Aporte a la discusión de la militancia.. Gustavo Rosa Gustavo - TopicsExpress



          

Aporte a la discusión de la militancia.. Gustavo Rosa Gustavo Rosa Los suplentes y sus reacciones Un episodio decisivo a la vista El poder de Sergio Massa todavía no apuró la germinación de la semillita, pero sí logró resucitar a Chiche Duhalde, aunque no alcanzó para incrementar su inteligencia ni suavizar su corazón. En una respuesta vehemente a unos mensajes de Cristina, la ex primera dama del presidente de prepo hizo gala de su vetusto no-pensar. Nada para sorprenderse, pero su reaparición para el ridículo suena desconcertante. Eso sí, detrás de tanta sandez hay algo de coherencia que está en sintonía con los planes del establishment. Ansiosos a más no poder, los personeros del Poder Fáctico mandan a cualquiera de sus sicarios para enlodar la escena. Porque nadie en su sano juicio diría a esta altura del partido lo que Chiche ha dicho respecto al rol de la mujer en la política y en todos los ámbitos de la vida. Si lo dijo fue para llamar la atención y que se escuche lo que en realidad quería decir. Quedarse en la superficie de sus palabras es no comprender lo crucial de estos tiempos. Un mensaje oscuro para enviar contenidos más oscuros aún. El miércoles, en cambio, La Presidenta fue más clara. Su “quiero hablar con los titulares, no con los suplentes” no se presta a demasiadas confusiones. Pero, como peces hambrientos, los suplentes de las listas se engancharon en cualquier anzuelo y salieron a responder a una invitación que no estaba dirigida a ellos. Y bueno, están en campaña y tienen que figurar, aunque sea de la peor manera. “Es evidente que está atravesando un proceso de desequilibrio o falta de inteligencia emocional para darse cuenta de que no encuentra la solución”, dijo la señora Chiche, como si estuviera explicando la receta de un budín inglés. El significado de ‘inteligencia emocional’ quedará para su próxima lección, porque es mucho más complejo de lo que parece. Además, uno debe buscar una solución cuando está ante un problema y el resultado de las PASO podría ser, apenas, una advertencia. Sin embargo, Hilda recrudeció sus inconsistentes explicaciones con amenazas encubiertas. “El no reconocimiento de la derrota electoral y las cosas que dice la ubican en un lugar muy desgraciado para todos nosotros. Me preocupa porque le quedan más de dos años de gestión”. Sugestivo pensar quiénes son ‘todos nosotros’, ¿los de TN? Si a ella le preocupan los dos años de gestión que le quedan, bienvenido sea. Que alguien como ella esté preocupada es una buena señal para este colectivo. Pero su mirada está puesta en un futuro que no verá: el tan mentado 2015. No porque le quede poca cuerda, sino porque no será como lo desea. Y no sólo ella. Como una Moira de la Antigua Grecia, pretende hilar las hebras del destino de nuestro país. Después de afirmar que, gracias a Cristina, ninguna mujer querrá aspirar a un cargo dirigencial, arremetió con fiereza: “me parece que tiene que entrar en el debate nacional si la mujer está preparada para ejercer la política per se, con sus características, con sus condiciones y convicciones, o si simplemente va a acompañar el proyecto de alguien”. Y sentenció, antes de cualquier debate: “la mujer no participa masivamente en política. Aún es más cosa de hombres”. Y lo dijo como si evocara los tiempos de su juventud, allá por mediados del siglo XIX, con pretendida inocencia. Lo que dejó dicho sin decirlo es más tenebroso: si Cristina llega a terminar su mandato, el próximo tiene que ser Un Presidente, porque entre los hombres se entienden mejor. Con todo lo que eso significa, por supuesto. Que Cristina haya interpelado a los dueños del Poder Económico el miércoles en Tecnópolis, dejó descolocado a más de uno. Sobre todo por el juego que utilizó con eso de los titulares y suplentes. Algunos simularon estar ofendidos y otros sacaron el pecho, pero lejos de cualquier trayectoria. Horacio Rodríguez Larreta, Jefe de Gabinete de la CABA, se sintió invitado y aceptó gustoso. “Del lado nuestro, tanto del PRO como de Mauricio, diga lo que diga Cristina, siempre vamos a estar dispuestos al diálogo”, considerando el diálogo como un espacio para órdenes y exigencias. Pino Solanas, en cambio, rechazó de plano un convite que no recibió. “La verdad es que nosotros no iríamos. Nos encontramos ante una Presidenta que está negando las expresiones de la realidad y se coloca en víctima de no se sabe qué”, anticipó, confirmando que no entiende nada. Federico Pinedo, un diputado del PRO muy paquete pero poco lúcido, consideró que “en las democracias gobierna el pueblo a través de los partidos. En el fascismo corporativo gobernaban las corporaciones con el Duce”. Además, mentiroso porque en su ideario político la democracia debe estar al servicio de una minoría selecta. Lejos de la postal que están distribuyendo los voceros del establishment, La Presidenta no se siente derrotada. Y no porque desconoce la realidad sino porque no lo está. Tampoco debe sentirse victoriosa. Los números del domingo no la han acobardado y eso es lo que más los desespera, porque la convocatoria al diálogo con los titulares de ninguna manera debe interpretarse como un gesto de sumisión a los personeros del poder. Por el contrario, es un desafío. No es una tregua ni un pacto pacífico que le garantice la gobernabilidad lo que busca La Primera Mandataria, sino un espacio donde se pueda hablar en serio sobre el destino del país. Y lejos de los laderos mediáticos y políticos, que, serviles, confunden todo y responden a intereses de personajes oscuros. Así es que, todos los que se apresuraron a rechazar esta interpelación de CFK quedan, una vez más descolocados. Por si no entendieron, ellos son los suplentes. Ellos son los que encubren las intenciones de los que nunca dan la cara, los que disfrazan el camino al fracaso con recursos publicitarios, los que adornan con flores y guirnaldas el atajo que nos conduce al peor pasado. “El camino al infierno está empedrado con buenas intenciones”, los descubrió Cristina. Pero también esclareció sobre las recetas habituales del neoliberalismo. “Cuando te dicen que hay que gobernar con metas de inflación, piden un cepo a los salarios”, explicó una vez más. Y ella pone el cuerpo para que todos comprendan de una buena vez qué es lo que está en juego. Los que enfrentan a este proyecto son los que siempre se han beneficiado con las crisis y no aparecen en las listas con sus nombres, sino con los de sus emisarios. Los que siempre están ocultos difunden su prédica a través de los libelos con formato periodístico. Y