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Agente Villa-Segura AGENTE VILLA-SEGURA “MISIÓN TRAMONTANA” La tramontana, el viento característico de las tierras del Norte de la costa catalana, sopla más fuerte de lo habitual, teniendo en cuenta que nos encontramos en pleno mes de Julio, y los termómetros no bajan de los 25 grados, ni si quiera por las noches, para desgracia de algunos, sobre todo los que no podemos dormir con esa calor asfixiante. Hace tan solo una hora que he llegado a este precioso pueblo costero, rápidamente me he instalado en el lujoso apartamento que me han alquilado, esta vez mi jefe se ha enrollado más de lo habitual, el piso es muy amplio y lujoso. Como siempre conecto mi ordenador portátil a la dos filtros de seguridad y a la red telefónica, introduzco las tres contraseñas, y automáticamente se conecta a un satélite espía y a la vez con una base de datos, cuyo centro de operaciones se encuentra en Madrid, el tema de la conexión realmente nunca lo he comprendido, pero eso es lo menos importante. Jamás he conocido a mi jefe, ni tengo tampoco la mas remota idea de quién es, solo se, o imagino, que tiene muchísimo dinero, y que no soy el único agente que está a su cargo, ya que una vez por Madrid me encontré a otro compañero, lo reconocí al instante al ver su vestuario, lo hacen a medida en una fabrica francesa, la tela es muy especial, y la combinación del negro y el azul marino, hacen a el traje, elegante a la par que discreto, en pleno mes de Junio, con un sol abrasador en Madrid, al cruzarme con ese hombre, vestido igual que yo, no tuve la menor duda que se trataba de otro agente, apunto estuve de dirigirme a él y preguntarle mil cosas que se me ocurrían en ese preciso momento, pero las estrictas normas prohíben taxativamente formular palabra con ningún otro miembro de la compañía. Las ordenes esta vez son muy precisas, mi contacto se encontrará en un restaurante llamado “La Muralla”, mi jefe sabe que me encanta la comida china porque para entrar en la compañía realicé más de cien exámenes tipo test, además de tres o cuatro llamadas telefónicas para hacerme mas entrevistas, era incomodo porque mi interlocutor tenia siempre la voz distorsionada. En el restaurante “alguien” preguntará por el señor Villa-Segura, y ahí entraré yo en acción, lo saludaré cordialmente con un buen apretón de manos, me iré al lavabo con mi maletín, y un minuto treinta segundos después mi contacto llegará a los servicios, y haremos el intercambio de maletines si no hay nadie a la vista. Yo le entregaré el mío, que nunca se que contiene, además de que tiene varias claves secretas para abrirlo, y el me dará el suyo que siempre se abre con la misma clave, dentro siempre me indica la próxima misión dónde tengo que dirigirme. Parece una tarea fácil, y lo es realmente, siempre tengo que llegar a los restaurantes a las diez en punto, ni un minuto más ni un minuto menos, y en los servicios si pasados el minuto y medio, el contacto no se presenta, se aborda la misión, y se realiza una llamada a un numero especifico, eso solo me ha ocurrido una vez, y la entrega se consumó al día siguiente. Faltan ya tan solo cinco minutos para las diez, la hora del traspaso de maletines, es la única vez que no voy con el uniforme de traje y corbata que la compañía nos obliga a vestir, siempre en las citas de cambio, la ropa tiene que ser informal, normalmente utilizo pantalón tejano, y algún polo, hoy he elegido el de color naranja, porque he tomado un poco el sol en la terraza del apartamento, y ese color, resalta siempre mi moreno. Las diez en punto, entro en el restaurante, y pido una mesa, me identifico como Sr. Villa-Segura, e informo al camarero Chino, que espero otro comensal, que le acompañe a mi mesa cuando llegue. Como siempre me entregan la carta y empiezo a leerla, aunque ya sé lo que pedir. Segundos después con puntualidad inglesa, alguien pregunta por mi. El camarero lo acompaña hasta mi mesa, yo le doy un