Andaba Manolo regodeánose de su triunfo. Mientras apuraba su afeitado, recordaba la noche anterior, cuando le dió las del pulpo a su ínclita, eso sí, de forma verbal. Tornaba la Gillette rasgando la mandíbula, cuando oyó la frase pesadilla: -Tú!!! Hostias. La he cagao, pensó, para sí, Manolo, que unos segundos antes, pensaba que había cortado oreja, rabo y paseíllo. Lentamente, mientras veía caer copiosas gotas de sangre sobre el lavabo, del mismísimo susto que le dió su sacrosanta, decidió, muy despacio, volver el cuello. Pero muy lentamente. No fue demasiado discreta, la verdad, cuando le dijo: -Tú quién cóño te crees quien eres! Manolo, mientras buscaba el el botiquín un apósito, o como carajo se diga una tirita, pidió perdón al mismo perdón, que ya es algo. Dijo la palabra mágica: Lo siento. Tras cuatro días sin dirigirse la palabra, ella pensó que era el momento adecuado, y el castigo, suficiente. Por lo tanto, le dio el típico codazo, como diciendo, "Vámono al lío" Manolo, plenamente despierto, simplemente simulaba roncar, plácidamente, como si estuviese soñando, en otro sitio, en otro lugar, excepto en ese. Ella, un poco arrepentida, pensó: "El se lo pierde".
Posted on: Sat, 14 Sep 2013 23:25:51 +0000
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