entonces, todos los caminos conducen a Clarín, que, como nunca, se ha constituido como el principal organizador de la oposición a este proyecto que promete desarticular su poder o perecer en el intento. Pero Cristina no convocó a ninguno de sus integrantes a este diálogo de titulares, porque con ellos no hay diálogo posible. Ellos sólo quieren obediencia y sumisión. La convocatoria de La Presidenta intenta aislarlos y dejar en evidencia sus intenciones destructivas. Y los convidados son los que también corren peligro con ese grupo dominante arremetiendo contra los intereses de todos. El próximo encontronazo será el 28 de agosto, fecha que la Corte disfrazó de Audiencia para resolver la tan postergada constitucionalidad de la LSCA, la Madre de Todas las Batallas, por ahora. ¿Por qué no hizo esta jugada el año pasado, antes de su confuso fallo? ¿Por qué no resolvió de la misma manera la constitucionalidad de la ley que reformaba el Consejo de la Magistratura? ¿Por qué eligió el aniversario de la fundación del diario para esta cita tan trascendente? Tal vez, esta Corte errática también necesita compañía para tomar decisiones críticas, para destinar el golpe letal a una de las dos posiciones. Porque de ese encuentro sólo una saldrá triunfante: la legitimidad de las leyes que surgen de la voluntad del Pueblo a través de sus representantes o la avidez insaciable de los que siempre han succionado las riquezas de Nuestra Nación. Un paso al futuro o un tren fantasma al pasado. Una pena la tibieza del triunfo del domingo pasado. Todo sería más fácil si algunos no se dejaran confundir con tan poco. Hugo Presman ENCENDER UNA VELA Confucio decía que es mejor encender una vela que maldecir a la oscuridad. Sería conveniente que en el gobierno sigan el consejo de Confucio. Los dos discursos de la Presidenta después de la derrota política del 11 de agosto (el del día de las elecciones, luego de conocido el escrutinio y el de Tecnópolis) parece haber optado en principio por enojarse con la oscuridad. Algunas consideraciones de aproximación al tema. Las especulaciones previas llevaban a la certeza que a nivel nacional el Frente para la Victoria obtendría la victoria, teniendo en cuenta que era el único partido que con el mismo nombre tenía presencia en todos los distritos. Dado que la situación económica y social era considerablemente mejor que la peor elección realizada por el gobierno en el 2009 y que esos eran los legisladores que se renovaban, estaba garantizado una presencia legislativa mayor al superar previsiblemente por varios puntos la performance nacional de aquel año que alcanzó a 31,5%. En los distritos más desfavorables como Capital Federal, Santa Fe y Mendoza se estimaba, que aún derrotado, duplicaría los votos obtenidos en el 2009, mejoraría un poco en Córdoba y permanecería estable en la Provincia de Buenos Aires. En la mayor parte de los otros distritos se consideraba factible mantener la habitual hegemonía. Con ese panorama, y partiendo de un núcleo duro superior al 30%, resultaba absolutamente probable llegar al 35 %. El resultado estuvo lejos de ese cálculo. Como escribió el periodista Eduardo Blaustein en el semanario Z: “La sorpresa no fue sólo la baja elección hecha por el kirchnerismo en la suma nacional cinco puntos por debajo de su marca del 2009. La sorpresa es lo lejos que estuvo el oficialismo-dirigentes, voceros, sus medios cercanos- de prever ese resultado. La ausencia de esa percepción explica en buena medida lo sucedido: dificultades de escucha y de interpelación, negaciones, una cierta tendencia oficial (según lo definió el escritor Juan Sasturain) a lo autocelebratorio. Es cierto que el silencio previo de un par de consultoras cercanas al gobierno se hacía elocuente y es cierto que en términos generales las encuestas porteñas y bonaerenses se acercaron a los cómputos finales, pero no a lo que finalmente sería la escala nacional y menos a lo sucedido en muchas provincias. Es cierto que el kirchnerismo sigue siendo primera minoría nacional y la fuerza más organizada. Pero ese argumento obvio es pobre en el análisis general y sólo complementario de otras lecturas posibles de las elecciones” En provincia Buenos Aires, donde el Frente para la Victoria estuvo casi tres puntos por debajo del 2009 se produjo la sorpresa que en los lugares donde debía ganar por amplio margen el mismo se estrechó en forma considerable, perdió en forma amplia en los municipios cuyos intendentes apoyaron a Sergio Massa y fue derrotado, a mero título enunciativo en lugares impensados como Morón, Avellaneda, Moreno, Ituzaingó o Lanús registrándose un empate en un territorio abonado a la victoria como Merlo. A eso se suma la derrota en provincias como La Rioja, Jujuy, San Juan en donde el resultado parecía cantado a favor, igual que en Catamarca aunque en esta provincia con menor margen de certeza, y el previsible pero muy simbólico fracaso en Santa Cruz. Los triunfadores opositores con amplias ventajas, como Julio César Cleto Cobos en Mendoza o Hermes Binner en Santa Fe, se caracterizan por su discurso lavado e insustancial, su falta de carisma y su nula audacia. Sergio Massa realizó una muy buena elección, con un emprendimiento político de apenas 40 días, aunque su preparación tiene muchos meses acumulados. Su discurso en la línea de Capriles en Venezuela, intentó recoger lo que considera positivo del kirchnerismo y apuntar lo que la prédica opositora política y mediática ha hecho trinchera: no a la reelección, no a la reforma de la constitución, defensa de la justicia actual, hincapié en la división de poderes, y prédica en la lucha contra la inflación y la inseguridad. Ese envase esconde un contenido fuertemente noventista que recorre todas la muletillas que van desde la prolongación de las penas para mejorar la seguridad a la de dejar atrás el pasado y consecuentemente el procesamiento de los genocidas, postulando una falsa reconciliación. Desde el abrazo al mal llamado campo, a la de transitar el camino del endeudamiento y subordinación a los organismos internacionales, bajo las premisas de la conciliación, el consenso y la reinserción en el mundo. Desde la subordinación integral a las corporaciones y a la patria financiera al alineamiento incondicional con los EE.UU, desertando de la utopía revolucionaria de la unidad latinoamericana. Otro derrotado es el PRO en el único distrito que administra, protegido por los medios hegemónicos, que han amortiguado el fracaso al punto de pasar por triunfador, pero internamente no han podido disimular el sacudón donde el frente UNEN amenaza su hegemonía. Éste ganó en la mayor parte de los