Apoyada por Rafael Banquells, Maricruz Olivier incorporó a la telenovela a la villana que, más que mala, está psicológicamente perturbada: en Teresa por desigualdad social; en Las dos caras del destino, a causa de una doble personalidad. Ernesto Alonso utilizó estas características y las llevó hasta sus últimas consecuencias en complejos personajes: Las gemelas y La sonrisa del diablo. Una heroína romántica no muy complaciente en Yo no creo en los hombres, Estafa de amor II y En busca del paraíso. El director griego-norteamericano, avecindado en México, Dimitrio Sarrás, con quien la Olivier consiguió una relación de trabajo y de amistad extremadamente intensa en telenovelas producidas tanto por Ernesto Alonso como por Valentín Pimstein, desarrollaron una serie de rituales escénicos que captó la cámara televisiva como marcas de fábrica de la Olivier: cepillando el pelo ante un espejo, arreglándose el peinado con las uñas, todo mientras decía un parlamento importante. Inolvidable su Gloria en Viviana, una heredera rica y temperamental, casada con el hombre equivocado; ella prefiere buscar a sus galanes en antros de mala muerte. Fuera de estas medidas, la Olivier encarnó a una heroína revolucionaria en La tormenta, a una rígida dama en Barata de primavera y a una malvadísima y manipuladora villana en Borrasca. Luis Terán Revista somos El mundo de las telenovelas
Posted on: Mon, 12 Aug 2013 01:00:20 +0000
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