apretón de manos, y continuo con el procedimiento habitual, agarro por el asa mi maletín y me dirijo al lavabo. Al levantarme, el contacto me coge el brazo, me quedo estupefacto, en blanco, no se como reaccionar, porque nunca me había ocurrido, y porque jamás me habían dicho que hacer en ese caso, tal vez porque nunca tenia que ocurrir, el hombre se acercó, y en voz baja, me dijo: -Tenemos que irnos, misión abortada, esto te va a parecer raro, pero estamos en peligro, tenemos que abandonar el restaurante e irnos al piso franco-, intento rechistar por un momento, pero me agarra muy fuerte del brazo, y cuando estoy apunto de quejarme y forzar a que me suelte, veo como abre su americana y me muestra una pistola con silenciador incluido, abandono el restaurante chino sin mediar palabra, y sin cenar mi rollito de primavera, mi arroz frito tres delicias, y mi pollo al curry. Subimos a su coche y rápidamente llegamos a el apartamento, ¿cómo sabe dónde está?, no tengo ni idea, tal vez me ha seguido todo el día, o durante semanas, pero si todo es tan confidencial, ¿cómo puede saber dónde esta el apartamento?, si es él el contacto, ¿por qué no se ha hecho la entrega ahí mismo en el piso, y no en el restaurante chino?, ¿para que trasladarnos a un lugar publico para hacer el cambio si lo podemos hacer en uno privado?, no tengo respuestas a ninguna de mis preguntas, solo tengo claro, que en el momento que pueda huiré con el maletín, no puedo soltarlo, es mi seguro de vida, y de muerte, en la última llamada, la misma en que me confirmaron que estaba contratado para la compañía, mi interlocutor dijo claramente: -Tienes que defender esos maletines con tu propia vida si es preciso, nunca puedes abandonarlos, ni dárselos a nadie que no sea tu contacto, solo pueden robártelo si te matan, ¿aceptas pues las condiciones?-, contesté –Sí-, sin dudarlo ni un segundo, me interesaba el trabajo, y mucho mas el sueldo, es astronómico. Estamos ya en el apartamento, y Villa-Turía, que así se había identificado en el coche mi captor, procede a abrir mi ordenador portátil, coge de su bolsillo un papel, e introduce las tres contraseñas que reclama mi portátil para entrar en funcionamiento, yo solo pienso en como escapar de ahí inmediatamente. -Cuando entre en el ordenador central, necesitaré el maletín, ábrelo, las claves son 4325, 5854, 9965-, dice sin apenas mirarme Villa-Turía. Ni siquiera contesto, pero me quedo pensando en que mi nombre clave es Villa-Segura, y el suyo Villa-Turía, dos ríos españoles, así que seguramente también es de la agencia, tal vez es un renegado o un expulsado que quiere robar un maletín, ¿como se llamaran los demás?, Villa-Guadalquivir, Villa-Ter, Villa-Ebro, Villa-Duero... -Pásame el maletín Segura-, lo miro fijamente y contesto: -Claro Turía-, me acerco a él, y con todas mis fuerzas, golpeo a Turía en la cabeza con el maletín, cae al suelo, y sin darle tiempo a reaccionar, abandono rápidamente el apartamento. El ascensor me deja en la plana –1, entro en mi coche, y velozmente salgo del parking. Me dirijo hacia la playa, y pasados unos minutos, por el retrovisor veo el mismo Audi granate con el que Turía me ha transportado hacía tan solo unos minutos hasta mi apartamento. Acelero lo máximo que puedo, intentando no poner en riesgo mi vida, y sobre todo la vida de los viandantes que plácidamente pasean por el pueblo a la tenue luz de la luna. Por unos segundos despisto a mi perseguidor, aparco el coche debajo de un puente subterráneo que hay cerca de la playa, paro las luces, espero tan solo unos segundos para comprobar que él no esté cerca, y me dirijo a la arena de la playa para esconder el maletín. Una vez está en un lugar seguro, decido ir de nuevo al apartamento para intentarme comunicar con la compañía, solo tengo un numero de contacto, el de misiones abordadas, y tal parece que la misión se ha abortado, y yo sin cenar... El piso está vacío, tal vez Turía no tarde en volver para ver si he regresado, cierro