Ayer fui a plantar arbolitos al campo. Al llegar vi la larga calle que, entre las matas, delimitaba el lugar donde se ubicaría la cortina de tamariscos, ahora estacas en un balde, que me disponía a sembrar. La extensión de la misma sumada al viento seco me genero una sensación de agobio por el trabajo aún no hecho, un cansancio a futuro…y entonces pensé en el tiempo. El tiempo como una sucesión de presentes, al fin y al cabo es solo eso. Me acorde de esos libritos cuyas páginas contienen imágenes sucesivas de una acción determinada, que al pasarlas rápido nos genera la sensación de movimiento. Imaginé a uno de estos apoyado en el suelo y al tiempo, como una brisa suave y constante, dando vuelta las páginas. Uno solo puede ver una imagen a la vez, el resto es ilusorio. Y así seguí, concentrándome en cada página (o planta), en sus detalles y pequeñeces hasta que llegue al final y ciento cuarenta ramitas asomaban en línea de la tierra húmeda. Sin prisa pero sin pausa, navegando a favor del tiempo, amo y señor de del movimiento y de los cambios. Resistirse erosiona, estresa y desenfoca, además es inútil. Además descubrí que uno cuando planta arbolitos no deja de pensar boludeces jeje.
Posted on: Sat, 28 Sep 2013 15:17:06 +0000
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