Aunque ando atrasado en la bitácora, me pondré al día luego. - TopicsExpress



          

Aunque ando atrasado en la bitácora, me pondré al día luego. Les voy a contar de milongas, porque sé amigos que es lo que quieren saber. Antes de ayer fui a la milonga del Morán, mi viaje a Buenos Aires se justifica por las clases con Carlos Peres, su práctica, y la milonga del Morán. Son dos de los lugares que he venido a conocer, dos emociones distintas que vengo a vivir, dos espacios de aprendizaje ineludibles. La Milonga del Morán es en un club de barrio, se realiza en las canchas del club. El lugar es muy especial, al llegar pasas por un salón sencillo donde no hay nada, esta vacío una barra y unas sillas, es el salón donde se reúnen los socios pero ese día estaba limpio pues la milonga se realizaba adentro, en la cancha. El techo es muy alto y cóncavo, de metal. Frente a mi estaba la pista de baile y la tribuna, en este piso deben de haber pasado algunas glorias argentinas, esa fue mi sensación, que de niños patearon una pelota, encestaron una canasta o dieron sus primeros pasos de tango. Me dije a mi mismo: Esta es una cuna de campeones. A la hora de pagar mi entrada me saludó Marcelo, él es organizador de la milonga del Morán y la Milonga del Florean, la de los titanes, junto a Lucila su novia y Mariano el mejor Dj de Buenos Aires. Es un joven muy simpático y se nota el trabajo que ha puesto en la milonga. Ha planteado un concepto y lo ha llevado a cabo con éxito. Esta semana nos hemos visto en diferentes milongas, él repartiendo la publicidad y yo de milonguero. Quien cobraba las entradas era su padre, muy parecido a él, lo saludé y me sentí en un ambiente muy familiar. Me acompañó a la cancha y me dijo: Venís en grupo o sólo? le dije que solo, pues mi Barra de Buenos Aires había ido a otra milonga. Continuó: Te podés sentar en esta mesa que es la de mis alumnos y se va a ir llenando, o podés sentarte en una mesa de hombres solos, Como la mesa de sus alumnos estaba en una esquina y cerca de los baños decidí quedarme allí. Siempre las esquinas son mejores y si esta cerca del baño tienes la oportunidad de tener cerca en algún momento de la noche a la niña con la que deseas bailar. Me ubiqué en la mesa casi sólo, a mi lado un argentino tomaba un vino y comía una pizza. A ver, la comida del Morán es otro tema, las pizzas son buenísimas y las cervezas son artesanales, la visión de Marcelo es plasmada en invisibles y pequeños detalles, que le dan a la milonga ese toque típico y de realidad, muy diferente a las también hermosas milongas de esta ciudad, pero más cerca a mi sentir y sensibilidad. Como te venden las pizzas completas me abstuve y pedí una empanada de carne, una de jamón y queso, la botella de vino que bebía el de al lado y una botella de agua. Jóvenes son el mesero, las cocineras y todos los que componen la organización de esta milonga. De maneras sencillas y buen gusto, por ejemplo los mandiles de las cocineras que cuelgan floreados de sus caderas, los organizadores de la milonga se mezclan muy bien con todos los asistentes y dándote ese toque de familiaridad e integración que uno necesita en esta ciudad aveces encopada. Yo me fui lo más vestido de tango que pude, camisa, pantalón, chaleco, si el mismo del aniversario de la Maleva. Pero la gente de esta milonga es muy sencilla, vecinos del barrio, algunos bailarines, otros que simplemente se quieren tomar una birra o comer rico, otros que sólo quieren escuchar y ver bailar. La gente en pantalón y camisetas, camisas informales y sobretodo desnudos de cualquier pose. Es decir van a la milonga a pasarla bien y nada más. Probé bailar pues para eso he llegado a esta ciudad generosa. Al lado de mi mesa una argentina de cabellos negros y vestido de seda roja, que sí había ido de tango, me regalo una mirada y la saqué a bailar. Bailamos una linda tanda que Mariano envió desde su computadora a los parlantes y que rebotaba en el techo metálico para llegar a los corazones de los bailarines. Estuvo muy bien y fui a agradecerle la tanda, cuando llegué me dijo que me recomendaba sacar a una chica de remera blanca que estuvo en la clase temprano. Marcelo escuchó y nos dijo: Vino a la clase y baila muy bien, cuando se lo dije y conversé con ella me dijo dijo que había sido la pareja del ex campeón mundial... Eso elevó mis expectativas, así que me prometí sacarla la próxima tanda. Al sonar los primeros compases fui hacia la dirección que recordaba me habían señalado, pero sólo vi a una chica peisa con zapatillas y jeans, mirando distraídamente la cancha, al desconcertarme y pensar que me había equivocado, decidí sacar a una chica de ojos verdes, y vestido violeta. Bailé con ella una primer tango, lo caminé muy sencillo pues eso era lo que a mi me provocaba el tango, el lugar y la compañera. lo caminé mucho e hice pausas. al terminar el tango conversamos. Le pregunté de dónde era y ella me respondió de Rusia, Sin atenderme mucho me dijo: Hace poco que bailas y yo le respondí: En el tango todo tiempo es relativo y sí hace poco que bailo, me falta disfrutar mucho todavía. empezó el siguiente tango y en la parte picada apliqué seis movimientos continuos de gran velocidad, boleo, giro, apilado colgada y terminé con una traba, para luego seguir caminando serenamente todo el tango. El resto de la tanda la bailo acelerada esperando el movimiento de vértigo y habilidad, no me provocó más. Volvi donde Mariano y él me dijo: no supiste quién era, pues yo voy a bailar con ella y luego la sacás vos Sonreí por la complicidad de este buen extraño y me gusto sentirme su amigo. Mariano baila que se le sale el tango, al ser un buen DJ conoce las letras, los tiempos, los compaces y el espíritu de cada tango. Le hice notar la primera vez que fui a la Florean lo mucho que me gustó su música y la manera que arma las tandas, pues no es sólo poner un tango sobre el otro y seguir una idea de una sola orquesta. La idea de armar una tanda es provocar una consecuencia y ello se debe forjar desde el orden de los tres, cuatro o cinco tangos que la componen. Los principales, el primero y el último por supuesto. Todo esto se lo dije aquel día y me agradeció el alago diciendo: Qué bueno que lo entendés, es justamente lo que hago. Esperando que la tanda acabase me puse a ver el ambiente, a respirarlo a guardarlo en mi memoria para que no se quede en Buenos Aires y retorne conmigo a Lima. En la tribuna colgaba un cartel hecho en tela y dos dibujos de farolitos la franqueaban: Milonga del Moran y cuatro estrellas la coronaban. Continuará... estoy lavando la ripa y tengo que colgar
Posted on: Mon, 18 Nov 2013 18:09:25 +0000

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