barrios porteños, tanto para diputados como para senadores. Como compensación precaria tuvo las buenas elecciones de Alfredo de Angeli en Entre Ríos donde superó al radicalismo ubicándose en el segundo lugar, igual que Miguel del Sel en Santa Fe que volvió a confirmar un segundo puesto con menos votos que en su debut y a mayor distancia del primero. En Córdoba, el ex árbitro de fútbol Héctor Baldassi, debutante político en las huestes de Mauricio Macri, se ubicó tercero, superando en votos al Frente para la Victoria, que llevó como candidata a Silvia Scotto, la ex rectora de la Universidad de Córdoba, lo que obliga a realizar un enorme esfuerzo de comprensión, para lo cual es útil acudir al filósofo Baruj Spinoza que sostenía: “En política no hay que reír ni llorar, sólo comprender.” El Frente de Izquierda realizó una muy buena elección con presencia en 19 distritos en todos los cuales superó largamente el piso establecido en las PASO. Dentro de UNEN, ha quedado claro que Jorge Lanata siembra y Elisa Carrió cosecha. El amplio triunfo en Entre Ríos del gobernador Sergio Uribarri, lo deja en condiciones favorables de ser una alternativa kirchnerista en el 2015. EXPLICACIONES POSIBLES DE UNA DERROTA Es posible que el gobierno haya leído equivocadamente el resultado del 55% en las elecciones presidenciales del 2011, considerándolos suyo. Sostuve entonces que los votos propios alcanzaban a lo sumo a un 35%. El 20% restante es fluctuante. El gobierno debía retener por lo menos 7 puntos de ese total de dos dígitos. No solo no lo hizo, sino que su drenaje perforó incluso su propio piso. Cuando Cristina Fernández afirmó “Vamos por todo”, su lectura correcta era por todo lo considerado pendiente y no como interpretó o simuló entender el establishment que significaba un arrasamiento institucional. Esa estrategia entró en contradicción con la construcción política que se desplegó. La Presidenta fue expulsando seguidores y simpatizantes y radicalizando a sus opositores de clase media. Se enfrento con la CGT de Hugo Moyano con daños fuertes para ambos. Cristina perdió representación y capacidad de movilización y el líder camionero extravió su GPS y terminó abrazado con los que esperan la oportunidad para ser sus verdugos. Cristina se acercó a un sindicalismo gordo y sin capacidad movilizadora como el que expresa Gerardo Martínez, impresentable hasta desde el punto de los derechos humanos, mientras que Moyano decidió transitar por la política donde está más desorientado que camionero en la niebla, utilizando un lenguaje neoliberal y un arco de alianzas que contrasta con su valorable posicionamiento en los noventa. Un movimiento nacional y popular con la clase obrera organizada fuera de ese campo, necesariamente padecerá de una debilidad costosa que se expresa en las calles y en las urnas. El ensayista Ernesto Laclau, cuya defensa del populismo es meritoria, ha incorporado la teoría del papel secundario del proletariado, desplazado por las organizaciones sociales y las juveniles. Si la Presidenta adscribe a esta postura, la realidad empieza a demostrarle la equivocación. Si a esto se suma que franjas crecientes de las clases medias, fundamentalmente las más favorecidas, desembarcaban de la aceptación pasiva para pasar a la oposición activa, la base de sustentación se debilitaba significativamente. Los masivos cacerolazos fueron un alerta que la Casa Rosada minimizó y algunos de sus ministros ridiculizaron. Se da entonces una situación paradojal: mientras se intenta ir por más, las fuerzas que se va disponiendo para concretarlas se van reduciendo. He manifestado reiterada y obsesivamente mis dudas sobre la construcción política de la Presidenta. El hostigamiento a Daniel Scioli intensificado en los meses previos a las elecciones, cuestionando incluso su capacidad de gobierno para luego recurrir a él con el objetivo de sostener a Martín Insaurralde, desconocido fuera de Lomas de Zamora, revela una contradicción difícil de explicar. Haber especulado con la alta probabilidad que Sergio Massa no iba a romper, limitó el esfuerzo de mantenerlo dentro del redil. Massa y Scioli eran necesarios para estas decisivas elecciones presentadas como plebiscitarias, tanto por el gobierno como para la oposición, y de su resultado depende la continuidad más o menos tumultuosa de los últimos dos años de gobierno, y la proyección o no del proyecto, más allá de la finalización del presente mandato. Si se tenía pensada la ruptura, la misma debía concretarse a posteriori del 27 de octubre. Si se hace un ejercicio de historia contrafáctica, es fácilmente imaginable la derrota estruendosa que hubiera sufrido el Frente para la Victoria si Scioli rompía y se aliaba con Massa. Hay una tendencia creciente en el gobierno hacia el enclaustramiento en los considerados leales, y un sistema de promoción que premia a los que se despojan de toda observación crítica, lo que potencia a los alcahuetes. Hay además una metodología parlamentaria y económica que levanta polvaredas de disconformidad. La primera se vio, por ejemplo, en las seis leyes de democratización de la justicia, a las cuales se las impuso. Teniendo fuerzas suficientes para sancionarlas, se abortó el debate previo, para darle un tratamiento veloz. Se prescindió del conocimiento social donde se debe librar la batalla del convencimiento y de la aceptación. En el orden económico suceden situaciones inadmisibles en diferentes áreas, donde la oscuridad de los procedimientos y la arbitrariedad producen en muchos casos irritaciones justificadas. Una cosa es la necesaria confrontación para llevar adelante transformaciones que han sido en muchos aspectos la marca en el orillo del kirchnerismo. Muy diferente es usar un discurso revulsivo, incluso necesario y luego esterilizar o incumplir lo prometido. Por ejemplo, el pretendido control de precios con apoyo activo de la Cámpora, duró lo que la luz de un fósforo. Dejar que la lista de los artículos las confeccionaran los supermercados, fue una torpeza de principiantes. Amenazar con un control radicalizado para dejarlo en las gateras, es un error político. Provocar la reacción del establishment por algo que se amenazó y no se concretó como el accionar de la Cámpora en los supermercados, forma parte del manual de lo que no se debe hacer. No encarar el saneamiento del INDEC, de aquí para adelante, es un desgaste en la credibilidad que puntualmente llega en los primeros días de cada mes. Medidas como el control cambiario, imprescindible en un contexto como el actual para tratar de soslayar escenarios mucho más graves, debió comunicarse como una cruzada en defensa del