ABSTENCIONISMO ELECTORAL Lic. José Ernesto Larín Martínez. La representación política del Órgano Ejecutivo ostentada por quien obtiene la calidad de Presidente de la República, se ve cargada por la confianza que los sectores sociales entregan a su voluntad política a través del acto de emitir el voto quedando a merced de lo que el elegido y sus intereses políticos decidan, no habiendo manera de acompañar su gestión política gubernamental, pues para volver a incidir se necesita esperar a las siguientes elecciones, POR TANTO SE ESPERA QUE EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA QUE SEA ELEGIDO, EN EL 2014, DESEMPEÑE LAS TAREAS ASIGNADAS DE MANERA CORRECTA, EN DEBIDA FORMA Y SOBRE TODO CON APEGO A LA LEY. Sin embargo el poder, aunque emanado de las urnas y de la voluntad popular; al adquirir autonomía y distanciamiento de la mayoría y al verse sometido a las presiones de las diferentes fuerzas sociales; dirige su actividad a la satisfacción de los ideales económicos y políticos propios que le permiten su estabilidad individual y familiar; volviéndose indiferente a las necesidades e intereses de quienes, con la ilusión de ser representados en el gobierno, lo eligieron como Presidente de la República; actuación que lleva a la frustración de las aspiraciones de los electores, trazando una línea divisoria entre representantes y representados que conduce a un extremo que en ningún momento beneficia al desarrollo del país. Esta problemática de la representación popular se refleja en el desinterés, del presidente elegido, por los problemas que más afectan a la población, dirigiendo sus actuaciones a la satisfacción de intereses personales, familiares y políticos partidarios; olvidando sus promesas electorales, pues no cumple sus compromisos como primer servidor público, situación que conduce al ABSTENCIONISMO ELECTORAL, pues mucha gente deja de participar en los procesos eleccionarios al no confiar en el sistema político actual; con lo que ello implica en la falta de credibilidad en candidatos, partidos, sistema electoral, etc., lo que sólo es producto de las actuaciones de los representantes políticos, en lo que se requiere al bajo rendimiento de su gestión para generar cambios significativos en la realidad. Este fenómeno de abstencionismo se ha mantenido en gran número en las últimas elecciones lo que solo refleja el mal trabajo realizado por los representantes políticos partidistas que genera la poca confianza en el sistema político de El Salvador, situación que no contribuye en nada a la democratización del país; ni a la disminución de los problemas sociales, económicos y políticos del país. Por eso el nuevo gobernante de El Salvador, que sea elegido en febrero de 2014, no debe cargar con ninguna cebadera del pasado ante su pueblo. Es cierto que los 12 años de guerra civil en nuestro país y el papel de gobiernos anteriores y del actual, han generado heridas físicas y emocionales permanentes; que sólo pueden ser suturadas por una alta cultura política y democrática en nuestros futuros gobernantes y en toda la población humana de EL Salvador. Y todo esto generará un crecimiento en la confianza de los electores en el sistema político salvadoreño y un desarrollo integral de nuestra sociedad; en la cual las necesidades biológicas, sociales y espirituales auténticas; de los grupos y/o individuos se satisfagan mediante la utilización racional de los recursos y los sistemas naturales existentes.
Posted on: Fri, 15 Nov 2013 17:25:00 +0000
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