Chiapas indios cristianos contra indios cristianos I Un añoso - TopicsExpress



          

Chiapas indios cristianos contra indios cristianos I Un añoso conflicto de muchas aristas Gaspar Morquecho Hace más de medio siglo: “En Oxchuc, los católicos quemaron el templo protestante en 1950 (…), pero el gobierno obligó a los católicos a reponer los daños. En cambio, en Chamula, en 1974, temiendo perder el control político sobre ese municipio, el gobierno apoyó la expulsión de los católicos liberacionistas y de los protestantes, por parte de las autoridades tradicionalistas. Esta actitud del gobierno desató una ola de expulsiones, principalmente de protestantes, en muchos municipios de Los Altos.” (Juan Pedro Viqueira, 2002) Antes de… A mediados de la década de 1980, un pastor de una confesión religiosa no católica - a sabiendas que yo era un ateo declarado -, me invitó a ser padrino de bautizo de una de sus hijas en el rito católico. Fui a ver a Pablo, un fraile que es pura leña -, para que bautizara a la niña del pastor. A sabiendas que el padre de la niña era un pastor y de que yo era un ateo declarado, aceptó. A la hora del sacramento estábamos frente a frente: el fraile, el pastor y el ateo bautizando a la niña. Como saben, en el rito hay que dar testimonio. Uno de ellos la fidelidad a la Iglesia Católica Apostólica y Romana. Cuando el fraile nos pidió testimoniar nuestra creencia en su Iglesia, el pastor y el ateo contestamos: Sí creemos. El fraile no se contuvo y exclamó: ¡Ay dios! Yo tengo la versión de que los indios creen que con el bautizo, el alma y el cuerpo entran en armonía. Algo vital. Es un rito en el que forzosamente debe participar el sacerdote. Tiempo después le pregunté a Pablo por qué el pastor había bautizado a la niña en el ritual católico. Me contestó: no les somos extraños, no les somos ajenos. Con el tiempo uno ve el conjunto de rituales que realizan los indios en sus iglesias y ermitas, muchos de ellos con la participación marginal o sin la participación del sacerdote. Actividades religiosas que se soportan en un jerárquico Sistema de Cargos de origen colonial y que constituyen el conjunto de las llamadas “Autoridades Tradicionales”. En 1992, los cargos “tradicionales” en Zinacantán recaían en 48 personas. En la estructura de Primer Grado aparecen los bankiletik: alcaldes, regidores, escribanos, los mayordomos Rey y el mesón. En el Segundo Grado, las mayordomías de sacramentos, santos, santas y vírgenes. En el Tercer Grado los alféreces de otros santos y vírgenes; 4 sacristanes son las Autoridades Internas y 4 personas las administrativas. Su labor es intensa. A lo largo del año realizan 18 festividades religiosas que corresponde, cada una, a un santo, a una santa o virgen; al carnaval, día de muertos o el nacimiento del Niño Jesús. Otros rituales son los que realizan en las montañas, cueva y manantiales. En San Juan Chamula la jerarquía religiosa, semejante a la de Zinacantán, en 1968estaba integrada por 80 personas. Entonces, no faltó la oportunidad de preguntarle al fraile: ¿Los indios son católicos? Después de meditar un poco, su respuesta fue contundente: Católicos, apostólicos y romanos, estrictamente, no. Es muy probable que los cristianos no católicos de una docena de denominaciones, estrictamente, tampoco lo sean. Por ejemplo, un tzoztil chamula “evangelista” que se nació y creció en San Cristóbal le llegó el tiempo y se lanzo a los Estados Unidos, después de su retorno me comentó: “Cuando me fui a los Estados llevé al bankilal para que me protegiera en el camino.” Se refería al Hermano mayor del hombre que está en un tabaco silvestre que los indios preparan, mastican y tragan para obtener su protección. Además, vemos un ir y venir de confesión a confesión. Cuando a un musulmán de origen Sirio le pregunté de la vida y práctica del Islam – del sometimiento a Dios -, de los chamulas musulmanes me contestó: “Están aprendiendo”. Es decir, esos chamulas, estrictamente, no son musulmanes. Sin embargo, su religiosidad es profunda. En ese momento de la celebración que acerca a las y los indios a Dios, su postración, vocación y entrega es intensa, es total. No importa se están en la ermita, el templo o en la mezquita. Dicho lo anterior, en este artículo hago uso de los conceptos de indio cristiano católico y no católico sólo para tratar de encuadrar a los actores en conflicto. Comenzamos ¿Quién lo iba a pensar? ¿Quién lo iba a decir? Ahora son los indios cristianos no católicos los que despojan, destruyen templos, secuestran, golpean y amenazan con linchar a indios cristianos católicos y bases de apoyo del EZLN. ¡Bella teología! Lugar: en el Ejido Puebla del municipio de San Pedro Chenalhó. Para las bases de apoyo: San Pedro de Polhó. En contraste, el pasado 13 de julio más de mil indios cristianos no católicos de Alas de Águila y del Ejército de Dios marcharon por las calles de la ciudad de San Cristóbal de Las Casas “exigiendo” tolerancia religiosa y el cese de las