país y de sus ciudadanos y no como ha sido considerado finalmente, aunque en forma falaz, como una restricción de la libertad. Incluso que el establishment y sus servidores políticos, económicos y mediáticos lo califiquen de cepo cambiario es haberle dejado la batalla idiomática de fuerte contenido cultural al poder económico que desde sus orígenes no escatimó los medios de tortura como el cepo. El actualizar los sueldos sin el correlato en las tablas y deducciones del impuesto a las ganancias es una obstinación poco inteligente. Lo mismo sucede con diferente intensidad en las categorías del monotributo. La prensa favorable sólo llega a un limitado número de simpatizantes y jamás ha sido una mediana competencia de los medios dominantes. De todos los productos periodísticos engendrados, sólo 6-7-8, Duro de domar y TVR, han tenido influencias destacadas como antídoto a la distorsión y falsedades de los medios dominantes, aunque la receta y el encapsulamiento ideológico sufra cierto desgaste. La carencia de programas periodísticos creíbles en la televisión pública que incluya una audiencia que supere largamente a los convencidos, es una ausencia injustificable. La aplicación de la ley de medios, en la parte no judicializada, es otra materia pendiente. El atraso cambiario y sus consecuencias sobre las economías provinciales, puede explicar las derrotas en territorios tradicionalmente ganados. La tardanza en poner en la agenda gubernamental como temas prioritarios la inflación, la inseguridad, el mejoramiento del transporte ferroviario son facturas que segmentos importantes de la población pasan. No alcanza con explicar las calamidades del punto de partida. Lo que el gobierno revirtió ya es considerado derecho ganado e incorporado. Gobernar se parece al trabajo de las empleadas de casas particulares. No terminan de limpiar cuando algún ambiente se vuelva ensuciar. El gobierno se ha enamorado de sus éxitos y retrasó las respuestas a las nuevas demandas. Al desgaste lógico de una década de gobierno se le ha sumado las denuncias de corrupción, que más allá de sus grotescas exageraciones, han sido efectivas y a las cuales el gobierno no les ha dado respuesta, en aquellos casos que lo ameriten. El haber realizado la mejor campaña publicitaria electoral tuvo, sin embargo, el déficit de apuntar hacia lo logrado sin proponer medidas que enamoren a futuro. ENCENDER UNA VELA Descripción: C:UsersHugo Presman 2Documentsimagenes notasVELAS 3.jpg Descripción: C:UsersHugo Presman 2Documentsimagenes notasOSCURIDAD.jpg El gobierno después de diez años sigue siendo la primera fuerza nacional, con ventajas significativas sobre sus contendientes. Es un hecho con pocos precedentes y el único del mismo signo que gobernará durante doce años. Pero sería equivocado si la Presidente no afronta con claridad los errores cometidos, muchos de ellos no forzados, mientras retoma la iniciativa y profundiza el proyecto. El kirchnerismo ha producido profundos cambios culturales y superestructurales, muchos más intensos que los que han afectado a la estructura económica. Lo realizado le ha granjeado la profunda animadversión de franjas mayoritarias del poder económico, que intentarán cercar al gobierno deseando y agotando las instancias para un final con salida en helicóptero. No sólo les resulta necesario derrumbarlo sino desterrarlo como experiencia para que resulte aleccionador e irrepetible. Muchos de los avances podrán ser apreciados nostálgicamente si Sergio Massa u otra variante similar accede al gobierno en el 2015. El programa real del intendente de Tigre invoca siempre un futuro cuyas raíces profundas se internan en el pasado noventista, mientras aggiorna un discurso encubridor que no puede explicitar claramente aunque audiencias populares porque sería piantavotos. Paradojalmente, el kirchnerismo que representa la alternativa presente con mayor posibilidad de acceder a un futuro no deja de hablar de sus éxitos pasados La oposición ha olvidado las presuntas denuncias de fraude que levantó a través de sus escribas más reconocidos. El 3 de agosto, en su columna semanal en el diario Clarín, Jorge Lanata tituló: “Fraude, el fantasma que sobrevuela otra vez” Es curioso: si gana el gobierno necesariamente hay fraude, pero si triunfa la oposición es una jornada democrática histórica . “Comicios impecables” escribió Carlos Pagni en La Nación del 15 de agosto. El gobierno actúa en espejo cuando quiere explicar a través de una causa excluyente la derrota política. Entonces los responsables fundamentales son los medios hegemónicos. Si con todos esos medios desenfrenadamente opositores ganó hace dos años con el 55%, sacándole 30 puntos al segundo, cuando reduce su caudal a la mitad, utilizar en forma unilateral ese determinante, es escaparse por la tangente. Eso no significa desconocer la enorme influencia diaria de los medios dominantes en la configuración de posiciones y estados de ánimos. La posibilidad de revertir el resultado de cara a octubre es muy difícil. Es posible que en la Provincia de Buenos Aires Sergio Massa incremente sus votos y amplié su distancia de Martín Insaurralde, que si logra evitar el habitual drenaje hacia el ganador, es posible que también incremente su performance aunque en menor proporción. Si durante la agonía de la Alianza la liga de gobernadores desempeño un papel fundamental, en el actual contexto se ha impuesto la municipalización de la política. Los intendentes bonaerenses que solo recaudan en general un 30% de sus ingresos, dependen para su funcionamiento de la coparticipación provincial y de las obras que les asigna el gobierno nacional. Eso explica el corte de boletas que llevó que en la elección de diputados provinciales triunfara el Frente para la Victoria. El periodista Martín Rodríguez ha ironizado sobre el comportamiento de los intendentes tomando la conocida frase de Raul Alfonsín: “No sigan hombres, sigan ideas” transformándola en “No sigan hombres, no sigan ideas, sigan al presupuesto” El kirchnerismo ha demostrado que su audacia se incrementa cuando está acorralado. También es cierto que no siempre es factible repetir situaciones exitosas en escenario diferentes. Pero de cara al 2015, el gobierno no tiene otra alternativa que retomar el centro del ring, corregir los errores y avanzar decididamente. Prender una vela para cambiar o moderar el resultado del 11 de agosto implica recuperar el piso propio e ir sobre el electorado fluctuante que el gobierno ha espantado. Profundizar el fracaso electoral de las PASO, implica para el gobierno quedarse con la segunda parte del pensamiento de Confucio, es decir, sólo maldecir a la oscuridad. 