Colombia necesita reformas. Partido Liberal y liberalismo con el - TopicsExpress



          

Colombia necesita reformas. Partido Liberal y liberalismo con el compromiso de realizarlas. El Partido Liberal colombiano se resiste a desaparecer. Nació con un documento escrito por Ezequiel Rojas el 16 de Julio de 1.848 en el periódico El Aviso, titulado “La razón de mi voto”, para demandar apoyo a la candidatura presidencial del general José Hilario López, elegido en el alboroto del templo de San Agustín, el 9 de marzo de 1849. Su gobierno decretó la libertad de los esclavos y pretendió orientar al país hacia destinos de democracia y justicia popular, aprobando la ley agraria, estableciendo la separación de la Iglesia y el Estado, concediendo la libertad de prensa y propugnando por una república federalizada. Después de la turbulenta década de los cincuenta –caída de Obando, dictadura de Melo, elección de Mariano Ospina Rodríguez- el Partido Liberal participó en la Constituyente de Rionegro y entre 1863 y 1886 buscó la felicidad de los colombianos en la libertad, el federalismo, la educación laica, el apoyo a los artesanos y la defensa de los campesinos. Fue el tiempo de los Radicales. Lo impidieron las luchas intestinas, las traiciones, las guerras. En 1886, bajo la fórmula de “Regeneración fundamental o catástrofe” impuesta por el Presidente Rafael Núñez, exradical y aliado del Partido Conservador, se expidió una nueva Constitución y con ella se inició una etapa de centralismo y poder conservador que duró hasta bien entrado el siglo XX. Estrenando poder En 1930 se dividió el Partido Conservador y el Partido Liberal eligió a Enrique Olaya Herrera, quien gobernó con un criterio de “Concentración Nacional”. En 1934 Alfonso López Pumarejo inició un proceso de reformas institucionales, económicas y sociales bajo el lema de la “Revolución en Marcha”, las cuales se consagraron en la reforma Constitucional de 1936. Le sucedió Eduardo Santos, tío abuelo del actual Presidente de la República, cuyo gobierno fue denominado “La gran pausa”, para diferenciarlo del de su antecesor. Volvió López en 1942, período que terminó Alberto Lleras Camargo, por renuncia que presentó su titular en medio de escándalos y de una férrea oposición conservadora dirigida por Laureano Gómez. “Divide y vencerás” En 1946 el Partido Liberal se dividió entre las candidaturas de Gabriel Turbay, candidato oficial, y Jorge Eliecer Gaitán, disidente, dando lugar al triunfo del conservador Mariano Ospina Pérez. Con esta derrota terminó la República Liberal. Un año después murió Gabriel Turbay en Paris. Jorge Eliecer Gaitán le arrebató a Santos la jefatura liberal en 1947, pero fue asesinado el 9 de abril de 1948, hecho a partir del cual se incrementó la violencia contra los liberales, que continuó “a sangre y fuego” durante el gobierno conservador de Laureano Gómez, elegido sin contendor para gobernar desde el 7 de agosto de 1950. Gómez fue derrocado el 13 de Junio de 1953 por el general Gustavo Rojas Pinilla, quien se comprometió a terminar la represión contra los liberales bajo la enseña de “Paz, Justicia y Libertad”. Fue sustituido el 10 de Mayo de 1957 por una Junta Militar que gobernó hasta el 7 de agosto del año siguiente, cuando comenzó el Frente Nacional bajo el gobierno del liberal Alberto Lleras Camargo. Como se deduce de la anterior secuencia, la división liberal entre Turbay y Gaitán dio lugar a una catástrofe institucional, política, económica, social y de enorme violencia, de la cual todavía no se recupera el país. El Frente Nacional Durante los 16 años de alternación en el poder pactada en el Frente Nacional, gobernaron sucesivamente Alberto Lleras Camargo (liberal), Guillermo León Valencia (conservador), Carlos Lleras Restrepo (liberal) y Misael Pastrana Borrero (conservador). A lo largo de estos años se calmaron los ánimos entre rojos y azules, quienes nunca más, por fortuna, volvieron a utilizar las armas como instrumento de lucha política. Todos los cargos de la administración pública, incluida la justicia, se repartieron por igual entre liberales y conservadores. El Partido Comunista fue declarado ilegal y ninguna otra expresión política tuvo cabida en la limitada democracia colombiana que operó durante ese período. Pero siguió la violencia. En 1964 se fundaron las Farc y el ELN. En 1966 el EPL. En 1974 nació el M-19, con la justificación de que no existían garantías para ejercer la política democrática, dado que al aspirante opositor, general Gustavo Rojas Pinilla, no le reconocieron el triunfo logrado en las urnas en 1970, para entregárselo a Misael Pastrana Borrero, candidato de liberales y conservadores. Otras guerrillas surgieron para ensombrecer el firmamento democrático de Colombia. La nueva época liberal Los liberales Alfonso López Michelsen y Julio Cesar Turbay Ayala gobernaron entre 1974 y 1982. Ese año ganó el conservador Belisario Betancur, venciendo a López Michelsen en su intento de reelección. En 1986 volvió el