Bonos agrarios, son hoy en día de los fondos de inversión extranjeros (tenedores, en su mayor parte) -que los compraron en el mercado secundario informal- y no los expropiados por la Reforma Agraria del Velascato como se viene engañando a la opinión pública peruana. Según el analista económico y experto en hidrocarburos César Gutierrez, si el TC resuelve ejecutar el fallo, que para él sería inminente, le significaría un desembolso al Perú de US $ 3 mil millones, y afectaría los megaproyectos públicos, metro de la ciudad de Lima, gasoducto sur peruano y modernización de la refinería Talara, cada uno de los cuales excede los 2,500 millones de dólares y donde se necesitará transferencia de flujo de fondos y garantías soberanas o colaterales tangibles. Por ello, nuevamente la oposición política esta tratando desesperadamente de entrampar la elección de los 6 miembros del Tribunal Constitucional, para que los que estan de salida puedan concretar el atentado contra la economía de 30 millones de peruanos. Esa es ya la impresión que dejan estos miembros actuales del TC cuyo presidente ha sido alto ejecutivo bancario, y al cual pidieron parlamentarios oficialistas abstenerse. | Bonos de reforma agraria complicarán megaproyectos (estatales): Es inminente que el actual Tribunal Constitucional (TC) votará favorablemente para la ejecutoria del pago por parte del Estado peruano de los bonos de la reforma agraria, lo que le pone al Gobierno una enorme contingencia presupuestal del orden de 3,000 millones de dólares; convirtiéndose en un antecedente que allanará el camino para la exigencia de otra obligación billonaria, como lo es la deuda del Fondo Nacional de Vivienda (Fonavi), que es no menor a 2,700 millones de dólares. En estas circunstancias el Ministerio de Economía y Finanzas se verá en la necesidad de reprogramar su planeamiento de aporte en los megaproyectos, donde se requieran fondos de la caja fiscal o de endeudamiento a plazos de más de un año, que se registran como deuda pública, que afectarán el ratio deuda/PBI sobre el que existen compromisos de reducción progresiva que están escritos en el marco macroeconómico multianual. Por lo menos tres grandes proyectos deberán ser motivo de una reflexión aguda, pero que debe ser muy rápida: metro de la ciudad de Lima, gasoducto sur peruano y modernización de la refinería Talara, cada uno de los cuales excede los 2,500 millones de dólares y donde se necesitará transferencia de flujo de fondos y garantías soberanas o colaterales tangibles. De las tres obras mencionadas, si de priorizar se trata, pondría un orden: primero el proyecto refinería Talara, porque puede significar despidos masivos de personal, que serían políticamente inmanejables para el Gobierno; metro de Lima, ya que significará una ayuda invalorable que evitará la pérdida de horas-hombre de trabajo, por el caótico tráfico de la capital que va camino a empeorar, y finalmente en la cola y en categoría de prescindible colocaría el gasoducto sur peruano, del cual hoy no existe urgencia. En la frialdad de pensamiento de un estadista, el análisis parte de mantener la gobernabilidad, calle desilusionada y gobierno débil es un explosivo de alto poder destructivo. Las salidas pueden ir desde el establecimiento de un régimen autoritario hasta el imperio de la turbamulta caótica. Por ello lo más sensato es pensar en aquello que puede significar desborde, es el caso del tan promocionado emprendimiento de la empresa de refinación estatal.
Posted on: Tue, 16 Jul 2013 15:32:14 +0000
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