17-08-2013 Los suplentes y sus reacciones Un episodio decisivo a la vista El poder de Sergio Massa todavía no apuró la germinación de la semillita, pero sí logró resucitar a Chiche Duhalde, aunque no alcanzó para incrementar su inteligencia ni suavizar su corazón. En una respuesta vehemente a unos mensajes de Cristina, la ex primera dama del presidente de prepo hizo gala de su vetusto no-pensar. Nada para sorprenderse, pero su reaparición para el ridículo suena desconcertante. Eso sí, detrás de tanta sandez hay algo de coherencia que está en sintonía con los planes del establishment. Ansiosos a más no poder, los personeros del Poder Fáctico mandan a cualquiera de sus sicarios para enlodar la escena. Porque nadie en su sano juicio diría a esta altura del partido lo que Chiche ha dicho respecto al rol de la mujer en la política y en todos los ámbitos de la vida. Si lo dijo fue para llamar la atención y que se escuche lo que en realidad quería decir. Quedarse en la superficie de sus palabras es no comprender lo crucial de estos tiempos. Un mensaje oscuro para enviar contenidos más oscuros aún. El miércoles, en cambio, La Presidenta fue más clara. Su “quiero hablar con los titulares, no con los suplentes” no se presta a demasiadas confusiones. Pero, como peces hambrientos, los suplentes de las listas se engancharon en cualquier anzuelo y salieron a responder a una invitación que no estaba dirigida a ellos. Y bueno, están en campaña y tienen que figurar, aunque sea de la peor manera. “Es evidente que está atravesando un proceso de desequilibrio o falta de inteligencia emocional para darse cuenta de que no encuentra la solución”, dijo la señora Chiche, como si estuviera explicando la receta de un budín inglés. El significado de ‘inteligencia emocional’ quedará para su próxima lección, porque es mucho más complejo de lo que parece. Además, uno debe buscar una solución cuando está ante un problema y el resultado de las PASO podría ser, apenas, una advertencia. Sin embargo, Hilda recrudeció sus inconsistentes explicaciones con amenazas encubiertas. “El no reconocimiento de la derrota electoral y las cosas que dice la ubican en un lugar muy desgraciado para todos nosotros. Me preocupa porque le quedan más de dos años de gestión”. Sugestivo pensar quiénes son ‘todos nosotros’, ¿los de TN? Si a ella le preocupan los dos años de gestión que le quedan, bienvenido sea. Que alguien como ella esté preocupada es una buena señal para este colectivo. Pero su mirada está puesta en un futuro que no verá: el tan mentado 2015. No porque le quede poca cuerda, sino porque no será como lo desea. Y no sólo ella. Como una Moira de la Antigua Grecia, pretende hilar las hebras del destino de nuestro país. Después de afirmar que, gracias a Cristina, ninguna mujer querrá aspirar a un cargo dirigencial, arremetió con fiereza: “me parece que tiene que entrar en el debate nacional si la mujer está preparada para ejercer la política per se, con sus características, con sus condiciones y convicciones, o si simplemente va a acompañar el proyecto de alguien”. Y sentenció, antes de cualquier debate: “la mujer no participa masivamente en política. Aún es más cosa de hombres”. Y lo dijo como si evocara los tiempos de su juventud, allá por mediados del siglo XIX, con pretendida inocencia. Lo que dejó dicho sin decirlo es más tenebroso: si Cristina llega a terminar su mandato, el próximo tiene que ser Un Presidente, porque entre los hombres se entienden mejor. Con todo lo que eso significa, por supuesto. Que Cristina haya interpelado a los dueños del Poder Económico el miércoles en Tecnópolis, dejó descolocado a más de uno. Sobre todo por el juego que utilizó con eso de los titulares y suplentes. Algunos simularon estar ofendidos y otros sacaron el pecho, pero lejos de cualquier trayectoria. Horacio Rodríguez Larreta, Jefe de Gabinete de la CABA, se sintió invitado y aceptó gustoso. “Del lado nuestro, tanto del PRO como de Mauricio, diga lo que diga Cristina, siempre vamos a estar dispuestos al diálogo”, considerando el diálogo como un espacio para órdenes y exigencias. Pino Solanas, en cambio, rechazó de plano un convite que no recibió. “La verdad es que nosotros no iríamos. Nos encontramos ante una Presidenta que está negando las expresiones de la realidad y se coloca en víctima de no se sabe qué”, anticipó, confirmando que no entiende nada. Federico Pinedo, un diputado del PRO muy paquete pero poco lúcido, consideró que “en las democracias gobierna el pueblo a través de los partidos. En el fascismo corporativo gobernaban las corporaciones con el Duce”. Además, mentiroso porque en su ideario político la democracia debe estar al servicio de una minoría selecta. Lejos de la postal que están distribuyendo los voceros del establishment, La Presidenta no se siente derrotada. Y no porque desconoce la realidad sino porque no lo está. Tampoco debe sentirse victoriosa. Los números del domingo no la han acobardado y eso es lo que más los desespera, porque la convocatoria al diálogo con los titulares de ninguna manera debe interpretarse como un gesto de sumisión a los personeros del poder. Por el contrario, es un desafío. No es una tregua ni un pacto pacífico que le garantice la gobernabilidad lo que busca La Primera Mandataria, sino un espacio donde se pueda hablar en serio sobre el destino del país. Y lejos de los laderos mediáticos y políticos, que, serviles, confunden todo y responden a intereses de personajes oscuros. Así es que, todos los que se apresuraron a rechazar esta interpelación de CFK quedan, una vez más descolocados. Por si no entendieron, ellos son los suplentes. Ellos son los que encubren las intenciones de los que nunca dan la cara, los que disfrazan el camino al fracaso con recursos publicitarios, los que adornan con flores y guirnaldas el atajo que nos conduce al peor pasado. “El camino al infierno está empedrado con buenas intenciones”, los descubrió Cristina. Pero también esclareció sobre las recetas habituales del neoliberalismo. “Cuando te dicen que hay que gobernar con metas de inflación, piden un cepo a los salarios”, explicó una vez más. Y ella pone el cuerpo para que todos comprendan de una buena vez qué es lo que está en juego. Los que enfrentan a este proyecto son los que siempre se han beneficiado con las crisis y no aparecen en las listas con sus nombres, sino con los de sus emisarios. Los que siempre están ocultos difunden su prédica a través de los libelos con formato periodístico. Y entonces, todos los caminos conducen a Clarín, que, como nunca, se ha constituido como el principal organizador de la oposición a