expulsiones en Los Altos de Chiapas, territorio tzotzil, de los hombres murciélago. Es un conflicto que en la historia reciente de Los Altos de Chiapas data de medio siglo atrás y que muy probablemente tuvo como punto de partida en 1969, con el asesinato de la “única familia cristiana” en un paraje de San Juan Chamula y la expulsión de los agentes de pastoral de la Misión católica de ese municipio. La Misión católica había roto los acuerdos con los Principales de San Juan que desde 1950 tenían el control casi absoluto de los que pasaba en Chamula: los misioneros predicaron fuera del Gran Templo de San Juan y apoyaron la edificación de ermitas en algunos parajes, crearon una Cooperativa de Consumo Popular, fundaron una Caja de Ahorro Popular y denunciaron las arbitrariedades del caciquismo en Chamula, es decir, la Misión estaba desafiando y actuando contra los principales instrumentos de poder de los caciques de San Juan: a) La centralidad del poder simbólico del Gran Templo de Chamula y sus rituales; b) En contra de los medios de acumulación de capital: el monopolio del comercio, del transporte y la usura, y c) Del poder político del Ayuntamiento tradicional y del Constitucional.(Pablo Iribarren, Misión Chamula.1980). Los caciques se habían erigido como los defensores de la tradición y el costumbre para mantener su poder y privilegios. Un sistema que es, hasta la fecha, fuente de poder y acumulación de capital. Los defensores de la tradición y el costumbre en Chamula han cuidado de estar al día y diversificar sus inversiones económicas y políticas asociándose con las Empresas Radicales y estrechando su relación con la corriente Neoliberal que llevó a Peña Nieto al poder político en México. La reacción del cacicazgo chamula fue brutal centenares de indígenas cristianos católicos y no católicos fueron arrojados de sus comunidades de origen. Una práctica inhumana de humillación, asesinatos, violación de mujeres, hombres y mujeres golpeadas, injustos encarcelamientos; se destruyeron bienes, ermitas e incontables viviendas. Los agresores contaron siempre con la complicidad de Ángel Robles y Pablo Ramírez, los indigenistas de la época, y con la omisión y complicidad de los gobiernos estatal y federal. Práctica que se prolongó hasta mediados de la década de 1990. En 1971, con el gobierno de Luis Echeverría Álvarez, de Manuel Velasco Suárez y Samuel Ruiz como obispo de la Diócesis de San Cristóbal, el cacicazgo que se gestó con el general Cárdenas fue desplazado del poder municipal. Técnicamente se trató de un golpe de estado. Retornó y floreció la Misión en San Juan Chamula que dio continuidad a su proyecto de cambios económico/sociales/político/religiosos. Los indigenistas locales pronto advirtieron que si ese proceso se consolidaba sería un ejemplo en la región y el PRI perdería el control político de Los Altos de Chiapas. En 1973, con el apoyo gubernamental y de los indigenistas locales, los caciques recuperaron el poder político en Chamula. En 1974, cientos de cristianos católicos son expulsados. En 1976, las víctimas de la expulsión fueron cientos de cristianos no católicos. La resistencia y la defensa Para 1982, estimábamos que la población expulsada sumaba más de 3 mil personas. Ese año, con el apoyo y seguimiento de los Dominicos, fundamos el Comité de Defensa de los amenazados, perseguidos y expulsados de Chamula, la primera organización social que se ocupó de denunciar las violaciones a las libertades políticas y religiosas de los indios. La base de esa plataforma fueron los catequistas del Equipo Tzotzil. El 1984, el Comité de Defensa se sumó a la fundación del Consejo de Representantes de Los Altos de Chiapas (CRIACH) que continuó luchando contra el cacicazgo en Chamula. En el Consejo se forjó una alianza entre indios cristianos católicos y no católicos. El 7 de septiembre de 1984, el gobierno de Chiapas firmó un compromiso con el CRIACH. Se obligaba: a) “Garantizar el regreso incondicional de todos los expulsados a sus respectivas comunidades y Municipios de Los Altos de Chiapas, en un plazo de 30 días, b) Garantizar el pleno goce de los derechos de libertad de creencias en la inteligencia que la violación de los mismos será motivo para ejercitar acciones penales (…), c) Evitar de manera inmediata y total las expulsiones de familias de sus respectivos parajes (…), d) integrar a la mayor brevedad una Comisión en la que participen Dependencias Federales, Estatales y Municipales, así como diversas Representaciones de las Comunidades de los municipios de Los Altos de Chiapas para analizar las problemática (…) y buscar soluciones que garanticen la paz y la tranquilidad (…) así como que propongan programa de desarrollo Social, Económico, Político de la Región. Pronto, los compromisos de los Tres Poderes del estado de Chiapas fueron letra muerta… y las expulsiones continuaron. Las protestas de los expulsados… también En julio de 1985, partió una comisión de 25 chamulas a la Ciudad de México para