Aprendiendo a ser humilde Difícil tarea es ser humilde, según - TopicsExpress



          

Aprendiendo a ser humilde Difícil tarea es ser humilde, según su definición, ser humilde es “la actitud de la persona que no presume de sus logros, reconoce sus fracasos y debilidades y actúa sin orgullo". Y es difícil porque incluso la persona más orgullosa piensa ella que es humilde, cuando la humildad dista mucho del acto de reconocerse uno como bueno y capaz. En realidad es complicado distinguir el orgullo y la humildad porque son la misma cosa, son las dos caras de la misma moneda. La diferencia es solamente un matiz, un sentir, un botón, un punto de vista que se resiste a cambiar y dar el paso, un pequeño paso para el hombre (el ego) y un gran paso para su humanidad, parafraseando lo que dijo Amstrong al pisar la Luna. Muchos creen que es humilde una persona que no tiene nada, y que vive en la miseria o con poco. Eso es una deformación de la palabra humilde. Humilde es la persona que no necesita nada, pero puede tenerlo todo. Una persona millonaria puede ser humilde, y una persona que vive en la calle también, y también ambos pueden ser súper-orgullosos. Se dice que el humilde no necesita nada, porque para sentirse bien no necesita ni logros, ni éxitos, ni reconocimientos de ninguna clase. Al humilde no le importa excesivamente lo material, viva como viva, sólo le importa la relación que tiene con las personas que le rodean. Y si con alguna persona tiene una relación complicada, ello no le afecta personalmente, su actitud siempre es abierta a tratar de comprender. El humilde ni siquiera piensa si es bueno, útil, o capaz, es cierto que seguro que es así, pero no piensa en ello, no piensa en sí mismo en este aspecto. Su actitud es la de ayudar a quien lo necesite (sin olvidarse de si mismo como si le ocurre al orgulloso), relacionarse bien, y básicamente fluir con la vida. El orgulloso que tan parecido es, también busca ayudar a los demás, y quiere buenas relaciones, pero en contraposición, para el orgulloso es una necesidad, piensa constantemente como demostrar lo bueno, útil y capaz que es, y lo que hace lo hace por propia necesidad, para recibir reconocimiento, y el agradecimiento por sus logros y su entrega. La diferencia es un matiz. Cuando el reconocimiento no llega, al humilde le da igual, pues lo hace por amor a la otra persona, porque sabe que le ayuda. En cambio, el orgulloso monta en cólera, se enfada y se deprime, pues su esfuerzo no le proporciona ningún beneficio. No sabe el orgulloso que esta experiencia le sirve para quemar poco a poco el ego. Las personas chocamos continuamente, siempre tenemos cosas en común y cosas en desacuerdo. Precisamente esos desacuerdos son los que sirven para retratarnos unos a los otros. Poco importa de qué discutimos, lo que importa es la actitud con la que se discute. El humilde habla sosegadamente, pregunta lo que no sabe, explica lo que si sabe. El orgulloso se acalora, como cree que sabe mucho no pregunta nada, pero si que lo explica todo, o bien no quiere decir nada, es extremista. El humilde está ayudando al orgulloso simplemente siendo un ejemplo de buena predisposición, que no quita que en determinados momentos si es muy presionado llegue a soliviantarse. El orgulloso con muy poco se siente presionado, atropellado, mal atendido, vilipendiado, es muy susceptible. La vida constantemente nos hace encontrarnos con quienes nos puedan ayudar a ablandar poco a poco nuestro ego. Dos personas con un ego similar, se casan, porque se gustan, porque son iguales. Se junta la forma femenina del ego, con su forma masculina, uno toma su posición de mártir y otro toma su posición de tirano. Si fuéramos capaces tan solo de escuchar lo que la otra persona nos dice con una actitud abierta de cambio, ya estaríamos evolucionando, y dando pasos hacia niveles mayores de amor. Sin embargo, los egos siempre se resisten al cambio, porque ciertamente es una labor delicada y compleja, y cuando nos señalan un defecto la respuesta no suele ser investigarlo, sino defenderse atacando a quien lo señaló. Ambas personas acabarán mapeando perfectamente los defectos del otro, pero se callan para no ofender, o no se escuchan. La consecuencia de esto es la inmovilidad de cada uno, y el riesgo de decirse las cosas es, o bien aceptarlo “humildemente” y crecer mediante el interactuar con una persona que nos conoce bien, o bien separarse creyendo que la relación se ha arruinado, o bien soportarse y malvivir, todo depende del tacto que cada uno emplee y su susceptibilidad y capacidad de aceptación. De cualquier modo, con una pareja o con otra, en una vida o en otra, cada ego acaba descubriéndose a sí mismo lo suficiente como para conseguir dar el paso adelante que su alma le solicita. Todos estamos en el camino del autodescubrimiento, muchos desarrollando todavía el ego, porque son almas jóvenes, y necesitan crecer más, y conseguir éxitos y logros que rubriquen su capacidad. Pero otros, otros bien puede decirse que