Coffehouse Angel. CAPÍTULO CINCO ¿Por qué bebemos café? - TopicsExpress



          

Coffehouse Angel. CAPÍTULO CINCO ¿Por qué bebemos café? Mientras los niños lo odian. Es asqueroso. Pero en algún punto del camino aprendemos a aceptar el sabor amargo y lo que es mas, ansiarlo. ¿Qué ocurre exactamente? Tal vez cuando pasa el tiempo comprendemos que nada excepcional acudirá a nosotros nunca. Tal vez simplemente deberíamos olvidar Shirley Temples, tirar el periódico festivo y las cerezas de marrasquino y conformarnos con una taza de liquido marrón. Durante esa tarde de invierno, el vapor de la calle empañó los ventanales del café. El viejo mundo escandinavo de Hanna. Una ola de aire bochornoso me golpeo cuando di un paso al frente. Aquí estas, dijo la abuela Hanna. Estaba de pie detrás del mostrador sosteniendo unas cuantas toallas mojadas. Estaba preocupada por ti. Casi llame al oficial. Lo siento. Hola _______. Cuatro hombres saludaron desde la mesa de la esquina - Ingvar, Odin, Lars y Ralph. Corpulentos hombres que capitaneaban barcos de pesca en los años en que el rey había gobernado el Mar de Behring. Ralph era el único nativo del grupo y ademas de algún argumento acerca del derecho nativo americano de pesca, ellos eran un solido grupo de amigos. Jubilados, se encontraban para jugar a un viejo juego de mesa vikingo llamado Jnefatafl, que significaba , La mesa del rey. Mi abuela llama a estos hombres los muchachos. Porque hace tanto calor aquí? Pregunté. El lavavajillas esta kapoot. explico Ingvar, con un tubito colgando de la esquina de su boca. Vomita vapor como un dragón que escupe fuego. Un verdadero lio, dijo Odin, moviendo uno de los pedazos blancos del tablero. Eh Hanna, donde están esos sándwiches? Seguí a mi abuela a la habitación trasera, donde ella puso las toallas en una cesta. Estas chapotearon, empapadas con el agua jabonosa. No llamaste al Oficial por el lavavajillas verdad? pregunté. Ella aliso sus cortas canas. El oficial no entiende de estas cosas. Ralph lo reviso. Dijo que la bomba se rompió y que tendré que pedir una nueva. Esto vale lo suyo. No se como voy a pagarlo. suspiro ella, entonces me abrazó como ella hace siempre que llego del colegio, aplastándome con su gran y suave estomago. ¿Estamos quebrados? No te preocupes por esto. dijo la abuela sacudiendo un dedo hacia mí. es mi preocupación, no la tuya. Hanna! grito Odin. Quieres que un hombre pase hambre hasta morirse? Estas demasiado gordo para morirte de hambre, gritó ella. Agarró una fregona de la esquina. Podrías hacerles a los muchachos algunos emparedados de sardinas? Todavía hay un charco que limpiar. Emparedados de sardinas. Para la satisfacción de la muchedumbre escandinava y de los turistas que querían probar un gusto del viejo mundo, servíamos emparedados abiertos con cebolla roja, escabeche y tomates. Y sardinas. Ese pequeño pescado, que no está nada mal una vez que te acostumbras a pensar que te estas comiendo la piel y los huesos. Puse la mochila sobre un mueble y cogí el delantal sobre mi cabeza. Después de lavarme las manos, agarré un pan y me uní a Irmgaard detrás de la barra. Ella había trabajado para Hanna desde que yo puedo recordar - siempre, desde que abríamos hasta que cerrabamos. Otra como yo, Irmgaard era la única empleada de la cafetería. Sabíamos que ella vivía sola en un complejo de apartamentos al borde de la ciudad. Sabíamos que ella podía hacer una excelente sopa. Y sabíamos que era de lo mas hermosa cuando no llevaba maquillaje; solo que siempre llevaba ropa oscura; y mantenía su pelo muy corto. Su belleza, sospecho, era la razón por la que los muchachos pasaban tanto tiempo en la cafetería de Hanna. Pero nadie sabia donde había vivido antes de venir a Nordby. Nadie sabia su edad - creemos que aproximadamente cuarenta. Y nadie sabe porque había tomado voto de silencio. Irmgaard dejo caer un trozo de mantequilla en un alto bote de sopa, luego lo removió mientras