Chile, ante los 40 años del golpe fascista ¿Venir a Chile y - TopicsExpress



          

Chile, ante los 40 años del golpe fascista ¿Venir a Chile y pronunciar un discurso? Juan Manuel de Pablos En la sesión de apertura de la IX Bienal Iberoamericana de Comunicación, celebrada en la Universidad de Chile en agosto de 2013, el profesor José Manuel de Pablos, catedrático de la Universidad de La Laguna (Tenerife), pronunció las siguientes palabras, en calidad de presidente de RAIC, la Red Académica Iberoamericana de Comunicación, bajo la sombra de los 40 años del golpe fascista en Chile Acaso lo primero que se debe hacer en Santiago ¿no es guardar un minuto de silencio? Sí. Todas las democracias del mundo deben al menos un minuto de silencio a Chile. • Un minuto para dedicarlo a la reflexión por los compañeros inocentes pisoteados por el fascismo; • Un tiempo de silencio para el respeto por el alto ejemplo de dedicación y sacrificio que dieron al mundo civilizado aquellas personas cuyo olvido es imposible. Salvador, 1 Víctor, 2 Carlos, 3 Joaquín, 4 Littré, 5 … Celicia- Tamara , 6 Marta Lidia, 7 Raúl- José Miguel 8 , Orlando 9 y tantos otros miles de mujeres y de hombres, mapuches, entre ellos, de edades muy variadas, del campo, de la mar y de la ciudad; de la fábrica, la oficina y de la universidad. De cuando el mundo enteró conoció el sentido más completo de la palabra “Missing”, 10lamentablemente válida todavía hoy, de cuando Chile cambió su Ch por una doble S [SS] y Chile pasó a ser SShile. Ninguna mente lúcida, cultivada en el amor a la justicia, deja morir aquel Chile. De modo que Chile, aquel Chile de emociones plenas y solidaridad grande y madura, sigue en lo más profundo de los corazones de tantas personas de mente abierta. Hablo de los librepensadores del momento, personas que se ilusionan todavía hoy por la teoría de los derechos civiles y la justicia social. Personas con ojos conscientes que saben ver que los pobres no los produce la naturaleza sino las leyes económicas. La miseria no crece de los árboles ni llueve de las nubes. La miseria brota y se extiende al paso de las estrategias financieras para acumular capital, acumular riqueza. La miseria es producida por decisiones de la mala inteligencia, por decisiones de rufianees formados en el máster de las grandes universidades privadas. Y como toda obra humana, la miseria también se puede rectificar. Para ello es preciso que haya personas inteligentes capaces de analizar con mirada crítica el modo en que a veces se usan “ciertas” inteligencias. Y pienso que aún hay este tipo de personas. Hablo de lo que Sartre llamó “la voz universal que toma partido”, donde el intelectual, consciente de su contradicción de clase, se coloca al servicio de la sociedad para contribuir a la toma de conciencia colectiva. Pero también hoy persiste una gran irresponsabilidad de muchos intelectuales ante lo que viene sucediendo en este momento en el mundo, en este momento en América Latina. Lo que viene sucediendo es una nueva forma de estar en guerra, de combatir a la gente común, de explotar la vida ajena, nuevas formas de ataque y agresión a los derechos y al estado del bienestar. Una forma de convertir en un campo de minas la biografía de muchas personas. ¿Y para qué sirve esta guerra, al servicio de qué o de quiénes opera? Para que haya unos pocos que amasen más y más un dinero que no les hace falta ni tiene procedencia legítima en ocasiones. Son 11 los que viven “en el centro del mundo, donde se depositan sus deshechos”, que denuncia Franz Kafka (2002: 127). Estos personajes inhumanos provocan que el mundo camine cojeando, que el mundo camine mal porque “El estilo materialista y egoísta de la vida contemporánea no es inherente a la condición humana”, 12 como dejó bien escrito Tony Judt (2011: 17). Esa política que esquilma territorios “se aplicó contra los pueblos que han decidido liberarse y contra sus dirigentes políticos que han decidido gobernar para los humildes”, tal y como acaba de denunciar este mismo mes de agosto 13 el presidente Evo Morales, al recordar su reciente secuestro aéreo por países europeos arrodillados ante el imperio. Este escenario de rendiciones y violencia, material y simbólica, es el marco en el que trabajamos todas las que estamos aquí. Es el marco para quienes nos dedicamos al trabajo intelectual, especialmente de quienes trabajamos en el campo de la comunicación social. Este es el escenario. Y está poblado de palabras. Leí ayer en La Sebastiana, la casa de Pablo Neruda en Valparaíso, que él, Neruda, se describía a sí mismo como un obrero de las palabras. Del mismo modo, nosotros, los académicos, somos obreros, obreros de los conceptos. Y ante la oleada de corrupción semántica que invade el discurso de los medios, hemos de actuar. Un intelectual no es un currículum muerto sobre papel. Un intelectual es una fuerza viva con poder de transformación. Tocamos la realidad con las palabras o ya hemos dejado este mundo aunque estemos vivos. Les propongo por eso repasar algunas de las palabras que sostienen la realidad que nos envuelve hoy Silencio, fascismo, olvido, solidaridad, miseria... Estas palabras condicionan las percepciones que acosan al periodismo de nuestros días, que escoltan en su vida diaria al profesional de la Comunicación Social. Son auténticas imágenes de la aterradora situación que asola al mundo. Vamos a verlas: Silencio: El silencio, de palabras y de imágenes, es uno de los mayores enemigos de la actual comunicación social. Fuerzas tenebrosas se empeñan en que el periodismo deje de ser sinónimo de preguntar. 14 Y, si Periodismo no es preguntar, ¿acaso no deja de ser periodismo? Sin preguntas ¿qué queda? ¿Compostura, pose, propaganda, apariencia? Frente al silencio hemos de levantar las preguntas. Solo pregunta quien quiere saber y el comunicador ha de ser persona sedienta de dominar lo sucedido, de rastrear las pistas para atar los cabos, sedienta de desvelar, de apartar con preguntas los velos que tapan la verdad posible....
Posted on: Thu, 12 Sep 2013 00:12:16 +0000

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