tienen que estar realmente orgullosos de ser tan buenos, capaces, útiles e inteligentes. Las almas más viejas han desarrollado completamente el ego y ahora están de bajada, ahora deben quemarlo. Y el trabajo es dejar de creerse especial, porque en verdad, especiales somos todos, nadie es mejor a nadie. A quien la vida le maltrata y le pone las cosas dificiles, debe mirar en su interior, y descubrir donde se encuentra, estará en un punto entre el orgullo más excéntrico y la humildad más pura. Cada uno con la ayuda de su pareja puede atreverse a explorar con cuidado todos los aspectos, de hecho la vida es básicamente eso, y así sucede. Los amigos, los compañeros de trabajo y jefes, los hijos, los padres, los hermanos, todos nos señalan aspectos distintos de nosotros que podemos mejorar (y nosotros a ellos), y para hacerlo en realidad solo hacen falta ojos, orejas y sobre todo disposición. Del mismo modo también todos nos recuerdan las muchas virtudes que tenemos (aunque a los muy orgullosos casualmente nadie se las diga, ¿por qué será?). También cada persona en particular sirve siempre de ejemplo para otra en algún aspecto, justo es ese aspecto que nos gusta de esa persona, eso es porque ese aspecto está latente en quien lo ve, y de la misma manera, también está latente lo que vemos y no nos gusta, y todo lo latente se debe de expresar, bueno y malo. Para mejorar como persona solo hay que atreverse a mirar y reconocer los defectos que cada uno tiene. En el caso de la persona orgullosa no es fácil porque casi todo es virtud, el logro para ella es aceptar las imperfecciones de los demás, tolerar y llegar incluso a comprender a los demás. La exigencia es el gran defecto del orgulloso, un defecto que además le lleva a la soledad. El orgulloso convierte su virtud de dar en manía y obsesión. Facilita mucho las cosas el saber que toda persona tiene defectos, cosas que aprender y un camino como alma que recorrer, según parece en unas ochocientas vidas. Es importante ver que desde siempre todas las filosofias y religiones, han hablado de este camino que hay que transitar, aunque algunas han distorsionado demasiado la idea original. La idea de Dios no es nada más que la mismísima naturaleza de las cosas avanzando en el tiempo y convergiendo hacia su orden y armonia natural. Es un camino experiencial que se hace paso a paso, y que es tan fácil y tan difícil como ser siempre uno mismo, pero que requiere de una única condición, abrir mucho los ojos para así poder detectar el aprendizaje implícito en cada experiencia, lo cual un día le convertirá a uno, sin dejar de ser él mismo, en alguien más cálido, y más seguro, sintiéndose así en verdad, y no sólo mostrándose en apariencia, tal como le sucede al orgulloso, quién tras su virtuosa máscara es juez y muy inseguro. Si alguien se percibe orgulloso, es lo más normal del mundo, yo lo he sido mucho y en muchos aspectos lo sigo siendo. El camino es único, es ser uno mismo, es seguir el instinto, el impulso y el deseo, es hacer lo que uno siente que tiene que hacer, en lugar de lo que uno piensa. Es seguir siendo victima o truhán. No se puede dar un salto desde mitad de carrera que nos haga aterrizar cerca de meta (nadie con 20 años, puede cumplir los 40 el año siguiente). Poco a poco, paso a paso. No hay que pensar en como hacerlo, solo hay que hacerlo. Uno es como es. Pensar siempre es luego de la experiencia, para entender que ha sucedido. Antes de la experiencia solo es el miedo del ego que dificulta el avance. Tras la experiencia, algo ocurre en el interior de cada uno si ha sido auténticamente él mismo. Su ego victima sale en forma de lágrimas, su ego tirano sale en forma de rabia, y su miedo a ser rechazado sale en forma de temblores. Que genial aunque difícil es vencer los miedos y conseguir expresar las emociones que uno siente. Todo tiene que salir, rabia, odio, pena. Tras ello, si ha habido el cambio de conciencia, vienen muchas risas, sonrisas, y sentimientos de paz. A nivel de alma, todos somos como niños entre 4 y 6 años experimentando. La lección a aprender por el orgulloso pasa por reconocerse como hermano mediano del grupo. Si establecieramos tres grupos de almas, las jóvenes con 4 años serían las más egoístas, materialistas y vanidosas, y juegan a dar patadas a sus hermanos mayores sin reconocerles ni cuidados ni atenciones. Las medianas de 5 años son menos egoístas, y mas amorosas, pero orgullosas y rencorosas. Y las más viejas de 6 años es el hermano mayor, quien pacifica, tolera, guía y respeta, es el más humilde o menos orgulloso y ya sabe que él también pasó por los 4 y los 5 años del alma. La lección que la vida enseña al orgulloso es la de que todos influimos en todos, pero no hay nada ni nadie que realmente dependa de tí salvo tu mismo. Cuando el orgulloso comprende ya puede aceptar el libre albedrio de los demás y su deber y derecho de ser ellos mismos, y eso es la humildad.
Posted on: Wed, 10 Jul 2013 08:56:25 +0000

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