CAMBIO UN POLITICO POR UN SABIO Esta es la historia que ocurrió en un pequeño país: Por un error en los archivos, en la fase de impresión, los programas electorales de los dos grandes partidos políticos nacionales de ese país quedaron intercambiados. Muy pocas horas antes de las votaciones, en esas 24 horas anteriores destinadas a la reflexión, los dos cabezas de lista se dan cuenta del error… (Exclamaron que era un error inadmisible…) Se les presentó un dilema, ¿qué hacer frente a esa absurda situación? Cada candidato llevaba en su ideario el programa de su rival. Finalmente optaron por reunirse y buscar la opinión de un sabio… No podían acudir a pedir la ayuda de ningún otro político ya que ellos eran las cabezas visibles de los dos grandes grupos ideológicos de la nación. Se suponía que ellos eran los encargados de resolver los problemas de los ciudadanos, nadie en su sano juicio entendería ese cambio repentino… El sabio les dijo que la “carga ideológica” se transmite de muchas maneras, pero no con las propuestas electorales… Por tanto el resultado final será exactamente el mismo que si no se hubiera producido el error… Añadió que podían acostarse y dormir con total tranquilidad… Los resultados finales de las elecciones no sufrirían ningún cambio de consideración, incluso era posible que nadie notara ese error… Los líderes se indignaron. Contestaron que eso no podía ser cierto, que los electores se basan en las propuestas programáticas para seleccionar al mejor candidato. Que toman sus decisiones en la información… El sabio contestó que lo que se vota es una imagen. El candidato es una pantalla sobre la que el elector proyecta sus propios fantasmas. Unos son los malos para que los otros sean muy buenos. Unos tienen la razón y otros se equivocan… Que a cualquier candidato lo podíamos “cargar” con toda una batería de virtudes o de defectos… Los dos políticos no entendían esa actitud. ¿De qué servían entonces sus mítines y sus continuas apariciones públicas? ¿Eran acaso marionetas movidas por hilos invisibles? El sabio añadió que todas las consignas revolucionarias que ellos se esforzaban por repetir machaconamente, no eran sino cambios de una cosa por otra similar. El verdadero cambio era otra cosa que no la podía dar ningún político.
Posted on: Sun, 11 Aug 2013 03:44:16 +0000
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