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CULTO AL HOMBRE: "Roma practica el culto a los hombres (sus santos). Los pseudo evangélicos al varón de Dios." Roma ha revestido de divinidad a todos los santos que han canonizado. Por ejemplo, todos ellos son Omnipresentes, porque los católicos pueden dirigirse a ellos desde cualquier parte del mundo. Son Omniscientes y Todopoderosos. Dicen poseer muchas otras características de la divinidad, por esta razón también les construyen ídolos, para que los católicos se hinquen ante ellos, hagan sus peticiones y dejen sus donaciones en cajas que siempre están a sus pies o muy cerca de ellos, para que paguen por ruegos y favores que les hacen. Se supone que ese dinero que depositan allí, favorecerá a que ese "santo" se incline a su favor. Todo este comercio no es otra cosa que la venta de los favores de sus divinidades. La gran variedad de ídolos nos recuerda al Olimpo de la antigua Grecia, donde tenían un dios para cada cosa. Hoy vemos algo muy semejante en el romanismo, tienen un "santo" con propiedades divinas, para el viajero, dicen que es Santiago; una santa para la guerra, la virgen del Carmen; un santo para los pescadores "San Pedro", etc. Poseen un santo para cada día del año, y por si alguno se les hubiera quedado fuera por omisión u olvido, tienen un día al año, el 1º de Noviembre como día de todos los santos. Esto me recuerda la experiencia de Pablo en Atenas, cuando vio que ellos tenían un dios para cada cosa, y tenían uno especialmente construido por si hubieran omitido alguno, dice en Hch. 17:22 "Entonces Pablo, puesto en pie en medio del Areópago, dijo: varones atenienses, en todo observo que sois muy religiosos; porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO". En un sistema religioso basado en la idolatría, esto no sorprende a nadie, pero un pueblo que dice basarse en la Biblia, no tiene justificación alguna. Hoy, los pseudo evangélicos también están rindiendo culto a los hombres, los han rodeado de una aureola de divinidad santa, son considerados infalibles e intocables. Cualquier hermano de la iglesia debe someterse a la disciplina, y muchas veces con gran severidad. Pero sus líderes no, porque ellos son "los varones de Dios" y sólo dan cuenta de sus actos a Dios mismo. Esta veneración al hombre pudo desarrollarse únicamente, debido a que el corazón humano es inclinado al pecado de la idolatría. Y a que sus líderes han forjado todo un método que estimula su deificación. Ya me he referido a la imposición que han hecho a sus congregaciones para que les llamen: "Mi pastor" y la iglesia dejó de ser la iglesia del Señor como él mismo la llamó: Cristo dijo: Mí iglesia. Pero hoy se le debe llamar la iglesia del pastor tal o cual. Se han rodeado de títulos con los cuales han elaborado una casta sacerdotal elevándose por sobre la iglesia, en muchos casos han constituido verdaderas dinastías. No solamente no tuvieron la dignidad de frenar y oponerse a este culto que hoy se les rinde, sino que ellos mismos fueron los que fomentaron esta veneración hacia ellos. Cuán lejos están del ejemplo apostólicos, la Biblia nos relata que cuando los hombres intentaron darles un trato diferente, ellos con energía se opusieron. Hoy no solo no se oponen, sino que lo estimulan. Se hacen llamar pomposamente en forma exclusivista: "el varón de Dios", "los Levitas espirituales", etc. Con esto quieren otorgarse para ellos la representación de Dios aquí en la tierra; algo que no se diferencia mucho de lo que los romanistas hacen con el Papa. A la congregación les corresponde ser solamente los "laicos", o los "hermanos irresponsables" como otros más atrevidos califican a sus Asambleas. Y ellos son los únicos representantes de Dios, por quienes Dios habla y resuelve todas las cosas. Cuando los discípulos del Señor discutían sobre quién sería el mayor cuando él se fuera, Jesús les dijo, Lc. 22: 25 "Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que sobre ellas tienen autoridad son llamados bienhechores; mas no así vosotros, sino sea el mayor entre vosotros como el más joven, y el que dirige, como el que sirve. Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Mas yo estoy entre vosotros como el que sirve". El Señor dice que los reinos de este mundo, tienen reyes y gobernantes, las naciones tienen líderes que se enseñorean sobre ellas. Mas no así vosotros. Que el mayor sea como el menor, que seamos como los siervos. En Mt. 23:9 dijo el Señor: "No llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos. Ni seáis llamados maestros; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo. El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo. Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido". Como el Señor dijo: "el que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo". Entonces, como ellos desean ser el mayor, obviamente nada más conveniente que hacerse llamar: "los siervos del Señor".Copiado ilegalmente de EstudiosMaranatha Pero claramente no lo emplean en el concepto bíblico que lo dijo el Señor, sino como un "título", para poder ser considerado "el mayor de todos". En primer lugar vemos que incluso en este pasaje que hemos dado lectura dice: "sea vuestro siervo", es decir, que sea siervo de los demás. Pero no, ellos se han dado un "título" que los hace únicamente "siervos de Dios", no de los hermanos. Porque ellos son: "el varón de Dios", "el siervo del Señor'. La palabra siervo, jamás ha significado categoría en el sentido de superioridad, de grandeza, de alguien más importante que otros como en el día de hoy es aplicada. Poco menos que es empleada para describir una categoría semejante a un ministro de la república, a un gran personaje de gobierno. No por casualidad, también