liberalismo al poder con Virgilio Barco y tres años más tarde la mafia asesinó al más sobresaliente líder liberal de la época, senador Luis Carlos Galán Sarmiento. Al presidente Barco lo sucedieron sus copartidarios Cesar Gaviria Trujillo y Ernesto Samper Pizano. En 1998 el conservador Andrés Pastrana derrotó en segunda vuelta al liberal Horacio Serpa Uribe, quien volvió a perder en 2002 y 2006 a manos de Álvaro Uribe Vélez. Uribe Vélez militó en el Partido Liberal y como tal ocupó importantes cargos en la administración pública, entre ellos alcalde de Medellín, senador de la República y gobernador de Antioquia. Se retiró del Partido Liberal para aliarse con el Partido Conservador, lo que le dio la victoria presidencial en 2002. Dos años más tarde se dio una reforma constitucional que permitió la reelección presidencial. Ganó de nuevo y gobernó otros cuatro años, rindiendo culto a la doctrina de sus socios azules, quienes lo consideran uno de los jefes naturales de su partido. Lo sucedió Juan Manuel Santos, antiguo militante del Partido Liberal, quien gobierna en representación del Partido de la U, con talante liberal. Experiencias a la intemperie El Partido Liberal había dado muestras de deterioro político electoral en 1978, cuando en las elecciones presidenciales Turbay Ayala le ganó a Belisario Betancur por muy poca diferencia. Ya se dijo que en 1982 el mejor de sus exponentes, López Michelsen, fue derrotado por el mismo Betancur. Los efectos del asalto al Palacio de Justicia en noviembre de 1985, en el que murieron los más importantes representantes de la judicatura y muchos otros colombianos, unido al hecho de que los conservadores pretendieron mantenerse en el poder con la candidatura de Álvaro Gómez Hurtado –quien causaba pánico entre las huestes liberales- le dieron un nuevo aire al liberalismo, ganando con Barco y manteniéndose en el gobierno durante 12 años, según ya fue recordado. El desgaste que produce el poder, el escándalo provocado por la financiación irregular en la campaña presidencial de 1994, las deserciones del liberalismo hacía otras posibilidades políticas, entre las que se destacó la de López Michelsen, quien apoyó a Noemí Sanín, y la frontal oposición que le hicieron a la opción liberal los sectores más poderosos del establecimiento mediático y económico, favorecieron al conservatismo en 1998, no obstante haberse logrado la victoria roja en la primera vuelta presidencial. Muchos jefes liberales no soportaron “la oposición patriótica” y se pusieron a la orden del mandatario azul, con el pretexto de hacer una “Alianza por el Cambio”. El liberalismo dividido y la promesa de lograr la paz mediante procedimientos exclusivamente militares, favorecieron las sucesivas derrotas liberales. Las nuevas luchas por el poder gubernamental Fueron doce largos años de marcha solitaria por el desierto político, durante los cuales el Partido Liberal soportó el abandono y la persecución gracias a la lealtad de sus fuerzas veteranas que no sucumbieron a los halagos del poder; a la lucha que importantes dirigentes dieron en las regiones para mantener al Partido en el Congreso Nacional, en las corporaciones públicas regionales y locales, lo mismo que en alcaldías y gobernaciones; y a que figuras jóvenes echaron de menos las ideas democráticas y resolvieron participar en política confiando en los viejos pero siempre renovados postulados liberales. ¡Hoy el Partido Liberal está en franca recuperación! Por fuera del poder, tuvo tiempo de reflexionar. Advirtió la necesidad de la transparencia en el ejercicio de lo público, estudió las realidades del país en materia de desigualdad, pobreza, exclusión, violencia y delincuencia; se dio cuenta de que su discurso reivindicativo no se había ejecutado y comprendió la importancia de la organización sobre bases de rectitud, diligencia, lealtad y coherencia de sus planteamientos con sus ejecutorias. También comprendió la urgencia de actualizarse, sintonizándose con las nuevas realidades económicas, tecnológicas, políticas y culturales, modernizando estructuras, métodos y comportamientos. El deterioro de los otros partidos, en los que reina el divisionismo y la perplejidad, sin historia, sin doctrina, solo afanados por las cuotas de poder burocrático y los logros electorales, algunos de ellos incididos notablemente por la corrupción, favorece a los liberales. El Partido Liberal no estuvo comprometido con los desastres económicos, los actos de clientelismo y corruptela, los abusos en materia de derechos humanos ni con el deterioro de lo social, que identificaron los 12 años anteriores a la elección de presidente Santos. En el actual gobierno el Partido Liberal asumió de nuevo responsabilidades públicas a nivel nacional. Lo está haciendo bien. Sus voceros son responsables y gozan de respetabilidad. El presidente Santos les ha dado confianza y oportunidades. Su bancada en el Congreso ha estado bien coordinada y ha sido coherente y seria. Ha tenido iniciativas propias, como