A muchas personas les gusta Gabriel Gracia Márquez, el típico que no lee nada nombra al escritor colombiano. ¿Qué libro estás leyendo o leíste? “Cien años de soledad”, con esta respuesta rápida ocultan su falta de afición por la lectura. Después en el colegio te obligan a leer libros bien cabrones como Cumandá, el infaltable Huasipungo, el dizque genial Quijote o Rupito de Leonidas Proaño, dejando de lado estilos diferentes como el Edgar Allan Poe o James Joyce, después cuando ya creces siguen jodiendo con Vargas Llosa, Cortázar o Carlos Fuentes. Sinceramente, hay buenos exponentes en la literatura Latinoamérica, con otras gracias y estilo, por ejemplo; Roberto Bolaño (Chile) con sus Detectives Salvajes, el viejo gruñón Fernando Vallejo (Colombia) o Huilo Ruales (Ecuador), pero si regresaríamos al pasado y no solo estaríamos esperanzados en los poemas delirantes de Octavio Paz o los cursis escritos de Pablo Neruda, nos toparíamos con Charles Bukowski, considerado el último escritor maldito de norteamericana, debido a su novela “Cartero”, que en sus páginas habita Henry Chinaski, alter ego del autor, un ser sensible al que el mundo obliga a ponerse una coraza, un perdedor valiente y pendenciero, un cínico al que únicamente las resacas restan vitalidad. En libros posteriores como La máquina de follar, Se busca una mujer y Factotum, plantea su preferencia por los marginales, por los perdedores del sistema, por prostitutas de medias rotas y dientes podridos, por las temáticas, en definitiva, por las que es considerado un autor de culto, sobre todo por los jóvenes. El director de cine Barbet Schroeder con la ayuda de Charles Bukowski en el guión, rodó la película Barfly que se basa en las andanzas del célebre Henry Chinaski, este personaje fue interpretado por Don Mickey Rourke. La película nos sumergimos al interior de sucios y apestosos bares que sirven de refugio a vagabundos, prostitutas y borrachos, donde Don Chinaski pasa la mayor parte de su vida. En el guión de la película Bukowski rompe la idea defendida por Octavio Paz en La llama doble, según la cual los hombres de Occidente estamos dispuestos, desde la época provenzal, a tratar a las mujeres como a reinas a cambio de su pureza; Chinaski recita en Barfly: “El sueño de un hombre / es una puta con un diente de oro / y portaligas / perfumada / con pestañas postizas/ maquillaje / aros / bombacha rosa / aliento a salame… “
Posted on: Tue, 05 Nov 2013 16:18:59 +0000
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