ARAYA CONTRA ARAYA, de Édgar Espinoza En la campaña política - TopicsExpress



          

ARAYA CONTRA ARAYA, de Édgar Espinoza En la campaña política que se avecina, Araya no la tendrá tan “papaya”. Empezando porque su peor enemigo será él mismo, que lo perseguirá hasta el último instante de la contienda. Y terminando porque le esperan trece rivales más que de poquito en poquito harán alguito. ¿Logrará Araya el 40% de los votos en la primera ronda? ¡Mmmm…! Y de haber segunda ¿Ganará la batalla o tirará la toalla? Araya tendrá que luchar contra el primer gran cuestionamiento que se le hace: si en 22 años como alcalde no pudo con San José, ¿podrá en solo cuatro con el país entero? ¡Y qué país! Sólo en materia bruta le aguardarían urgentes obras públicas, muchas sin empezar y no pocas sin acabar, que los últimos jefes de Estado se saltaron al mejor estilo de la rusa Isinbáyeva. Por eso, cuando vemos que, como alcalde, Araya no pudo sacar los autobuses del corazón de la capital y, peor aún, ni siquiera las ventas ambulantes ¿qué puede esperar el país de él? ¿Podría lidiar con la descomunal masa nacional vehicular que nos atosiga, versus, la raquítica infraestructura vial para desplazarla? Y en términos de materia gris, es decir, de aprendizaje, conocimiento, ideas, cultura y educación, le esperaría a él un desafío ingente que todos los presidentes olímpicamente también han ignorado. Por eso, cuando vemos que como candidato don Johnny nos sale con la propuesta de eliminar el bachillerato como requisito para terminar la secundaria, no podemos menos que sorprendernos. Solo la ansiedad electoral lo pueden llevar a precipitar una ocurrencia así, a la medida de su interés proselitista y aislada del plan de educación que le presentaron recientemente. ¿O será esa la única propuesta del plan? Por otro lado, a lo largo de su trayectoria como alcalde, Araya ha sido públicamente cuestionado por diversos motivos: 1) Supuestos pagos a él y regidores por parte de la empresa EBI asociados al relleno sanitario La Carpio y que, en su momento, Araya mismo desmintió. 2) Autorización suya como alcalde a Hotelería Royal Dutch para explotar una polémica patente de licores y que él, a su manera, justificó. 3) En los albores de su reelección como alcalde, se le acusó de dar información inexacta sobre su domicilio. Si bien el TSE decidió no cancelarle las credenciales, elevó el caso al Ministerio Público. 4) La Contraloría le atribuyó responsabilidad administrativa en la ejecución de pagos para el proyecto de renovación del catastro municipal, por lo que se decidió suspenderlo 15 días de sus labores. 5) Disgusto y malestar del comercio, vecinos y público en general por la construcción del bulevar chino que eliminó el tradicional Paseo de Los Estudiantes. Por otro lado, a nivel popular se le tiene como figura afín al poder económico, a la farándula política y al reconocimiento mediático de sus actividades en topes, fiestas, carnavales, inauguraciones, rezos, cenas, misas, fantoches, comparsas, lunadas y festivales de la luz, entre otras. Es decir, un perfil más de bon vivant que de pensador, analista y ejecutor, con el agravante de que parece muy quitado a presentar informes de labores. En síntesis, los primeros síntomas del Araya candidato queriendo convertirse en Araya presidente no parecen hasta ahora dar muy buena espina. Pero como diría don Francisco, el de Sábado Gigante: ¿Quéeee dice el públicooooo? ed@columnistaedgarespinoza
Posted on: Mon, 23 Sep 2013 17:31:03 +0000

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