Cuento Corto: "El Lobo" Este no era un lobo cualquiera, era - TopicsExpress



          

Cuento Corto: "El Lobo" Este no era un lobo cualquiera, era bastante especial. Desde que nació, se notaba... Mientras los demás lobeznos jugueteaban y se peleaban entre ellos, este se apartaba... se recostaba en el suelo y con su mirada fija e impasible los observaba estudiándolos. Ese lobezno triste y melancólico a muy corta edad decidió separarse de su madre y sus hermanos. Nunca se sintió parte de la familia, no compartía ningún sentimiento de pertenencia ni de unidad. Fue una dura decisión, ya que a pesar de su frialdad siempre le guardó un gran cariño a su madre. En esos días de un crudo invierno, su madre estaba bastante enferma. Los años le habian carcomido el alma y destruido el cuerpo, nisiquiera podía caminar. Solo estaba ahi, en un rincón fijo viendo acercarse la muerte a su lecho. Nuestro lobo, en ese día, tomó su decisión. Mientras sus hermanos dormian, se acerco a su madre. Esta se despertó y lo observó. El lobo acercó su hocico, le dio un beso pausado y largo. Mostró sus ojos grises y fríos... la observó detenidamente y en silencio se alejó. Esa fue la última vez que la vió. A pesar que nunca fue afortunado en fortaleza física ni en belleza, el lobo era bastante astuto y agudo. Esto, le sirvió para sobrevivir. Mientras sus hermanos se mataban corriendo y peleando salvajemente con las presas para poder comer, el lobo caminaba sigilosamente hacía el lugar mas oscuro e inhóspito del bosque... se echaba, cerraba los ojos... reducía el ritmo de su respiración , de los latidos de su corazón y esperaba. Podía quedarse horas, hasta días seguidos de esa manera. Sus hermanos se burlaban de él, consideraban que era un cobarde y débil. Nuestro lobo ni se inmutaba, continuaba con tan extraño ritual. Subitamente, paraba la oreja, escuchaba por fin llegar a la presa. Esperaba calmado. Que este cerca, muy cerca, que no note su presencia... Que no note su emoción, que no note sus pensamientos... Cuando la presa estaba a escasos centímetros de tocarlo, en ese momento abría los ojos, saltaba magnificamente y mordiendo el cuello, asesinaba en instantes a su víctima. Esta yacía luego, sin vida... en el suelo gris y helado del bosque. Cuando sus hermanos la descubrieron, la encontraron completa. Salvo... los ojos y la sangre. Toda su carne estaba completa, y su piel no lucía lastimada por ningún lado. ¿De dónde salió la sangre? Dos diminutas perforaciones de sus colmillos en el cuello lo explicaban.... Era macabro. El lobo huía, huía primero lentamente. Después iba a paso ligero. Por último corria desesperadamente. Cuentan los que lo sintieron pasar, que al acercarse nunca encontraron ninguna huella ni nada que acuse su presencia. Sin embargo, escuchaban siempre a media noche un aullido inconfundible y desgarrador, era él. Meses después de dejar a su familia, el pequeño lobezno se había convertido en todo un lobo. Alto, fuerte, orgulloso y de caminar arrogante. Su mirada... nunca cambió, continuó siendo fría , impasible y melancólica. Siempre andaba solo, nunca se le conoció amistades ni amores. Sin embargo, Dios al ver esto, se compadeció de él y le dió una oportunidad. Manipuló los tiempos, lugares, y seres para hacer que confluyan en un instante determinado. Lo único que hizo Dios fue, mostrarle... en una de aquellas noches silenciosas y fugaces.... lo que perdía por su voluntaria autoexiliación. Ella, era una blanca loba. Blanca como la nieve y de bellos ojos avellana. Mirada expresiva, profunda y brillante... Era alta, fornida , de muy sensuales y perfectas curvas. De caminar ágil, y liviano pero a la vez femenino y embelesador... De personalidad alegre, cariñosa, explosiva y sincera. Y se encontraron. En esa noche mágica y espectral se encontraron. Fue rápido y a la vez eterno... como muchas de las cosas imperceptibles e inesperadas de la vida. Nuestro lobo estaba descansando, echado mirando el paisaje de los árboles debajo de la noche despejada llena de estrellas. En ese momento, pasa ágil y orgullosa la loba blanca... Se cruzaron sus miradas, fue menos de un segundo... La frialdad y la calidez, la tristeza y la alegría, el orgullo y la humildad, lo dulce y lo amargo... se mezcló, todo se mezcló. Vorágine de sentimientos, pensamientos, personalidades y experiencias que fluian. Se unieron sus miradas, y todo aquello se comprendió al instante. Se enamoraron, se enamoraron perdidamente y por siempre. La blanca loba siguió su camino... el lobo gris solo cerró los ojos, calmado. Al día siguiente despertó y siguió las huellas y rastros que había dejado (quizás apropósito) la blanca loba. Luego de caminar horas de horas seguidas la encontró. Pero no estaba sola, estaba con su familia, sus padres y dos hermanos. Desde las sombras los observaba, se