el ordenador, y empiezo a teclear en mi teléfono móvil el numero que aun no he conseguido aprenderme de memoria, tal vez porque solo lo he utilizado una vez, pero antes de darle a la tecla de llamada, noto como algo frío se me clava en la nuca. -Deja eso Segura, ¿qué te crees?, ¿Tom Cruise en Misión Imposible diez?, aunque por tu poca destreza diría que eres Mr. Bean en Misión Desastrosa cuatro, dime inmediatamente dónde está el maletín-, cada vez Villa-Turía presiona más su arma contra mi nuca. -El maletín está en un lugar seguro-, digo yo sin titubear. -Dímelo o te mato-, se que es el final, pero este es mi trabajo, solo hay un riesgo, y ese es el peligro, el maletín solo puede ser entregado al contacto, y estoy seguro que Turía no es el contacto. -Si me matas nunca lo sabrás, aunque si no me matas tampoco, así que si eliges matarme hazlo rápido Turía, y hazlo ya-. Pasan uno, dos, diez, vente, treinta interminables segundos, y no pasa nada. -Por ultima vez, si no lo dices ahora, te mato, y va en serio, ¿Dónde está el maletín?- -Mátame, porque no te lo voy a decir, te lo juro-. Turía aparta su arma de mi cuello, y se aleja un poco de mí, guarda su pistola y me dice: -Bien has superado la prueba secreta para pasar al nivel dos, confiaba en ti Segura, sabia que tratarías de escaparte, aunque no te creía tan eficaz, y me has pillado desprevenido, te felicito, la rapidez con que has actuado, constará en tu informe para el ascenso-, estoy perplejo, y apenas entiendo y comprendo lo que me está diciendo Turía- a partir de ahora yo no estarás en el nivel uno entregando maletines, si no que ascenderás al nivel dos, recibirás los maletines tú, de agentes del nivel uno, y los entregaras en las centrales internacionales que tenemos por todo el mundo. Además de que tendrás otro tipo de misiones con otros agentes de tu mismo nivel, e incluso con agentes de nivel tres. Creo que con lo rápido que avanzas, en menos de un año ya estarás en el nivel tres, aunque eso lo tiene que decidir el jefe, pronto lo conocerás. Ahora cobrarás el doble de tu sueldo, y tendrás el doble de trabajo, y de peligro claro. En el maletín que transportabas hoy, el que se encuentra en un lugar seguro, eso también lo haré constar en el informe-, se ríe por primera vez en la noche-, dentro encontraras pasaportes, un par de tarjetas de crédito con algo de dinero, e instrucciones para tu primera misión en el nivel dos, pero tranquilo, hasta de aquí tres semanas no tienes el cometido, tomate unas vacaciones, te lo mereces, y al jefe le gusta que los que ascendéis os toméis unos días de descanso. -Estoy perplejo Turía-, es lo único que se me ocurre decirle. -Llámame Santiago, nos veremos a menudo Javier, imagino que estas inquieto, y que te cuesta asimilar todo esto, por eso, vete unos días a la playa, a la montaña, en algún lugar que estés tranquilo-. -Pensaba que solo podíamos utilizar los nombres en clave, los nombres Villa-. Le digo yo convencido. -Para todo el mundo eres Villa-Segura, y yo Villa-Turía, para ti soy Santiago, aunque realmente no me llamo así, pero claro, tu tampoco te llamas Javier-, vuelve a reírse, y yo con él, por primera vez en la noche también. -¿Qué hay en los maletines Santiago?- -Es alto secreto. Sólo lo sabemos el jefe, y los cuatro agentes comandantes, yo soy uno de ellos, además de su mano derecha, y su guarda espaldas, y basta de preguntas, tengo que irme ya, tengo otras misiones que resolver-, se despide dándome la mano. -¿Cuándo volveremos a vernos Santiago?- -Pronto Javier, muy pronto-. Turía se va, y yo me voy con el coche hasta la playa, desentierro el maletín, y me acerco a la orilla del mar, la tramontana acaricia mi cara, mis manos tocan la fina arena, y mis oídos solo escuchan las olas del mar, cierro los ojos y solo veo la sonrisa de Santiago, ¿Cuándo volveremos a vernos? Pronto, muy pronto. By Phobia
Posted on: Fri, 13 Sep 2013 04:39:30 +0000

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