denunciar las expulsiones en San Juan. Durante 10 días con su vestimenta e instrumentos musicales tradicionales. Se manifestaron frente a Palacio Nacional, en el Hemiciclo a Juárez, en el Museo Nacional de Antropología e Historia, en la Casa del Lago, en el Instituto Nacional Indigenista y en la Secretaría de Gobernación. Esa Secretaría “recomendó” al gobierno de Chiapas atender el conflicto. Presionado el gobierno de Chiapas, respondió con una práctica dilatoria y nombró una Comisión para los Expulsados Chamulas “que se encargaría de investigar si había expulsados o no”. ¡Hágame el chingao favor! El 29 de mayo de 1985, el Secretario de Gobierno, Daniel Sarmiento Rojas, entregó el informe de la Comisión al CRIACH. Según los datos obtenidos en 35 comunidades de Chamula, a esa fecha había 640 personas expulsadas de las cuales 546 vivían en San Cristóbal de Las Casas. Habían perdido 395 hectáreas de tierras, 314 viviendas y la población indirecta afectada era de 1,232 personas. Por su parte, el CRIACH, con los censos escolares de los asentamientos en las zona urbana y rural había registrado en 10 mil el número de expulsados y… las expulsiones siguieron y se generalizaron en Los Altos de Chiapas hasta alcanzar a unas 30 mil personas. En 1988, el CRIACH fue la base para la fundación de la Organización Indígena de Los Altos de Chiapas, (ORIACH) en la que participaron indios de los municipios de Chamula, Chalchihuitán, Pantelhó, San Juan Cancuc, Chenalhó, San Cristóbal de Las Casas y Teopisca. Llegó el proceso electoral para elegir presidente de la República. Carlos Salinas envió a su avanzada con la oferta de los “compromisos de campaña” que firmó la Aric Unión de Uniones y la Casa del Pueblo de Venustiano Carranza. El CRIACH acordó entregar en la ciudad de Las Casas, una carta donde se resumía el grave conflicto de las expulsiones y ahí que lo viera. El garridismo de Patrocinio se impuso y deshonró su palabra y compromisos con Samuel Ruiz de “resolver los problemas” y se propuso eliminar a toda oposición. Un año después Patrocinio González Garrido se encargó de descarrilar el proceso de organización. Los dirigentes de la ORIACH aceptaron la oferta política de tener una representación en el Consejo Indígena Estatal y de atender sus demandas económicas y… las expulsiones siguieron. Con Patrocinio el cinismo y las expulsiones alcanzaron niveles de violencia sin precedentes. Para cubrirse las espaldas montó otro teatro, también, sin precedentes. En 3 abril de 1992, fue a San Juan Chamula donde fue recibido por 30 mil tzotziles en la gran Plaza Ceremonial. Les fue a anunciar su iniciativa de Ley que contemplaba: “sanciones de prisión de cuatro a ocho años y multa de veinte a sesenta días de salario, al que mediante presiones físicas o morales, provoque o ejecute la expulsión de una o varias personas de la comunidad que tengan su domicilio habitual o transitorio, aduciendo razones políticas, religiosas o con la argumentación de diferencias en la observancia de las tradiciones, usos y costumbres comunitarias; independientemente que de dicha conducta resulten otros delitos tipificados en este código.” Después el Congreso del Estado de Chiapas convocó a una “Audiencia Pública sobre las Expulsiones Indígenas y el Respeto a las Culturas, Costumbres y Tradiciones de esos pueblos” que se llevó a cabo los días 22 y 23 de Abril de 1992. A ese evento fueron invitadas como ponentes 45 personas: caciques, obispos, sacerdotes, pastores, intelectuales, defensores de derechos humanos, asociaciones civiles, empresarios, etc. Entre los invitados estuvieron: Socorro Zebadua de Cruz, Juan Pedro Viqueira, Felipe Arizmendi, Jacinto Arias, indio pedrano etnocentrista y doctorado en Pricenton, Pablo Salzar Mendiguchia, André Aubry, Jan de Vos, Andrés Fábregas Puig, Gonzalo Ituarte, Abdías Tovilla, Manuel Pérez Arias y su servilleta. En la mesa redonda del 23 de abril Juan Pedro Viqueira advirtió: “(…) mucho me temo que no se aprobara la Ley (…) esto sería interpretado por quienes promueven y organizan las expulsiones como una victoria suya, que se sentirían legitimados para continuar con dicha práctica.” Luego insistió y se pronunció sin recovecos para que el Congreso aprobara la Ley, expresión de “una condena clara y firme a las expulsiones.” (Memoria de la Audiencia Pública sobre las Expulsiones Indígenas y el Respeto a las Culturas, Costumbres y Tradiciones de esos pueblos. 22 y 23 de Abril de 1992. Edición del H. Congreso del Estado de Chiapas. Mayo de 1992.) Juan Pedro no se equivocó, de mayo a noviembre de 1993 los caciques lanzaron una brutal ola de expulsiones: en Amatenago y Aguacatenango del Valle 204 tzeltales fueron expulsados; en Las Margaritas fue asesinado un pastor presbiteriano; hubo agresiones en Zinacantán y 500 chamulas fueron expulsados de San Juan. Ese fue uno de los contextos cuando nos llegó la rebelión zapatistas.
Posted on: Tue, 20 Aug 2013 22:39:30 +0000

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