarte, bienvenidas sean tus palabras, nadie mejor que tú sabe hablarte con sinceridad. Escúchate, pues en tu silencio más íntimo, están todas las respuestas. Verás como muy pronto, en pocos días, habrás superado incluso los diez minutos sin apenas darte cuenta y ya no querrás dejar de acudir a tu cita diaria con tu interior. Si te cuesta mucho al principio, te recomiendo una página en la que puedes descargarte un ruido de fondo, bastante agradable, que te ayudará a estar en calma visítala y podrás escuchar el mar mientras paras el tiempo dos minutos al día. ¿Te animas?
Posted on: Thu, 24 Oct 2013 06:39:19 +0000

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