Capital Federal, 5 de junio de 2012. 1- DIOS: EL PRIMER DEFENSOR - TopicsExpress



          

Capital Federal, 5 de junio de 2012. 1- DIOS: EL PRIMER DEFENSOR DE LOS DERECHOS HUMANOS. Encontramos en Las Sagradas Escrituras un versículo en el capítulo 30 del libro de Deuteronomio, ubicado en el Antiguo Testamento que dice así: “A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia;”(Deuteronomio 30:19. Versión Reina-Valera 1960). La Biblia de Jerusalén es más tajante en cuanto a elección refiere. Dice: “ …te pongo delante vida o muerte”… ¿Qué mejor texto para afirmar que Dios es, y siempre fue y lo será, el primer defensor de los derechos del hombre? Es procedente decir que no lo hay. Las Sagradas Escrituras explayan a través de todo su contenido, desde el Génesis hasta el Apocalipsis, que Dios siempre se interesó y custodió los derechos de la raza humana. ¿Puede el hombre refugiar sus derechos en La Palabra de Dios? ¿Es compatible hablar de Religión y Derechos Cívicos en nuestros días, en este siglo XXI?¿ La Biblia puede ser referente de personas que dicen no creer en la existencia de Dios? Yo voto por la afirmativa como respuesta a estas preguntas. Si somos honestos con nuestra conciencia podremos notar que en la historia de la Humanidad, el desarrollo de los derechos solamente se originó en mentes de individuos que demostraron tener un criterio de la vida más allá de la normativa primaria e irracional. Es incongruente y poco veraz pensar que el hombre en “prima facie”, desde sus tiempos remotos, concibió la idea que “todos éramos iguales ante la sociedad imperante de esos tiempos, o que teníamos todos los mismos derechos al nacer, o que todos nacíamos libres”. La narrativa de nuestras culturas ancestrales testifica que si hay algo que faltó al ser humano es que los ideales de “Libertad, Igualdad y Fraternidad”, no existieron hasta el siglo XVIII, con la explosión de la Revolución Francesa. Esto sucedió por siglos en las comunidades donde la palabra “Dios” era algo extraño y ajeno a esos hombres y mujeres de esos hábitats. ¿Y que sucedía en el “otro bando”? Qué pasó en la sociedad hebrea, y posteriormente en la sociedad cristiana? Veamos un poco la historia de estas culturas. Si contemplamos el libro de Levítico encontraremos una gran cantidad de capítulos donde se enuncian leyes de todo tipo, incluyendo leyes de resarcimientos, devoluciones, respeto, indemnizaciones, pagos, juzgamientos con debido proceso, obtención y presentación de pruebas, ciudades de refugios, plazos, criterios para contabilizar las penas y los daños, etc. Algo para esos tiempos como una cosa de excelentísimo nivel social. Y todo esto desarrollado ya en el Antiguo Testamento. Libros que tienen una antigüedad cercana a 3000 años antes de Cristo. Alguien podría reclamarme que pasó con el tema de la Pena de Muerte en esa comuna de esos tiempos. Me encuentro capacitado para contestar esa aparente “falta de sensibilidad de Dios por los Derechos Humanos”. Extendería en demasía mi comentario de hoy al respecto del tema que me aboca. Pero solo quisiera expresar para calmar esas ansias que puedan motivar este interrogante; que jamás estuvo en la mente de Dios la muerte de cualquier ser que nacía en este planeta. Sí quiero recordarles que hubo Alguien que se encargó de anular semejante aparente “falencia de Dios”: Jesucristo Hombre. La iglesia cristiana de los primeros tiempos, particularmente del siglo I después de Cristo, difundió por medio de su ejemplo y testimonio, los ideales de los derechos del hombre en forma práctica y sencilla. Esto sucedió hasta que este movimiento fue contaminado con filosofías paganas y politeístas que provenían de otras culturas que no tenían a Dios ni a Jesucristo como sus máximos exponenciales de vida. Ahora, si examináramos las constituciones nacionales de la mayoría de las naciones, encontraremos que todas sin excepción, citan bases bíblicas que provienen directa o indirectamente del Decálogo Bíblico del Libro de Éxodo 20. Algunas lo hacen directamente y otras indirectamente. Pero, al fin de cuentas todas lo hacen. Es que, desvincular la idea de Dios de los Derechos del Hombre es como querer tapar el sol con las manos. Recordemos lo que dice el Génesis cuando fue creado el hombre: “Creó Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios lo creó, macho y hembra los creó”. (Génesis 1:27; versión Biblia de Jerusalén). Es una mentalidad muy necia el pensar que nosotros, los seres humanos, fuimos iluminados mágicamente por nuestras propias mentes. Seamos humildes y consideremos de donde surgimos. Dios es un ser “libre” y amante de la libertad. Es un ser “igualitario” porque, a pesar de ser Dios Todopoderoso, tiene la capacidad de considerarse “entre iguales” al momento de examinar nuestras conductas. Y también porque busca la equidad entre aquel que tiene y el que no tiene. Aquel que es poderoso y el que no lo es. Y es “fraterno”, porque ama relacionarse con nosotros, sus criaturas, sus hijos por creación, desde una perspectiva familiar muy íntima, como padre y hermano a la vez. Que importante y fundamental sería tener en cuenta el principio bíblico de Deuteronomio 30:19: “Pongo delante vida o muerte”. Cuantas guerras se hubieran evitado. Cuantos homicidios se hubieran evitado. Cuantos exterminios de pueblos se hubieran evitado. Cuantas muertes de mujeres por cuestión de género se hubieran evitado. Cuantas dictaduras, persecuciones, segregaciones, infanticidios, y toda clase de anomalías e injusticias sociales se hubieran evitado. Que el Creador del universo y de la raza humana permita la libre elección, es un muy buen ejemplo de la pauta a seguir que debemos tener todos aquellos que amamos el Derecho y la Justicia en este mundo. Todo hombre que diga creer en Dios debe defenderla y fomentarla. De esa forma contribuiremos a crear un mundo más fácil de convivir. Quiera Dios que siempre en nuestros corazones seamos capaces de ofrecer y no imponer las alternativas que toda persona debe tener. Y a la vez poseamos la madurez de aceptar esas diferencias de elecciones de nuestros prójimos. Si nuestro Dios nos acepta como somos y respeta nuestras elecciones: ¿Por qué haremos sus hijos lo contrario? Reflexionemos en esto al respecto. Ricardo Lehoux.
Posted on: Fri, 26 Jul 2013 05:35:45 +0000

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