Capítulo III Cruzar el Umbral Abrió los ojos lentamente, como - TopicsExpress



          

Capítulo III Cruzar el Umbral Abrió los ojos lentamente, como si le pesaran toneladas. Entre las cortinas mal cerradas visualizó el globo color rojo pálido instalado en la parte superior de la cúpula protectora. Era un cartel digital que a ochocientos metros de altura indicaba a toda la ciudad la fecha y la hora. Para Awqa Puma esa bola luminosa era un constante recordatorio de su próximo final. El primero de enero asomaba ya amenazante en el horizonte. Molió unos granos del preciado oro negro, utilizando un rústico mortero inventado por él. Al venir todo sintetizado en tabletas alimenticias, hacía tiempo que los antiguos aparatos de cocina habían desaparecido. Vertió agua caliente sobre la molienda depositada en un trozo de tela que oficiaba de filtro. Se quedó por unos segundos mirando fijamente cómo las gotas oscuras iban llenando el recipiente. Había dormido poco y mal, estaba nervioso, excitado. En menos de una hora se hallaría en la oficina 731BK, recibiendo la placa dorada de agente temporizador. Quizá también le entregarían el activador del comando de la nave lumínica. ¡Vaya suerte! exclamó en voz baja. La designación le había llegado cuando se encontraba al mismo borde del abismo. Siempre lo tuvo bien claro, el tiempo era su peor enemigo. Debía escapar cuanto antes de este apático mundo de vegetales. El primer día del año entrante iba a ser implementada la más terrible de las leyes de estado, la 82/37HJ. Había sido sentada en acta en marzo pasado. Llevaba tiempo debatiéndose en la Asamblea, al final se terminó aprobado con siete supremos a favor y seis en contra. Esta nueva legislación pulverizaba el último reducto de libertad. El término privacidad era borrado para siempre del planeta. En menos de seis meses entraría en vigencia el control estricto del pensamiento. Tres millones noventa mil contando los habitantes de los nuevos mundos serían monitoreados las veinticuatro horas. Awqa Puma comprendía lo que ello acarrearía, sería confinado de por vida o simplemente ejecutado. Pese a una práctica constante, no podía mantener ni un minuto su mente en blanco, o enfocada en otro tema. Tarde o temprano las ideas desestabilizadoras fluían y en el futuro eso sería fatal. El ultimo puñado de rebeldes, aún tenía fe que entre los empleados públicos debía existir más de uno, serían barridos de la faz de la tierra. Tomó un largo sorbo de café y lo retuvo, saboreándolo entre la lengua y el paladar. Se preguntó quiénes serían los encargados de vigilar la mente de los trece supremos. La respuesta asomó nítida, a ellos nadie los controlaría. Colgó la ropa de dormir y entró desnudo al tanque purificador. El vapor seco a presión higienizó en segundos su cuerpo. Revisó la carga de la batería de su ordenador personal, situada detrás del lóbulo de su oído izquierdo, y se vistió por última vez con el uniforme rojo de agente recaudador. Lo había usado en los últimos cuatrocientos años. Pensó contento que esta tarde vestiría el prestigioso traje azul de los trescientos temporizadores. Trescientos individuos con una vital misión, corregir las pocas fallas de un inhumano y maquiavélico engranaje. El hombre era inmortal en el plano biológico, pero tenía que lidiar en la cotidianidad, con circunstancias azarosas difíciles de controlar. Por ejemplo: una parte de un edificio se desmoronaba aplastando a uno o a varias personas. Entonces en el planeta ya no existía el número mágico de tres millones. Cantidad que era elemental mantener para el perfecto equilibrio del sistema. Esto resultó en el pasado un problema bien grave. Los nuevos nacimientos sólo se autorizaban en la cifra de diez mil y eran para poblar un planeta recién descubierto. Entonces hace unos quinientos años se obtuvo el avance tecnológico más importante de la era pos Umbral, el dominio del tiempo. Desde pequeño Awqa se sintió fascinado con la posibilidad de viajar al pasado. Se convirtió en un especialista en el asunto, tanto en la parte científica como histórica. Este tema había obsesionado al hombre nuevo desde la primera centuria. La teoría más estudiada fue la de la utilización de los “wormholes”, agujeros gusano. Postulada por el científico pre- Umbral Kip Thorne. El primer logro llegó al controlar ambos extremos del agujero, para que se movieran a una velocidad relativa el uno con el otro. El manejo de elevados niveles de energía y presión negativas sirvieron para ello. Era fundamental la utilización de un objeto que deformara suficientemente el espacio. Una estrella de neutrones fue la respuesta, pues en ella la materia se ha compactado tanto que se generan enormes campos gravitatorios y magnéticos. Tras años de pruebas fallidas, algunas con consecuencias trágicas, el primer vehículo tripulado a 2.5 la velocidad de la luz, se trasladó por un agujero gusano 230 años al pasado. El 3 de abril del 507 fue una fecha histórica que se conmemora anualmente como el día del temporizador. Hacía tiempo se venía capacitando a trescientos empleados públicos que pasarían a ser los únicos autorizados a conducir las naves lumínicas. Se prohibió con pena de muerte viajar al futuro o utilizar un vehículo para una misión distinta a la asignada por la asamblea. Se estableció que por ningún motivo se cruzaría el Umbral, instalándose un aparato de autodestrucción que se activaba al traspasar el año cero. Gracias a estos viajes se comenzó a evitar las tragedias fortuitas. El conductor designado volvía en el tiempo para modificar el suceso. No necesariamente tenía que existir un muerto en el accidente, un herido grave con mutilaciones severas también era causa suficiente. En las primeras épocas de viajes exploratorios ocurrió un hecho nefasto, imposible de solucionar. El agente Ilawi en el año 527 retrocedió al 280 e involuntariamente alteró una importante coordenada. Se desencadenó un efecto dominó que trajo consecuencias catastróficas. Veintisiete mil seres humanos fueron desaparecidos del presente en un instante. Los supremos aprendieron la lección, con el tiempo no se juega. Para no cambiar nunca más la delicada secuencia temporal, se dictó una ley estableciendo que el lapso a retroceder no podría ser de ninguna manera mayor a veinticuatro horas. Awqa Puma ingresó al desintegrador molecular que lo conduciría al ministerio central. Rodeado de una infinidad de puntos luminosos cerró los ojos y empezó a pulir su sofisticado plan. Aquél que ideó hace 120 años, el mismo día en que se inscribió en la lista de aspirantes a temporizadores. Una estrategia que lo llevaría a cruzar el Umbral para conocer algo que siempre había imaginado. Un planeta libre y maravilloso, repleto de sentimientos y emociones desconocidas para él. Aunque no debía perder de vista su objetivo primordial: iría a tratar de modificar el insoportable presente.
Posted on: Mon, 05 Aug 2013 19:08:16 +0000

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