notaba que la loba amaba enormemente a su familia, jugueteba con sus hermanos y trataba con dulzura y cariño a ambos padres. El lobo meditaba y reflexionaba, de vez en cuando le venían a la mente sus recuerdos de infancia. Simplemente se alejó... por el momento. Pero se mantuvo en las cercanías. Cazó y comió algo luego de la dura faena del día. Y así pasaron algunas semanas. Un día la loba se sentía angustiada, reflexionaba y meditaba sobre todo lo que había pasado desde que una noche, encontró a aquel apuesto y callado lobo de ojos fríos y grises. Nunca lo había visto, quizás jamás lo volvería a ver sin embargo, sentía que lo conocía de toda la vida... y lo comprendía y... lo amaba. No pudo mas, y se alejó de la calidez del hogar para pensar a solas, unos momentos... Caminó algunos pasos, cruzó el entremerado de ramas del bosque... Llegó a un círculo rodeado de árboles , se echó y contempló la hermosa y perfecta luna llena, y los millones de estrellas que se podían observar claramente en esa noche de verano. Le pareció que el mundo era hermoso... pensó en aquellos ojos grises tan misteriosos y se quedó placidamente dormida... Al despertar, lo vió. Aquellos ojos grises que con el reflejo de la luna se veian fantasmagóricos la observaban. Ahi estaba, el gran lobo de ojos grises. Silencioso y con su fría mirada , la observaba tranquilamente. Por un momento pensó en correr a donde estaba su familia, o en cualquier caso aullar fuertemente para que vayan en su auxilio, sin embargo, al verlo así... tan triste, solo, desdichado y atormentado se enterneció de él. Y se quedó complicemente callada. El lobo iba acercándose... lentamente sin desviar la mirada. Paso a paso, cada vez la distancia se reducía.. La loba lo contemplaba, se sentía hechizada, hipnotizada por esos ojos, esa actitud tan segura y firme.... ese andar tan sensual y calculado... la loba, se sentía atrapada en un huracán de emociones encontradas. Podía escuchar el sonido de sus pasos cada vez mas fuertes, mas sólidos.... Y por primera vez, sus cuerpos se tocaron. Y ambos temblaron... La blanca loba, el lobo de ojos grises... Ambos atrapados en la lujuria diabólica y la pasión violenta y tierna. Ambos por primera vez experimentaban lo que era el amor.... Lo que significaba dos almas desesperadas que querian unirse, con dos cuerpos que detenian cruelmente todo intento. Se amaron, toda aquella noche se amaron... y se conocieron... ya no solo espiritualmente, sino ahora descubriendo mutuamente cada centímetro de sus cuerpos... Luego de aquella ceremonia casi divina, el lobo gris la besó en el hocico (de una forma parecida a como hizo con su madre) , la observó por última vez a los ojos y se alejó.... La blanca loba, descansó un rato, luego regresó con su familia y hogar. A los meses la blanca loba sorprendió a su familia al tener cachorros grises. Al principio se incomodaron, luego se enojaron, finalmente la comprendieron y la apoyaron... sin preguntar. Aquellos cachorros nacieron sin padre, sus hermanos la ayudaban, intentando reemplazar su rol. Sin embargo, nunca fue lo mismo. La blanca loba, jamás se quejó. Aquellos cachorros eran su adoración. Un día, luego de jugar con sus cachorros y dejarlos dormidos. Se alejó y caminó a la cumbre mas alta. Tenía curiosidad por ver en toda su extensión a la noche con luna llena, que estaba en esos instantes. Trepó, caminó algunas horas y llegó a la parte mas alta. Observó la inmensidad de la bóveda negra... con sus miles de puntos brillantes y preciosos llamados estrellas, con la bella y dominante luna llena iluminando el oscuro bosque... Observaba, en un momento recordó aquella noche con el lobo gris. Se entristeció, entonces en ese instante, le pareció ver claramente los grises ojos fríos y melancólicos en el cielo negro por un instante. Tembló. Aulló largamente, sufriendo su dolor, ese lamento se escucho por todo el bosque... Y todo el mundo supo del sufrimiento de la desgraciada. Meses después los dos hermanos de la blanca loba, encontraron su cadaver inerte. Milagrosamente el cuerpo se había conservado en la frialdad. Estaba intacto, tal como la dejaron, incluso se apreciaba su bella cabellera blanca y brillante, parecía que estaba durmiendo, solo que había un pequeño detalle... no tenía ojos. De repente, los hermanos escucharon un aullido. Pero este aullido era macabro, desgarrador, trágico y muy triste. Era suficiente para acobardar al corazón mas valiente, y para entristecer al mas feliz. Los hermanos solo se miraron. Enterraron dignamente a su hermana y regresaron al hogar... Al llegar, se enteraron de otra desagradable noticia. Los hijos de la blanca loba, los grises, habían huido por voluntad propia... . Nunca mas los volvieron a ver.
Posted on: Thu, 01 Aug 2013 02:44:53 +0000

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