este proyecto que promete desarticular su poder o perecer en el intento. Pero Cristina no convocó a ninguno de sus integrantes a este diálogo de titulares, porque con ellos no hay diálogo posible. Ellos sólo quieren obediencia y sumisión. La convocatoria de La Presidenta intenta aislarlos y dejar en evidencia sus intenciones destructivas. Y los convidados son los que también corren peligro con ese grupo dominante arremetiendo contra los intereses de todos. El próximo encontronazo será el 28 de agosto, fecha que la Corte disfrazó de Audiencia para resolver la tan postergada constitucionalidad de la LSCA, la Madre de Todas las Batallas, por ahora. ¿Por qué no hizo esta jugada el año pasado, antes de su confuso fallo? ¿Por qué no resolvió de la misma manera la constitucionalidad de la ley que reformaba el Consejo de la Magistratura? ¿Por qué eligió el aniversario de la fundación del diario para esta cita tan trascendente? Tal vez, esta Corte errática también necesita compañía para tomar decisiones críticas, para destinar el golpe letal a una de las dos posiciones. Porque de ese encuentro sólo una saldrá triunfante: la legitimidad de las leyes que surgen de la voluntad del Pueblo a través de sus representantes o la avidez insaciable de los que siempre han succionado las riquezas de Nuestra Nación. Un paso al futuro o un tren fantasma al pasado. Una pena la tibieza del triunfo del domingo pasado. Todo sería más fácil si algunos no se dejaran confundir con tan poco. Hugo Presman ENCENDER UNA VELA Confucio decía que es mejor encender una vela que maldecir a la oscuridad. Sería conveniente que en el gobierno sigan el consejo de Confucio. Los dos discursos de la Presidenta después de la derrota política del 11 de agosto (el del día de las elecciones, luego de conocido el escrutinio y el de Tecnópolis) parece haber optado en principio por enojarse con la oscuridad. Algunas consideraciones de aproximación al tema. Las especulaciones previas llevaban a la certeza que a nivel nacional el Frente para la Victoria obtendría la victoria, teniendo en cuenta que era el único partido que con el mismo nombre tenía presencia en todos los distritos. Dado que la situación económica y social era considerablemente mejor que la peor elección realizada por el gobierno en el 2009 y que esos eran los legisladores que se renovaban, estaba garantizado una presencia legislativa mayor al superar previsiblemente por varios puntos la performance nacional de aquel año que alcanzó a 31,5%. En los distritos más desfavorables como Capital Federal, Santa Fe y Mendoza se estimaba, que aún derrotado, duplicaría los votos obtenidos en el 2009, mejoraría un poco en Córdoba y permanecería estable en la Provincia de Buenos Aires. En la mayor parte de los otros distritos se consideraba factible mantener la habitual hegemonía. Con ese panorama, y partiendo de un núcleo duro superior al 30%, resultaba absolutamente probable llegar al 35 %. El resultado estuvo lejos de ese cálculo. Como escribió el periodista Eduardo Blaustein en el semanario Z: “La sorpresa no fue sólo la baja elección hecha por el kirchnerismo en la suma nacional cinco puntos por debajo de su marca del 2009. La sorpresa es lo lejos que estuvo el oficialismo-dirigentes, voceros, sus medios cercanos- de prever ese resultado. La ausencia de esa percepción explica en buena medida lo sucedido: dificultades de escucha y de interpelación, negaciones, una cierta tendencia oficial (según lo definió el escritor Juan Sasturain) a lo autocelebratorio. Es cierto que el silencio previo de un par de consultoras cercanas al gobierno se hacía elocuente y es cierto que en términos generales las encuestas porteñas y bonaerenses se acercaron a los cómputos finales, pero no a lo que finalmente sería la escala nacional y menos a lo sucedido en muchas provincias. Es cierto que el kirchnerismo sigue siendo primera minoría nacional y la fuerza más organizada. Pero ese argumento obvio es pobre en el análisis general y sólo complementario de otras lecturas posibles de las elecciones” En provincia Buenos Aires, donde el Frente para la Victoria estuvo casi tres puntos por debajo del 2009 se produjo la sorpresa que en los lugares donde debía ganar por amplio margen el mismo se estrechó en forma considerable, perdió en forma amplia en los municipios cuyos intendentes apoyaron a Sergio Massa y fue derrotado, a mero título enunciativo en lugares impensados como Morón, Avellaneda, Moreno, Ituzaingó o Lanús registrándose un empate en un territorio abonado a la victoria como Merlo. A eso se suma la derrota en provincias como La Rioja, Jujuy, San Juan en donde el resultado parecía cantado a favor, igual que en Catamarca aunque en esta provincia con menor margen de certeza, y el previsible pero muy simbólico fracaso en Santa Cruz. Los triunfadores opositores con amplias ventajas, como Julio César Cleto Cobos en Mendoza o Hermes Binner en Santa Fe, se caracterizan por su discurso lavado e insustancial, su falta de carisma y su nula audacia. Sergio Massa realizó una muy buena elección, con un emprendimiento político de apenas 40 días, aunque su preparación tiene muchos meses acumulados. Su discurso en la línea de Capriles en Venezuela, intentó recoger lo que considera positivo del kirchnerismo y apuntar lo que la prédica opositora política y mediática ha hecho trinchera: no a la reelección, no a la reforma de la constitución, defensa de la justicia actual, hincapié en la división de poderes, y prédica en la lucha contra la inflación y la inseguridad. Ese envase esconde un contenido fuertemente noventista que recorre todas la muletillas que van desde la prolongación de las penas para mejorar la seguridad a la de dejar atrás el pasado y consecuentemente el procesamiento de los genocidas, postulando una falsa reconciliación. Desde el abrazo al mal llamado campo, a la de transitar el camino del endeudamiento y subordinación a los organismos internacionales, bajo las premisas de la conciliación, el consenso y la reinserción en el mundo. Desde la subordinación integral a las corporaciones y a la patria financiera al alineamiento incondicional con los EE.UU, desertando de la utopía revolucionaria de la unidad latinoamericana. Otro derrotado es el PRO en el único distrito que administra, protegido por los medios hegemónicos, que han amortiguado el fracaso al punto de pasar por triunfador, pero internamente no han podido disimular el sacudón donde el frente UNEN amenaza su hegemonía. Éste ganó en la mayor parte de los barrios porteños, tanto para diputados como para senadores. Como compensación precaria tuvo las buenas elecciones de Alfredo de