gustan ser llamados ``ministros'. Y el pueblo de Dios también así lo ha interpretado. Por ejemplo, cuando un pastor hace cualquier labor que la iglesia considera denigrante para el "varón de Dios", digamos un ejemplo sencillo: Viene el pastor llegando a su iglesia, se baja de su automóvil y carga una maleta, por muy pequeña que sea, los hermanos más serviles y zalameros correrán donde él y le dirán: Déjeme llevar su maleta, como la va a cargar Ud., que es "un siervo del Señor". Consideran denigrante que "un siervo" cargue una maleta. Porque para él, "siervo", no significa lo que el Señor Jesucristo dijo, siervo es uno que sirve a los demás, un esclavo. La palabra empleada en el idioma original, era el esclavo de más abajo, el más despreciado. Correr entonces a cargar la maleta, en nuestro ejemplo que hemos puesto, sería tan absurdo como que en un hotel, el botones viniera con una valija, y el gerente del hotel, el secretario y el contador, y otros funcionarios del hotel corrieran donde el botones (el encargado de llevar las maletas) y le dijeran: "Por favor, permítame llevarla, cómo lo va a hacer Ud., Ud. es el botones (de la servidumbre) del hotel". ¿Verdad que nos parecería ridículo una situación así? Pero así de absurdo es llamar a alguien "siervo", que significa "esclavo" y creer que él tiene el título más importante, el más grande dentro de la iglesia del Señor. Todos los cristianos somos siervos del Señor. Si Ud. no se considera un siervo del Señor, no llame a Jesús "Señor", porque sólo los siervos tienen un Señor a quien sirven. En el libro de Proverbios encontramos muchos consejos muy sabios, no en vano es llamado el libro de sabidurías. Haríamos muy bien en leerlo y muchísimo mejor en ponerlo por práctica. Por ejemplo, dice en el cap. 28 verso 21 "Hacer acepción de personas no es bueno", verso 23 "el que reprende al hombre, hallará después mayor gracia que el que lisonjea con la lengua". Cap. 29 verso 1 "El hombre que reprendido endurece la cerviz, de repente será quebrantado, y no habrá para él medicina". Verso 5 "El hombre que lisonjea a su prójimo, red tiende delante de sus pasos". Ser atentos y corteses debería ser una característica de todos los cristianos, pero esa cualidad para que sea tal, debe ser ejercitada sin acepción de personas. La misma atención y preocupación que mostramos con los hermanos que tienen alguna actividad pública en la iglesia, necesariamente debemos mostrar con todos, incluyendo a los hermanos más humildes, sino eso que nosotros "pensamos" que lo hacemos por atención y cortesía, el Señor nos califica de lisonjeros y serviles, algo que él desprecia. Además, eso que nosotros podamos estar haciendo porque "creemos" que es una expresión sincera de amor, para el predicador, para el pastor, de "alabar" su servicio, es lo que más daño les hace. Por ejemplo, si Ud., quiere destruir a un predicador, dígale lo bien que lo ha hecho, eso aumentará su "ego" y lo aniquilará espiritualmente, además con esa actitud Ud., sólo revelará su propia carnalidad; porque en vez de haber estado escuchando la voz del Señor, únicamente estuvo escuchando y admirando a un hombre. A eso se refirió Carlos Spurgeon, considerado el príncipe de los predicadores, cuando en una ocasión, inmediatamente de haber finalizado su predicación se adelantó una señora y le dijo: "Pastor, ese ha sido el mejor mensaje que he escuchado, lo felicito". Carlos Spurgeon muy serio le respondió: "Lo sé, eso fue lo mismo que Satanás me dijo antes de bajarme del púlpito". El siervo del Señor que es realmente espiritual, no solamente no acepta y rechaza toda clase de adulación, sino que no se complace con ella, es más, se duele con esa expresión de carnalidad de los hermanos, porque sabe muy bien que toda la gloria debe ser entregada únicamente al Señor, y si él ha sido, aunque involuntariamente, el motivo para eclipsar a su Señor, eso le causa mucha pena y dolor. Hoy que tenemos oportunidad de escuchar a muchos predicadores por la radio, podemos comprender más fácilmente a que me estoy refiriendo. Especialmente esto queda de manifiesto en los programas donde participa telefónicamente el público, porque es allí donde se establece esta clase de diálogos. La gente comienza a adular al predicador y este, en vez de detener al lisonjero, parece sentirse muy complacido con ello, lo deja explayarse libremente para que siga tirándole flores. Y se transforma en un diálogo donde la carnalidad se remonta a alturas que producen vértigos y náuseas. El verdadero siervo del Señor es un "esclavo" de él, está para servir a su Señor y a sus hermanos, su deber es que Cristo brille, no él. Cuanta necesidad existe que nos identifiquemos con lo que dijo Juan el Bautista respecto de Cristo: "Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe". Esta es la gran necesidad que hoy tenemos, que se bajen de los púlpitos los grandes predicadores, aquellos que tanto admiran y aplauden las multitudes, los que ensayan su show ante un espejo y se creen tan especiales, para que se suba Cristo. Que salgan de las iglesias aquellos líderes que han transformado la iglesia del Señor en sus propios reinos, para que entre el Señor; porque a Cristo lo han dejado fuera de su propia iglesia. Escúchelo como el Señor llama a la iglesia de hoy para que lo dejen entrar Ap. 3:20 "He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo". Hoy más que nunca cobra validez lo que él dijo en Mt. 21:13 "Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones". ¡Oh! Espíritu Santo, toca los corazones de nuestros lectores, para que más de alguno escuche la voz del Señor y le deje entrar a su corazón.
Posted on: Mon, 26 Aug 2013 23:15:57 +0000

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