Al gran pueblo Argentino Saúl. Las aguas del río - TopicsExpress



          

Al gran pueblo Argentino Saúl. Las aguas del río amontonaban la basura en los contornos. El viento espeso y oscuro agitaba las plumas empetroladas de los pájaros muertos. Peces de ojos redondos y perros de barriga hinchada flotaban entre botellas de plástico y restos de verdura y fruta podrida... /Su vocación del poder, y más concretamente, del poder personal es el motivo de todos sus comportamientos. Cuando lo alcance en toda su plenitud dirá: “Me ha costado tanto, que no permitiré ni siquiera que me lo envidien”. Sale hacia el parque anegado en la madrugada. Hunde en el barro las botas militares. Comienza a hacer un pozo con músculos blandos de temor. Sobre su cabeza furtivos cuerpos aéreos cruzan el cielo en dirección del río. Piensa: “Algún día iré a buscarla. Ella no significa nada para mí, y sin embargo iré tras el misterio de su muerte, detrás de sus restos que se pudren lentamente en algún remoto cementerio. Si la encuentro, frescas altas olas de cólera, miedo y frustrado amor se alzarán, poderosas vengativas olas, y por un momento ya no me sentiré solo, ya no me sentiré como una arrastrada, amarga, olvidada sombra”. Su estructura de pensamiento es incapaz de dejarse penetrar por una mísera gota poética, no obstante esas palabras que memorizó, que le robó al subversivo, lo conmueven. Abre un agujero como una pequeña morada en el vientre de la noche /los hombres en la noche cavan un túnel que pretende ser amplias galerías/ sin temor al Misky. La tierra se acumula en una montañita al costado del agujero, se desgrana y cae por la ladera ensanchando la base como una maqueta de la miseria que impera en esta segunda década infame que él supo fundar. La bruma húmeda trae esos aullidos como gritos de niños que ponen los pelos de punta/ mientras una mujer de manos humildes enciende una vela en una escuela vacía de Bolivia. El hombre saca una botella de ginebra del bolsillo de su abrigo y mientras bebe se da cuenta que no es un hombre cualquiera: "Soy el presidente de esta Nación" - se dice, y el líquido viscoso le corre por las mejillas. Bajo su mandato. Unos acumulaban fortuna y kilómetros al exterior, otros autos importados y electrodomésticos en cuotas comodísimas… Para los que rompían las pelotas con los derechos humanos “ley de punto final”, y a la miseria se la regaba con polenta. “A cada quien lo suyo”- decía… pero ese orden empezaba a romperse con la aparición de esos cadáveres de niños… con cada pozo, con cada lluvia cientos de cadáveres quedaban en la superficie del lodo a medio sepultar, ya nadie se atrevía a remover la tierra. Oye unos ronquidos hondos cada vez que empuja la pala con un vértigo en el pecho abriendo la tierra ulcerada y tarda en darse cuenta que provienen de su pecho. Guarda la esperanza de encontrar el cuerpo desaparecido como siempre lo imaginó en las fantasías de sus fiebres nocturnas, vestido con un trajecito sastre, sin joyas ni maquillaje y con el pelo rubio recogido en el clásico rodete. Apunta los ojos hacia el agujero e intuye por enésima vez que falta poco. “Padre mío que estás en los cielos”- reza. “Dame fuerzas para encontrarla, quiero ser parte de tu trinidad santa que conformaste padre general con el pueblo y también con ellos aunque intentaron dañarte hijos de puta, traidores, que se montaron en el sentimiento del pueblo para disputarnos el poder aunque no pudieron gracias a tu péndulo magistral Padre general carajo”- y al oír sus palabras que pronuncia de corrido con los ojos cerrados, como un niño que acaba de memorizar la poesía patria que le encomendaron, sonríe satisfecho de lo que considera lucidez. Ha quitado sus mascaras una a una y quedó la cara pelada de su soledad. Tiene los ojos hinchados y la barba crecida y sonríe mientras escarba, pero es una sonrisa triste la que esboza, no bebe champán sino ginebra. Ahonda esa boca desdentada que bosteza indiferente a su deseo insatisfecho. Toma ginebra y escarba en el vientre muerto de la tierra y en la ultima palada descubre la cabeza diminuta con apenas una pelambre, /cuando Dios oficia la muerte y sopla sobre la llama de una vela se queda sin fuerzas. Cae de rodillas. "Es inútil" - piensa. Con los dedos le quita la tierra de las mejillas, le acaricia suavemente la frente con el dorso de la mano. Es un bebe que mantiene los párpados presionados en la cara sanguinolenta como si un rayo de luz lo deslumbrara. Lo toma por los tobillos y lo desentierra. Mide unos treinta centímetros. Tiene un agujero rojo en lugar de ombligo. El hombre percibe todo el frío de la noche. Camina en círculos, trastabilla, siente el alma hueca. Piensa: “Soy el presidente”- dice: “Soy el presidente de la nación más importante del cono sur, carajo. Que desde una celda asquerosa y fría llegué al lugar más encumbrado que pueda pretender nadie...”, pero ahora siente la lengua pesada, lenta, imposible de dominar. Resbala y cae de costado. Trata de incorporarse pero no puede. “... desde una cárcel fría”- dice, apoyado en su antebrazo con la vista nublada, mirando el gran jardín plagado de pozos de distinta data, como un cementerio de infantes profanado. Toma impulso y pronuncia lentamente: “...levantando las banderas históricas del movimiento sin tener que envidiarte nada General, salvo el haber estado junto a ella”- con un hilo de voz. ¿Cuántas mujeres había abierto y escarbado sin poder satisfacer ese deseo que lo torturaba?, ninguna funcionaria del régimen había quedado fuera del pago por el espacio conseguido, o famosas que pretendían rozar el poder sin importarles que se corporizara falsamente en una bolsa arrugada llena huesos y carne podrida, todas sin excepción putas de profesión u oficio. El presidente siempre llegaba a la conclusión de que no valían un centavo y terminaba todas esas madrugadas masturbándose frenético frente al retrato de ella y luego buscando desesperado su cadáver, sabiéndose vencido de antemano porque, de encontrarla ¿cómo abrirle las piernas sin romperla? Se apoya en la pala y se incorpora sin soltar al niño. Piensa en los millones de voluntades que de él dependen sin poder dar sosiego a su propia voluntad, mientras camina desorientado, en la noche, con el niño colgando de su mano, cabeza abajo, buscando alguna salida.
Posted on: Wed, 07 Aug 2013 04:23:12 +0000

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