Angeli en Entre Ríos donde superó al radicalismo ubicándose en el segundo lugar, igual que Miguel del Sel en Santa Fe que volvió a confirmar un segundo puesto con menos votos que en su debut y a mayor distancia del primero. En Córdoba, el ex árbitro de fútbol Héctor Baldassi, debutante político en las huestes de Mauricio Macri, se ubicó tercero, superando en votos al Frente para la Victoria, que llevó como candidata a Silvia Scotto, la ex rectora de la Universidad de Córdoba, lo que obliga a realizar un enorme esfuerzo de comprensión, para lo cual es útil acudir al filósofo Baruj Spinoza que sostenía: “En política no hay que reír ni llorar, sólo comprender.” El Frente de Izquierda realizó una muy buena elección con presencia en 19 distritos en todos los cuales superó largamente el piso establecido en las PASO. Dentro de UNEN, ha quedado claro que Jorge Lanata siembra y Elisa Carrió cosecha. El amplio triunfo en Entre Ríos del gobernador Sergio Uribarri, lo deja en condiciones favorables de ser una alternativa kirchnerista en el 2015. EXPLICACIONES POSIBLES DE UNA DERROTA Es posible que el gobierno haya leído equivocadamente el resultado del 55% en las elecciones presidenciales del 2011, considerándolos suyo. Sostuve entonces que los votos propios alcanzaban a lo sumo a un 35%. El 20% restante es fluctuante. El gobierno debía retener por lo menos 7 puntos de ese total de dos dígitos. No solo no lo hizo, sino que su drenaje perforó incluso su propio piso. Cuando Cristina Fernández afirmó “Vamos por todo”, su lectura correcta era por todo lo considerado pendiente y no como interpretó o simuló entender el establishment que significaba un arrasamiento institucional. Esa estrategia entró en contradicción con la construcción política que se desplegó. La Presidenta fue expulsando seguidores y simpatizantes y radicalizando a sus opositores de clase media. Se enfrento con la CGT de Hugo Moyano con daños fuertes para ambos. Cristina perdió representación y capacidad de movilización y el líder camionero extravió su GPS y terminó abrazado con los que esperan la oportunidad para ser sus verdugos. Cristina se acercó a un sindicalismo gordo y sin capacidad movilizadora como el que expresa Gerardo Martínez, impresentable hasta desde el punto de los derechos humanos, mientras que Moyano decidió transitar por la política donde está más desorientado que camionero en la niebla, utilizando un lenguaje neoliberal y un arco de alianzas que contrasta con su valorable posicionamiento en los noventa. Un movimiento nacional y popular con la clase obrera organizada fuera de ese campo, necesariamente padecerá de una debilidad costosa que se expresa en las calles y en las urnas. El ensayista Ernesto Laclau, cuya defensa del populismo es meritoria, ha incorporado la teoría del papel secundario del proletariado, desplazado por las organizaciones sociales y las juveniles. Si la Presidenta adscribe a esta postura, la realidad empieza a demostrarle la equivocación. Si a esto se suma que franjas crecientes de las clases medias, fundamentalmente las más favorecidas, desembarcaban de la aceptación pasiva para pasar a la oposición activa, la base de sustentación se debilitaba significativamente. Los masivos cacerolazos fueron un alerta que la Casa Rosada minimizó y algunos de sus ministros ridiculizaron. Se da entonces una situación paradojal: mientras se intenta ir por más, las fuerzas que se va disponiendo para concretarlas se van reduciendo. He manifestado reiterada y obsesivamente mis dudas sobre la construcción política de la Presidenta. El hostigamiento a Daniel Scioli intensificado en los meses previos a las elecciones, cuestionando incluso su capacidad de gobierno para luego recurrir a él con el objetivo de sostener a Martín Insaurralde, desconocido fuera de Lomas de Zamora, revela una contradicción difícil de explicar. Haber especulado con la alta probabilidad que Sergio Massa no iba a romper, limitó el esfuerzo de mantenerlo dentro del redil. Massa y Scioli eran necesarios para estas decisivas elecciones presentadas como plebiscitarias, tanto por el gobierno como para la oposición, y de su resultado depende la continuidad más o menos tumultuosa de los últimos dos años de gobierno, y la proyección o no del proyecto, más allá de la finalización del presente mandato. Si se tenía pensada la ruptura, la misma debía concretarse a posteriori del 27 de octubre. Si se hace un ejercicio de historia contrafáctica, es fácilmente imaginable la derrota estruendosa que hubiera sufrido el Frente para la Victoria si Scioli rompía y se aliaba con Massa. Hay una tendencia creciente en el gobierno hacia el enclaustramiento en los considerados leales, y un sistema de promoción que premia a los que se despojan de toda observación crítica, lo que potencia a los alcahuetes. Hay además una metodología parlamentaria y económica que levanta polvaredas de disconformidad. La primera se vio, por ejemplo, en las seis leyes de democratización de la justicia, a las cuales se las impuso. Teniendo fuerzas suficientes para sancionarlas, se abortó el debate previo, para darle un tratamiento veloz. Se prescindió del conocimiento social donde se debe librar la batalla del convencimiento y de la aceptación. En el orden económico suceden situaciones inadmisibles en diferentes áreas, donde la oscuridad de los procedimientos y la arbitrariedad producen en muchos casos irritaciones justificadas. Una cosa es la necesaria confrontación para llevar adelante transformaciones que han sido en muchos aspectos la marca en el orillo del kirchnerismo. Muy diferente es usar un discurso revulsivo, incluso necesario y luego esterilizar o incumplir lo prometido. Por ejemplo, el pretendido control de precios con apoyo activo de la Cámpora, duró lo que la luz de un fósforo. Dejar que la lista de los artículos las confeccionaran los supermercados, fue una torpeza de principiantes. Amenazar con un control radicalizado para dejarlo en las gateras, es un error político. Provocar la reacción del establishment por algo que se amenazó y no se concretó como el accionar de la Cámpora en los supermercados, forma parte del manual de lo que no se debe hacer. No encarar el saneamiento del INDEC, de aquí para adelante, es un desgaste en la credibilidad que puntualmente llega en los primeros días de cada mes. Medidas como el control cambiario, imprescindible en un contexto como el actual para tratar de soslayar escenarios mucho más graves, debió comunicarse como una cruzada en defensa del país y de sus ciudadanos y no como ha sido considerado finalmente, aunque en forma falaz, como una restricción de la libertad. Incluso