yo hacia los emparedados. Virtió dos puñados de cebollas cortadas en el bote. El chisporroteo llenó la cafetería con su aroma.No me preocupo por su silencio. Nunca me he sentido torpe de la forma en que le afecta a otra gente. Esto rezumaba en mi de modo hipnótico. Odin bramó de nuevo. Apilé los emparedados en una bandeja y me apresure hacia la mesa de la esquina. Grandes manos callosas agarraron los aperitivos salados. Gracias. dijeron los muchachos. Junté sus tazas y las llené. ¿Quiere usted algo mas? le pregunté a una mujer cuyo niño escribía poop en la ventana empañada. Ademas de los muchachos eran los únicos clientes, típicos de una tarde de diciembre. La estación turística no empezaba hasta mayo, cuando los barcos de recreo empezaban a llenar el puerto deportivo. Hemos terminado, contestó la madre. Pagó su cuenta, y luego se puso su abrigo y su bolso. Su hijo había apartado todas las cebollas de su sopa y las había dejado encima de la mesa amontonadas. Entonces, _______, ¿Qué hay de nuevo en el colegio? preguntó Ralph. No mucho. limpié el hule de la mesa de la madre y el hijo. Hey, ¿Sabías que el Sr. Darling patrocina el festival del solsticio de invierno? Bien, mejor que no entre aquí y pida una donación, dijo la abuela Hanna, sacando la cabeza por las cortinas de la despensa. Ya le he dado la mayoría de mis clientes. ¡No voy a ayudar a decorar si tienda!. Ingvar rió en silencio, deslizando su tubito por la boca. La tienda de ese hombre es una plaga, dijo Odin, reclamando un pedazo animosamente de Lars. Todos esos niños por ahí, corriendo todo el tiempo, atestando la acera. Agradezco a dios que no haya ningún niño por aquí. El comentario de Odin fue a la deriva hasta la despensa y espere la reacción de mi abuela. Las preocupaciones financieras pasaron a segundo lugar para venir sus preocupaciones constantes acerca de mi vida social. ¿Qué había de malo en tener solo dos amigos? Al menos yo no conseguía amigos repartiendo cupones de Batidos de Mocha gratis. _______, surgió mi abuela de la despensa. Suspiré, preparándome para el ataque. ¿Por qué no le pides a un chico agradable para ir al festival contigo?, se limpió las manos en el delantal. Eres una chica guapa. Estoy segura de que muchos muchachos de bien ver querrían ir contigo. Solo tienes que escoger a uno y preguntar. Las abuelas pueden decir cualquier cosa bonita que ellos quieren. Pueden decirte que eres talentoso y especial y lo mejor que alguna vez ha existido. Que cualquier muchacho tendría suerte de respirar el mismo aire que tu respiras. Pero esos comentarios no cuentan. Las abuelas tienen que decirlo. Aquí está lo que una abuela probablemente no te diría. Que sea alto y rubio y si eres extrovertida, pero esto no ayuda mucho si eres intalentosa o tímida. Los chicos de dieciséis años no tienen intenciones de salir con una muchacha así. Esos chicos andan con chicas que no solo están con un chico en particular, incluso si solo es el mejor amigo, porque ellos piensan que ocurre algo más. Y si luego se lanzan rumores sobre un tipo con falda y una buena accion, simplemente puedes quedarte con las muñecas. Olvídate del trabajo, _______. Podemos pasar una noche sin ti. Este año deberías salir y disfrutar del festival. Lo pensaré. no iba a pensar en ello. ¿A quien se lo pediría yo? El único chico al que conocía era a Key. Llegaron las cinco, tiempo perdido en la cafetería el viejo mundo escandinavo de Hanna. Los muchachos enrollaron su tablero de juego, se pusieron sus abrigos y nos desearon buenas noches a mi abuela y a mi. Entonces, con un especial tono de voz tierno, le dieron las buenas noches a Irmgaard. Ella sonrió tímidamente, pero no alzo la vista de su bote de sopa. Los muchachos se marcaron hacia el pub snort donde ellos tomaban un trago de whisky. Justo cuando estaba apunto de girar el cartelito de abierto, el Sr Darling entró. Como su hija, el tenía su pelo en una cola de caballo, solo que el no