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Ahora, les comparto otro fragmento de la información trabajada, concerniente a Hipatia, así como otras etimologías sobre ello: 4.- LAS ENSEÑANZAS DE HIPATIA 4.1. Las matemáticas Hipatia se educó en un ambiente propicio al estudio. Su padre, Teón, escribió varios comentarios matemáticos; algunos de ellos de carácter astronómico, sobre los trabajos de Ptolomeo. La «Suda» nos informa de las inquietudes intelectuales de Hipatia: "Escribió un comentario sobre Diofante, el Canon Astronómico, y un comentario sobre las Cónicas de Apolonio." Estos comentarios se han perdido, si bien la investigación está dando sus frutos, y ahora se piensa que en los ejemplares originales de las obras de los autores comentados por Hipatia se encuentran interpolaciones que deben ser atribuidas a la filósofa, con lo que, en realidad, puede decirse que las obras originales, en el estado en el que han llegado hasta el presente, cuentan con una parte reelaborada por Hipatia. Algunos autores, atribuyen a la estudiosa alejandrina otros tres trabajos matemáticos, además de los citados (Martínez Maza: 33). Los trabajos que, sin duda, pueden ser asignados a Hipatia responden, pues, al ámbito de la geometría y de la astronomía. Pero, además, encontramos alguna otra aportación de carácter técnico que también debió de interesar a la filósofa; es el caso del astrolabio y del hidroscopio. En un breve opúsculo que se conoce como "Tratado sobre el regalo", «Sinesio» se refiere a un astrolabio, elaborado por él, con el que obsequia a su amigo «Peonio». El objeto se ha identificado más exactamente con algo similar a una esfera armilar o un instrumento para reproducir en pequeña escala los movimientos de los astros. También, en la correspondencia de «Sinesio» (carta 15) encontramos una solicitud del ya obispo de Cirene a su antigua maestra. Le solicita que ella fabrique un hidroscopio en bronce y se lo haga llegar. El conjunto de estas cartas de «Sinesio», así como su capacidad para poder llevar a cabo él mismo la construcción de un astrolabio o una esfera armilar, y el conocimiento del hidroscopio, permiten reconstruir las enseñanzas de Hipatia, que abarcaban la geometría y la astronomía, incluso en sus aspectos técnicos, y no sólo en la exposición teórica. Debemos ser conscientes, además, de que el propio padre de Hipatia escribió una obra titulada "Sobre el pequeño astrolabio", por lo que, seguramente Hipatia no hacía sino continuar con las especiales inclinaciones de su progenitor. 4.2. Filosofía Las prácticas adivinatorias se reflejan en las cartas de «Sinesio». En una de ellas, la 154, dirigida precisamente a Hipatia, manifiesta la importancia que el obispo concedía a los sueños. Se dirige a su maestra informándole y enviándole para que lo lea un «Tratado sobre los sueños» que el propio obispo de Cirene ha redactado: "He escrito dos libros este año. A uno de ellos fui llevado por el mismo Dios, el otro debido a la difamación de los hombres...Toda la obra fue escrita en una sola noche, o más bien en lo que quedaba de la noche durante la que tuve la visión de que debía escribirla...Hay dos o tres pasajes en el libro en el que yo mismo parezco otra persona...De entre todos los griegos tú eres, tras de mí, la primera que lo va a leer". Según la «Suda», también Teón era aficionado a ciertos estudios adivinatorios: "Escribió trabajos sobre matemáticas y aritmética, Sobre los signos y la Observación de los pájaros y el Graznido de los Cuervos, Sobre la aparición de la estrella del Perro y Sobre la inundación del Nilo, y un comentario sobre el pequeño astrolabio". Este párrafo ofrece una visión conjunta de las inquietudes intelectuales de Teón, donde se puede comprobar que junto con los estudios puramente científicos aparecen otros de carácter más esotérico. Las enseñanzas de Hipatia seguramente, vista la correspondencia de «Sinesio», combinarían también la ciencia con este tipo de elementos, más alejados de lo que ahora consideramos científico. Sin embargo, tales componentes no eran vistos como ajenos a la ciencia en aquel momento. La filosofía neoplatónica consideraba que a través del estudio de algunas ciencias se podía alcanzar un estado de iluminación interior, o si se prefiere, era una puerta para encontrar respuestas a las preguntas básicas del ser humano: quiénes somos, cuál es nuestra naturaleza o cuál la de las cosas. Los filósofos de la escuela alejandrina, al igual que los de la ateniense, se pueden considerar entre los «neoplatónicos». El «neoplatonismo», promovido por «Plotino» en el siglo III d.C., es el movimiento filosófico dominante en el Mediterráneo en el período en que Hipatia imparte sus enseñanzas. Las fuentes primarias mencionan, expresamente, el ejercicio de la filosofía por parte de Hipatia, junto con sus trabajos matemáticos. Sobre estos últimos, una mención en la «Suda» refiere expresamente que sufrió a causa de su sabiduría, en especial, por sus conocimientos en materia de astronomía, algo que indirectamente nos da a entender que sus estudios del firmamento se