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Buscando información de una inmobiliaria encontré esta historia de mi Pueblo je,je en internet. El Diablo de Fuentes de Satélite (recopiló Rene Rodriguez Vasquez) En los límites de Rancho Castro y Lomas Verdes, entre Cuidad Satélite y Santa Cruz del Monte, se construyó el fraccionamiento Fuentes de Satélite, el cual colinda con la presa Madín, construido por la fraccionadora Austroplan de México. Mis hermanos y yo trabajamos en la constru­cción del fraccionamiento, desde la primera hasta la última casa, por 9 años consecutivos, desde 1975 hasta 1984. Mis hermanos Dionisio, Marcelino, Feliciano y yo Francisco Plascencia Leonardo nos dedicábamos al armado de varilla de la estructura de las casas. Una mañana teníamos que trabajar muy temprano, porque tenía que quedar terminada la varilla para recibir el concreto para echar la losa de una casa; pero nos causó extrañeza que al ir a la bodega para sacar la herramienta de trabajo, el bodeguero no se encontraba, por lo cual lo esperamos hasta que salió el sol; fue entonces que lo vimos venir de lejos, acompa­ñado de sus perros, todos muy asustados. El bodeguero estaba pálido y sin poder hablar, cabe señalar que para entonces todavía no existía la presa de Madín, y cuando se acercó le preguntamos que en dónde andaba; a lo que nos contestó que había tenido que salir porque antes del amanecer le tocaron la puerta de la bodega y al abrirla los perros empezaron aullar y vio a un hombre vestido de charro color negro y montado en un caballo del mismo color. Al preguntarle el bodeguero al hombre aquel que deseaba, el charro le contestó que se fuera de ese lugar porque esos eran su dominios y su territorio y que no quería que lo molestara nadie. El bodeguero le dijo: ¿quién es usted? Como respuesta el charro le dijo: mira quien soy; el charro se levantó el pantalón y le enseñó que no tenía pie de humano, sino una pata de muía. Luego, el charro se montó en su caballo y se fue, mientras los perros se quedaron aullando. Desde ese día el trabajador no se volvió a quedar a dormir en la bodega. Cuando llegábamos a trabajar todos los días, lo encontrábamos lejos de la bodega; los contra­tistas nunca le creyeron esta historia y nosotros seguimos trabajando durante 9 años, con el temor de lo que nos había dicho. (relato de Francisco Leonardo Plascencia, de granjas de Guadalupe Nicolás Romero)
Posted on: Tue, 15 Oct 2013 18:48:36 +0000

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