la ley del primer empleo y la ley de víctimas. Ha respaldado las iniciativas de talante liberal, entre ellas las relacionadas con los temas de tierras y el sector rural. Ha estado en primera fila defendiendo el proceso de paz y se ha preocupado por definiciones sociales, como lo relativo a las reformas en materia de salud. No fue afortunada la participación de sus miembros en la reforma a la justicia, ni se distinguió en los debates sobre las reglas en materia fiscal que pusieron en peligro la dimensión social de la Constitución Nacional, pero en términos generales los colombianos han visto una responsable presencia partidista que se echa de menos en las otras colectividades. En lo regional los liberales han obrado correctamente, en las oportunidades de gobierno alcanzadas en gobernaciones y alcaldías. En el anterior período 2008-2011, Colombia Líder escogió a tres gobernadores liberales entre los cinco mejores de Colombia. Al interior del Partido, representado en su clase parlamentaria, no hay discrepancias diferentes a las contrariedades que surgen en materia de representación burocrática, como ocurre siempre en todas las colectividades políticas. Se mantiene el reclamo de algunos sectores por los cambios estatutarios y la poca representatividad de los sectores sociales en los espacios de dirección de la colectividad. La dirección que ejerce el representante Simón Gaviria ha sido acertada, eficiente y respetable. El joven dirigente liberal goza de amplio respaldo entre los colegas del parlamento y se espera que ante su decisión personal de no ser candidato al Congreso, sea reelegido para un nuevo mandato en la jefatura del Partido. El partido y los liberales no militantes Durante el gobierno del presidente Uribe se gobernó con criterio conservador. La economía tuvo un manejo ortodoxo, se privilegió a los sectores económicos poderosos so pretexto de crear confianza inversionista, se incrementó el asistencialismo en determinados sectores populares, el país se aisló de los demás de la región, no hubo una eficaz política en materia de derechos humanos, se desconocieron derechos a la oposición, se limitó la independencia al Congreso Nacional, se pretendió echar en saco roto la autonomía de la rama judicial y se dio comienzo a un proceso de recentralización que tiró por la borda los logros de la Constitución Nacional en esta materia. Muchos sectores del país, intelectuales, académicos, periodísticos, sociales, echan de menos las ideas liberales de democracia, justicia, solidaridad e igualdad. Desean compromisos serios y estables con la diferencia y la diversidad, respeto a los derechos humanos, inclusión social, equidad, convivencia, reconciliación, descentralización y autonomía de las entidades territoriales. Propugnan por un modelo propio de desarrollo económico y social. Tienen el deseo de participar en la formación del poder político, pero frente a la debacle de los partidos se consideran huérfanos de representación. El Partido Liberal tiene la oportunidad y el deber de invitarlos a participar políticamente, sobre la base de obrar consecuente con su doctrina, consolidada en los fundamentos de la Socialdemocracia. Es la oportunidad de reunir al Partido Liberal con muchos criterios liberales y mucha gente que quiere ayudar al país a salir de sus dificultades, pero no sabe cómo, en dónde ni con quiénes. Es la ocasión de fortalecerse más allá de las estructuras electorales y la representación legislativa. Parece que el Partido Liberal va a apoyar la reelección del Presidente Santos. Así lo ha reiterado su Director Nacional y lo expresan en mentideros políticos y en declaraciones públicas sus principales dirigentes. Otros, entre ellos el exministro y Constituyente Eduardo Verano de la Rosa, reclaman una decisión participativa. Algún procedimiento adoptarán para vincular sus sectores populares a esta decisión. Varios de los más notables voceros aspirarán a formar parte del gabinete del nuevo gobierno, entre ellos Alfonso Gómez Méndez, Simón Gaviria, Juan Fernando Cristo, Camilo Sánchez y Andrés González. Estos, junto a Eduardo Verano de la Rosa, Juan Manuel Galán y Aníbal Gaviria, estarán listos para luchar la presidencia en 2018. ¿De nuevo en la dirección del gobierno? El tiempo en política pasa muy rápido. Antes de 5 años podría estar regresando el Partido Liberal a la presidencia de Colombia. Si sus dirigentes obran con tacto, unidad, coherencia, responsabilidad y transparencia, el país reconocerá sus esfuerzos y buscará que se realicen con las ideas liberales el cambio que las “nuevas” colectividades políticas no pudieron hacer con tantas incoherencias y clientelismo. Mientras tanto, las huestes rojas se preparan para ganar las elecciones al Congreso Nacional el año entrante y de nuevo ser el principal partido político de Colombia. Lo pueden lograr. Partidos olapolitica/?q=content/es-el-momento-del-liberalismo
Posted on: Sun, 14 Jul 2013 15:18:50 +0000

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