que el establishment y sus servidores políticos, económicos y mediáticos lo califiquen de cepo cambiario es haberle dejado la batalla idiomática de fuerte contenido cultural al poder económico que desde sus orígenes no escatimó los medios de tortura como el cepo. El actualizar los sueldos sin el correlato en las tablas y deducciones del impuesto a las ganancias es una obstinación poco inteligente. Lo mismo sucede con diferente intensidad en las categorías del monotributo. La prensa favorable sólo llega a un limitado número de simpatizantes y jamás ha sido una mediana competencia de los medios dominantes. De todos los productos periodísticos engendrados, sólo 6-7-8, Duro de domar y TVR, han tenido influencias destacadas como antídoto a la distorsión y falsedades de los medios dominantes, aunque la receta y el encapsulamiento ideológico sufra cierto desgaste. La carencia de programas periodísticos creíbles en la televisión pública que incluya una audiencia que supere largamente a los convencidos, es una ausencia injustificable. La aplicación de la ley de medios, en la parte no judicializada, es otra materia pendiente. El atraso cambiario y sus consecuencias sobre las economías provinciales, puede explicar las derrotas en territorios tradicionalmente ganados. La tardanza en poner en la agenda gubernamental como temas prioritarios la inflación, la inseguridad, el mejoramiento del transporte ferroviario son facturas que segmentos importantes de la población pasan. No alcanza con explicar las calamidades del punto de partida. Lo que el gobierno revirtió ya es considerado derecho ganado e incorporado. Gobernar se parece al trabajo de las empleadas de casas particulares. No terminan de limpiar cuando algún ambiente se vuelva ensuciar. El gobierno se ha enamorado de sus éxitos y retrasó las respuestas a las nuevas demandas. Al desgaste lógico de una década de gobierno se le ha sumado las denuncias de corrupción, que más allá de sus grotescas exageraciones, han sido efectivas y a las cuales el gobierno no les ha dado respuesta, en aquellos casos que lo ameriten. El haber realizado la mejor campaña publicitaria electoral tuvo, sin embargo, el déficit de apuntar hacia lo logrado sin proponer medidas que enamoren a futuro. ENCENDER UNA VELA Descripción: C:UsersHugo Presman 2Documentsimagenes notasVELAS 3.jpg Descripción: C:UsersHugo Presman 2Documentsimagenes notasOSCURIDAD.jpg El gobierno después de diez años sigue siendo la primera fuerza nacional, con ventajas significativas sobre sus contendientes. Es un hecho con pocos precedentes y el único del mismo signo que gobernará durante doce años. Pero sería equivocado si la Presidente no afronta con claridad los errores cometidos, muchos de ellos no forzados, mientras retoma la iniciativa y profundiza el proyecto. El kirchnerismo ha producido profundos cambios culturales y superestructurales, muchos más intensos que los que han afectado a la estructura económica. Lo realizado le ha granjeado la profunda animadversión de franjas mayoritarias del poder económico, que intentarán cercar al gobierno deseando y agotando las instancias para un final con salida en helicóptero. No sólo les resulta necesario derrumbarlo sino desterrarlo como experiencia para que resulte aleccionador e irrepetible. Muchos de los avances podrán ser apreciados nostálgicamente si Sergio Massa u otra variante similar accede al gobierno en el 2015. El programa real del intendente de Tigre invoca siempre un futuro cuyas raíces profundas se internan en el pasado noventista, mientras aggiorna un discurso encubridor que no puede explicitar claramente aunque audiencias populares porque sería piantavotos. Paradojalmente, el kirchnerismo que representa la alternativa presente con mayor posibilidad de acceder a un futuro no deja de hablar de sus éxitos pasados La oposición ha olvidado las presuntas denuncias de fraude que levantó a través de sus escribas más reconocidos. El 3 de agosto, en su columna semanal en el diario Clarín, Jorge Lanata tituló: “Fraude, el fantasma que sobrevuela otra vez” Es curioso: si gana el gobierno necesariamente hay fraude, pero si triunfa la oposición es una jornada democrática histórica . “Comicios impecables” escribió Carlos Pagni en La Nación del 15 de agosto. El gobierno actúa en espejo cuando quiere explicar a través de una causa excluyente la derrota política. Entonces los responsables fundamentales son los medios hegemónicos. Si con todos esos medios desenfrenadamente opositores ganó hace dos años con el 55%, sacándole 30 puntos al segundo, cuando reduce su caudal a la mitad, utilizar en forma unilateral ese determinante, es escaparse por la tangente. Eso no significa desconocer la enorme influencia diaria de los medios dominantes en la configuración de posiciones y estados de ánimos. La posibilidad de revertir el resultado de cara a octubre es muy difícil. Es posible que en la Provincia de Buenos Aires Sergio Massa incremente sus votos y amplié su distancia de Martín Insaurralde, que si logra evitar el habitual drenaje hacia el ganador, es posible que también incremente su performance aunque en menor proporción. Si durante la agonía de la Alianza la liga de gobernadores desempeño un papel fundamental, en el actual contexto se ha impuesto la municipalización de la política. Los intendentes bonaerenses que solo recaudan en general un 30% de sus ingresos, dependen para su funcionamiento de la coparticipación provincial y de las obras que les asigna el gobierno nacional. Eso explica el corte de boletas que llevó que en la elección de diputados provinciales triunfara el Frente para la Victoria. El periodista Martín Rodríguez ha ironizado sobre el comportamiento de los intendentes tomando la conocida frase de Raul Alfonsín: “No sigan hombres, sigan ideas” transformándola en “No sigan hombres, no sigan ideas, sigan al presupuesto” El kirchnerismo ha demostrado que su audacia se incrementa cuando está acorralado. También es cierto que no siempre es factible repetir situaciones exitosas en escenario diferentes. Pero de cara al 2015, el gobierno no tiene otra alternativa que retomar el centro del ring, corregir los errores y avanzar decididamente. Prender una vela para cambiar o moderar el resultado del 11 de agosto implica recuperar el piso propio e ir sobre el electorado fluctuante que el gobierno ha espantado. Profundizar el fracaso electoral de las PASO, implica para el gobierno quedarse con la segunda parte del pensamiento de Confucio, es decir, sólo maldecir a la oscuridad. 17-08-2013
Posted on: Sat, 24 Aug 2013 15:20:24 +0000

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