CONDICIONES PARA ESCUCHAR A DIOS. “Me dijo: Hijo de hombre, - TopicsExpress



          

CONDICIONES PARA ESCUCHAR A DIOS. “Me dijo: Hijo de hombre, ponte sobre tus pies, y hablaré contigo.? Y luego que me habló, entró el Espíritu en mí y me afirmó sobre mis pies, y oí al que me hablaba” (Ez. 2.1-2). Es común que los creyentes usen la frase: “Dios me dijo”; pero, ¿en verdad les habla el Señor a todos los que dicen esto? Asimismo, ¿puedo hacer algo para que Dios me hable? Ezequiel es un ejemplo de aquellos que reúnen las características apropiadas para conversar con Dios; primeramente, era un sacerdote, es decir, uno que vive para ministrar al Señor. Así debes vivir tú, que todo en tu vida gire en torno a la satisfacción del Señor; si trabajas, comes, duermes o atiendes a tu familia, que todo sea una ofrenda al Señor. Ezequiel vivió un tiempo muy difícil, el sitio de Jerusalén y la invasión babilónica; la cual, dicho sea de paso, le costó la vida de su esposa. Sin embargo, aprendió a enfocar todo su ser hacia el Señor y no hacia las circunstancias de esta vida.Ligado a lo anterior tenemos el reconocimiento de nuestra condición. Ezequiel comienza su libro con la confesión de ser uno de los cautivos en Babilonia. Acércate cómo y dónde estés; Dios valora la honestidad; recuerda que si el enfermo niega su mal para evitar el tratamiento no será sanado. De adolescente me fracturé el cráneo jugando Básquet Ball; ya en el hospital argumentaba estar bien, pero en realidad trataba de evitar que me cortaran el cabello. Era inmaduro. Si verdaderamente quieres conversar con Dios debes ser trasparente ante Él. Hay ocasiones cuando el hombre está cautivo en Babilonia, atado a sus pasiones y aprisionado por el mundo; ¡pero no te goces de la esclavitud! Reconoce tu condición y procura tu liberación, sólo así se abren los cielos y se reciben las visiones de Dios (Ez. 1:1).Dios desea hablarte, pero recupérate. Dios le dijo a Ezequiel: “hijo de hombre, ponte sobre tus pies y hablaré contigo” (Ez. 2:1). Afírmate en la fe; la debilidad no es una excusa, sino un obstáculo. Cuando hice mi servicio militar comprendí la importancia de fortalecerse, había que estar firme de pie cuando un oficial le hablaba a uno, la otra opción eran varios kilómetros corriendo. Por ponerse firme de pie, Dios le habló a Ezequiel y luego que le habló, dice la Palabra que “entró el Espíritu en él, afirmó sus pies y escuchó al que le hablaba” (2:2); es decir, fue lleno del Espíritu santo, fortalecido espiritual y emocionalmente y afinado su oído espiritual para oír mejor al Señor.Otra característica importante para conversar con Dios es alimentarse de la Palabra de Dios; esto es, de la Palabra escrita, la Biblia: “me dijo: Hijo de hombre, come lo que hallas; come este rollo, y ve y habla a la casa de Israel. Y abrí mi boca, y me hizo comer aquel rollo. Y me dijo: Hijo de hombre, alimenta tu vientre, y llena tus entrañas de este rollo que yo te doy. Y lo comí, y fue en mi boca dulce como miel” (Ez. 3:1-3). Necesitas conocer su idioma y su manera de pensar y de sentir. ¿Quieres oírle? ¡Lee las Escrituras! Hace algunos años trabaje en cierto lugar, en donde mis compañeros de trabajo y yo pasábamos todo el día, no salíamos a casa a comer, así que degustábamos en una rosticería de pollos cercana, ¿Y qué comíamos? ¡Pollo rostizado de lunes a viernes! Un colaborador, cansado de tanto pollo, un día objetó: “hoy comeré otra cosa”. Fuimos al negocio como otro día cualquiera, y mi amigo pidió que si podían hacerle otra cosa para comer, pidió “enchiladas”, clásico platillo mexicano. Le preguntaron: ¿de que las quiere? ¡De pollo! Fue la respuesta: ¡No había más! ¡Era una rosticería de pollos! En la vida espiritual es semejante, el alimento es la palabra de Dios para todos los días y no puede dejarse. Ezequiel dijo: “me hizo comer el rollo” con la orden divina de “llena tu vientre”; es decir, satisfácete con el Libro. Antes de hablar vivir hay que comer la Palabra y asimilarla como asimilamos el alimento natural. Hay quienes se acercan a las Escrituras buscando qué predicar, pero así no funciona; es el ministerio el que procede de la comunión y no a la inversa.La Palabra es dulce como la miel (Sal. 19:10).Otra característica, muy importante por cierto, para conversar con Dios, es obedecerle. “Y me dijo: Hijo de hombre, toma en tu corazón todas mis palabras que yo te hablaré, y oye con tus oídos. Y ve y entra a los cautivos, a los hijos de tu pueblo, y háblales y diles: Así ha dicho Jehová el Señor; escuchen, o dejen de escuchar” (Ez. 3:10-11). Permíteme explicarte: muchos hablan con sus mascotas. Yo tenía un perro boxer, al cual no me gustaba hablarle. Le decía “siéntate” y se me echaba encima y con su enorme lengua me mojaba todo. Le decía “trae esta vara” y volvía a echárseme encima son su enorme lengua. Le decía todo tipo de cosas y él sólo se me echaba encima con su enorme lengua llena de saliva, ¡para que iba a hablarle! Era sólo un enorme perro sumamente mimado por 3 niños y una mamá. Muchos le dicen al Señor: “háblame” ¡¿Para qué va a hablarles si no obedecen?! Hay que amar la Palabra y guardarla; toma todas las palabras del Señor y guárdalas en tu corazón; luego ponlas en práctica y asegurarás que Dios siga hablándote. No pongas excusas, sólo hazlo.Para esto se necesita sensibilidad. Dios habla a quienes son sensibles a su voz y a sus sentimientos. Mira el ejemplo de Ezequiel: “Y me levantó el Espíritu, y oí detrás de mí una voz de gran estruendo, que decía: Bendita sea la gloria de Yahwéh desde su lugar… Me levantó, pues, el Espíritu, y me tomó; y fui en amargura, en la indignación de mi espíritu, pero la mano de Yahwéh era fuerte sobre mí” (Ez.3:14). Era sensible a la voz del Espíritu Santo y se identificaba con lo que Dios sentía. Al Señor, como a nosotros, le gusta la empatía. Cuando hablamos con personas que se identifican con lo que sentimos disfrutamos la conversación, pero, ¿quién desea hablar con un indiferente? Imagina que tú estás llorando o molesto al contar tu experiencia ¡y la otra persona tiene cara de jugador de póker! “Y me levantó el Espíritu y oí…una gran voz” (vr.12). ¡En cuanto sientas su poder ponte atento! ¡Bendita sea la Gloria de Yahwéh! –se escuchó enseguida (vr.12). Dios habla en la alabanza; se sensible, si en un coro no sientes su Presencia no lo cantes; pero si en un cántico percibes su Presencia, ¡cántalo de nuevo! Sensibilidad; identifícate con el Espíritu.Una de las primeras cosas que aprendemos en el libro de Ezequiel es a oír a Dios y a conversar con Él; pero la enseñanza no servirá de mucho a menos de que comiences a platicar con el Señor. Comienza ahora mismo. Devocional diario Dr. Roberto Tinoco.
Posted on: Tue, 27 Aug 2013 14:27:22 +0000

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