pudieron asociar con prácticas mágicas rechazadas por el poder emergente de la Iglesia cristiana. «Sócrates Escolástico» convierte a Hipatia en sucesora de la escuela de Platón y Plotino, mientras que el texto de la «Suda» añade a Aristóteles y a "otros filósofos" sin concretar más. "La hija de Teón, el geómetra, el filósofo alejandrino, ella misma fue una filósofa y bien conocida por muchos. Fue hecha pedazos por los alejandrinos... Sufrió esto a causa de la envida y de su excepcional sabiduría, especialmente en lo que se refiere a la astronomía... De la misma noble naturaleza que su padre, no estaba satisfecha con su instrucción en matemáticas, así que también abrazó el resto de la filosofía con diligencia. Aunque mujer, se vistió con la capa de filósofo y caminaba a través de la ciudad para explicar públicamente a quien deseara escuchar tanto a Platón como a Aristóteles, así como a otros filósofos. Además de enseñar, llegó a tener las más altas virtudes, llegando a ser justa y prudente, permaneció virgen" (Suda) "Había una mujer en Alejandría llamada Hipatia, hija del filósofo Teón, que consiguió tales logros en literatura y ciencia que llegó a sobrepasar a todos los filósofos de su tiempo. Habiendo sucedido a la escuela de Platón y Plotino, ella explicaba los principios de la filosofía a sus oyentes, muchos de los cuales venían de lejos para recibir sus enseñanzas" (Sócrates Escolástico). A través de la correspondencia de «Sinesio» se pueden llegar a inferir los filósofos cuyas obras eran objeto de las clases de Hipatia, e incluso el respeto del obispo de Cirene por su condición de filósofa, además de la puramente matemática: "Nosotros hemos visto con nuestros ojos y escuchado con nuestros oídos a la dama que legítimamente preside los misterios de la filosofía" (carta 137). De las explicaciones de Hipatia relacionadas con la filosofía neoplatónica, junto con algunas acusaciones de Juan de Nikiû, se ha tratado de inferir que la filósofa podía estar inclinada a la práctica de la teúrgia, es decir, de la magia, tal y como podría derivarse de las enseñanzas del filósofo neoplatónico «Jámblico». Ahora bien, en los datos que hemos podido recomponer sobre las enseñanzas de Hipatia no hay elementos que permitan afirmar que practicaba ningún tipo de teúrgia, ni tampoco que estuviese asociada a ningún culto pagano. Ni siquiera Juan de Nikiû, a pesar de su acusación de ejercer la magia, se refiere a Hipatia como fiel de algún culto en especial. Por otro lado, aunque es cierto que existe una corriente dentro del neoplatonismo más inclinada a este tipo de prácticas, el pensamiento neoplatónico por sí mismo no conduce necesariamente a la teúrgia. "Por aquellos días había en Alejandría una filósofa, una pagana llamada Hipatia que se encontraba entregada a la práctica de la magia, los astrolabios y los instrumentos musicales, y ella cautivaba a mucha gente con sus argucias satánicas" (Juan de Nikiû, Chronographia, 84). En lo que respecta a la información que nos transmite Juan de Nikiû, la única en la que podríamos fundarnos para suponer que tal vez Hipatia se inclina hacia algún tipo de teúrgia, hemos de pensar que el propósito de tales afirmaciones era justificar la violenta muerte de la "hechicera" a manos de los cristianos. Por otra parte, resulta indudable, cómo los textos reflejan sin vacilación, que Hipatia había alcanzado un alto grado en la práctica de una de las virtudes que adornan al filósofo neoplatónico: la serenidad, el autodominio, o, por decirlo en forma más precisa, la «sofrosine». Hipatia predica con su propio ejemplo la necesidad de encontrar la virtud mediante el estudio. Para alcanzar el mayor grado posible de perfección también permanece virgen. Esta actitud serena y cortés de Hipatia es la que le granjea el respeto de algunas personas del círculo de estudiosos y de dirigentes cultos de la ciudad, mientras que curiosamente suscita los recelos y envidias de otros cuyo objetivo es conseguir imponer sus ideas, no que éstas se debatan. Una manifestación del comportamiento de Hipatia y de la importancia que concedía al cultivo de su espíritu la encontramos en una anécdota recogida por «Damascio»: la belleza de Hipatia provoca que uno de sus discípulos se enamore de ella. La mujer, ante la imposibilidad de disuadirle de otra manera, le muestra uno de sus paños menstruales al tiempo que le espeta: "Esto es lo que amas, joven, y esto no es bello". A partir de entonces el discípulo cambió y se convirtió en una persona mejor, según nos informa el texto. No importa ahora si la escena es verídica, sino que muestra cuáles eran no sólo las aspiraciones de Hipatia sino la esencia de sus enseñanzas filosóficas. Los individuos deben sobreponerse a estas emociones, que se acercan más a los instintos animales, para seguir el camino que lleva a los más altos grados de perfección intelectual y del espíritu –o de la ética–. Recuperado de: egiptoantiguo.org/index.php?option=com_content&task=view&id=525&Itemid=87
Posted on: Sun, 25 Aug 2013 17:39:34 +0000

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