Como se destruye un pueblo Sábado, 10 de Agosto de 2013 04:24 El - TopicsExpress



          

Como se destruye un pueblo Sábado, 10 de Agosto de 2013 04:24 El Isleño Dice el adagio popular que cuando se quiere comprender la situación de otros, hay que colocarse en sus zapatos. Señores: El nombre de esta presentación puede sonarles duro, pero dura ha sido nuestra realidad. (*) Para destruir un pueblo basta con quitarle a sus habitantes la fe, sus creencias, quitarles su idioma, cambiar radicalmente el orden económico e invadir su territorio en masa, superior a los originarios . Un poco más del año antes del fallo de la CIJ en la controversia territorial Nicaragua/Colombia por aguas en el Caribe colombiano, en la Zona Exclusiva de Explotación Económica que favoreció a los centroamericanos ante nuestra inepta defensa, en enero 17 de 2011, la Cancillería ofició al Ministerio de Cultura que tramitaba la nominación del Área Marina Protegida y Reserva de la Biosfera Seaflower del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, ordenando que “… no se considera pertinente avanzar en la presentación de la postulación…” para ser elevada a Patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco. Analizando la decisión del Alto Tribunal de las Naciones Unidas en su sentencia del 19/11 pasado, se hace mención específica de un par de ausencias en las peticiones y alegatos de las partes: Ninguno relaciona la dependencia alimentaria y económica de los pobladores, o sea, de los habitantes ancestrales con los recursos del área en disputa, ni hacen referencias a la protección, sostenibilidad y equilibrio ambiental de la vida natural existente. Durante más de una década que duró el proceso, individuos, organizaciones de base y autoridades clamaron por la inclusión de siguiera un raizal dentro del equipo encargado de la defensa de los intereses de Colombia, sin que fueran escuchados. Nadie de estas islas formó parte de la representación colombiana ante La Haya en ese proceso. Cuando Francia se encargó de la construcción del canal por Panamá siendo de Colombia, los británicos hicieron presencia en la costa Mosquitia y al parecer promovieron la invasión que Nicaragua hace sobre dicha franja colombiana en 1894 sin reacción adecuada ante la usurpación del territorio nacional. Creemos que en nuestra capital no nos reconocieron como colombianos y les importó muy poco las tierras de los raizales. Como tampoco hubo reconocimiento cuando en la ley 52 de 1912, se promueve el sobre poblamiento porque siendo las islas la zona del país más densamente poblada desde entonces y hasta hoy, en su artículo 14 se ordena trasladar con todos los gastos pagos a familias o grupos de cuatro o más personas con intención de radicarse en las islas. A finales de los años 1920s., se declara al Archipiélago ‘Tierra de Misiones’, categoría reservada a las comunidades consideradas salvajes e incivilizadas que fueran entregadas a la Iglesia Católica para su manejo –en nuestro caso siendo más modernos que la mayoría continental, sin analfabetas– y para imponer el idioma español, con la autonomía presupuestal sobre la educación, contra el inglés y el creole que se conocía; y para catequizar, en una campaña desigual para convertirnos en masa a la religión distinta de la practicada hasta entonces por la población raizal. Sin embargo, fue más eficiente y efectivo el avasallamiento contra la población ancestral con el cambio del orden económico. Con la declaratoria de Puerto Libre a partir de 1953, un sistema que al no incluir a la población raizal que era casi el 100 por ciento en su momento, la convierte en víctima inmerme y testiga de un esquema de desarrollo social ajeno y excluyente en su propia tierra. No era el sistema económico impuesto para favorecer a los habitantes ancestrales, por eso llegaron “importados” de todas partes, a ganarse esa lotería. A partir de allí se desata la invasión y como consecuencia inmediata se produce un desmedido y desproporcionado aumento poblacional con sus características, sus idiomas diferentes al conocido de la población raizal, prácticas y costumbres distintos, modos de vida que chocaron y una masa que invade e impone sus condiciones dejando relegados a los autóctonos en circunstancias de indefensión insuperable. El Puerto Libre sin planeación se traduce en mayores beneficios para una cada vez más pequeña cantidad de personas, donde un 90% de los trabajadores dependientes del comercio y del turismo reciben una remuneración igual a la del salario mínimo legal cuyo poder adquisitivo en nuestro territorio se reduce en cerca a un 60% comparado con el de otras ciudades capitales. En alguna asesoría sobre el desarrollo turístico posible en las islas, una universidad prestante propuso trasladar a los pobladores autóctonos a una zona de la costa Caribe continental colombiana para destinación agrícola. En 60 años la población raizal ha perdido más del 50% de la tierra, que incluye los predios de mayores ventajas o posibilidades de provecho y lucro; y han pasado de constituir el 98% de la población de ese entonces a un escaso 35% de la totalidad de hoy… Y lo más alarmante es que el número de habitantes de hace seis décadas era de menos de 6.000 personas en todo el archipiélago y hoy supera –por lo menos– los 70.000 solo en la isla de San Andrés, sin recursos básicos suficientes, y sobrepasando la capacidad racional de carga.. ¿Soberanía? Algunas de estas realidades, sino todas, deben conducir a ustedes a reflexionar, a entender como el patriotismo de nuestros padres, de nuestros abuelos, hoy desaparece en nuestros hijos arrinconados, desplazados y desposeídos en su propia tierra. (*) Presentación ante los alumnos del Curso Altos Estudios Militares (CAEM) y el Curso de Información sobre Seguridad y Defensa Nacional (CIDENAL) de la Escuela Superior de Guerra, el día 8 de agosto 2013 en el auditorio del Hotel Marazul.
Posted on: Sat, 10 Aug 2013 11:03:21 +0000

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