la balanceaba. Él se rió disimuladamente con la palabra Poop, todavía grabada en nuestra ventana delantera. ¿Nuevo articulo en vuestro menú? preguntó. ¿Qué quieres? preguntó mi abuela con los dientes apretados. Él alisó su suéter marinero con el logo de Java Heaven e inspeccionó el sitio vacío. Estaría encantado de enviarte alguno de mis clientes si lo necesita el negocio, Hanna. Para eso están los vecinos. Odié el modo en que llamó a mi abuela por su nombre de pila, como si fueran amigos. Está cerrado, le dije. Es por eso que no tenemos clientes. Ya veo. Solo ofrecía mi ayuda. Mi abuela se elevo con su escasa altura. He estado en el negocio desde hace mas de cuarenta años, dijo ella. Y he podido sin su amable ayuda. ¿Más de cuarenta años? él actuó como si no supiera eso. Como si no se hubiera molestado en leer el cartel de encima la puerta: Cafeteria el viejo mundo coreano de Hanna, traído del viejo país a Nordby desde hace mas de cuarenta años. Me señaló con un dedo. ¿Dime, no vas tú al colegio con mi hija? Había ido al colegio con Heidi desde el primer grado. Yo había estado con ella en clases de piano, me había unido a la tropa exploradora de chicas, y todo lo demás. Pero el Sr Darling nunca pareció reconocerme. Lo que me recuerda otra cosa que una abuela no diría - que tu simplemente eres inolvidable, amor. ¿Cuál es tu nombre? _______. Hmmm. el se veia dudoso. Bien, intentaré recordarlo. Entonces se sentó en uno de los taburetes y puso sus manos en la barra. Cuarenta años es mucho tiempo en el negocio, Hanna. Y todos los negocios tienen una vida determinada. Apuesto a que estas cansada de este sitio. Mi abuela cerró las cortinas, ocultando el lío de toallas mojadas. ¿Por qué habría de estar cansada de este sitio? Entonces ella se ocupó con la cafetera, vaciando el contenedor de debajo del fregadero, mientras yo limpiaba la mesas y Irmgaard trabajaba en la sopa. Un esfuerzo por desairar. Una vez al mes, el Sr Darling se acercaba a restregarnos por las narices el hecho de que su cafetería , que solo había estado durante dos años en el negocio, estaba llena de clientes. A la multitud le gustaba la música hip que ponía. Las amas de casa les gustaban los batidos y bebidas de café helado que básicamente eran batidos de leche. Y todos en el planeta les gustaba el café orgánico de comercio justo. Nuestro café no era orgánico. Tampoco viene con una etiqueta de lujo que decía que había sido elegido por una cooperativa indígena , que las bolsas eran reciclables y que el 10% de las ganancias estaban destinadas para el productor del café. No señor. Nuestro café llegaba en una bolsa de plástico grande de la compañía de suministros a granel. El sello simplemente decía Café. El Sr Darling se aclaró la garganta. Hanna, he tomado una decisión que nos afecta a ambos. Estoy demasiado ocupada para hablar ahora le espetó, vertiendo el café restante por el fregadero. A menos que estés aquí por algo, me gustaría que te fueras. Irmgaard cogió unas patatas de la despensa y empezó a cortar. Deseaba que el Sr Darling se fuera. Siempre me sentía cohibida cuando nos visitaba y era consciente de nuestra falta total de ultra modernismo. El café orgánico es algo bueno. Tendríamos que servirlo también. Pero la abuela Hanna dijo que no había nada malo en el café normal, ademas de no querer un gasto adicional. De hecho, si estoy aquí por algo,. El Sr Darling se giró en su taburete. ¿Ves esa pared? señaló la pared que separaba las dos empresas. Un retrato del rey y la reina de americana colgaba allí. Una vez visitaron Nordby. He decidido derribar ese muro de forma que pueda ampliar el negocio. Irmgaar soltó un gritito. Una patata salio rodando por la barra. ¿Qué? grité. El Sr Darling sonrió. Voy a necesitar que abandonéis esto tan pronto como sea posible. ¿Aparecerá entonces el ángel Taemin? :O jaja Pau ღ
Posted on: Fri, 14 Mar 2014 19:47:18 +0000

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