Cultivo a la buena convivencia “Aquel que ama a su hermano - TopicsExpress



          

Cultivo a la buena convivencia “Aquel que ama a su hermano está en la luz, y en el no hay escándalo. Pero aquel que aborrece a su hermano esta en las tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe para donde debe ir, porque las tinieblas le cegaron los ojos.” (I Juan, 2:10 y 11) Las sabias palabras del apóstol Juan, en su primera epístola, capitulo 2, resuenan en nuestra consciencia. Ellas revelan no solo la necesidad del cultivo incesante del amor a los semejantes, sino también la conquista de las indispensables, comprensión y tolerancia, principalmente para con aquellos que nos repelen y hostilizan. Esa advertencia nos indica condiciones favorables a tener en el trato para con todos, en las diferentes experiencias de la caminada terrena. En el Evangelio Según el Espiritismo, capitulo 11, el análisis hecho por Allan Kardec sobre el derecho de exigir a nuestros semejantes irreprensibles procedimientos para con nosotros, sin que tengamos condiciones de ser mas indulgentes y benevolentes para con ellos, nos lleva a reflexionar profundamente, cuantas infinitas dificultades que aun poseemos para ejercitar la legítima bondad: “Amar al prójimo como a sí mismo, hacer por los otros lo que quisiéramos que los otros hiciesen por nosotros”, es la expresión más completa de la caridad, porque resume todos los deberes para con el prójimo. No podemos encontrar guía mas seguro, a tal respecto, que tomar como medida, de lo que debemos hacer a los otros, aquello que para nosotros deseamos que nos hagan. ¿Con qué derecho se exigiría a nuestros semejantes mejores procederes de indulgencia, de benevolencia y de devoción, que los que se tiene con ellos? La práctica de estas máximas tiende a la destrucción del egoísmo; cuando los hombres las tomen por normas de su conducta y por base de sus instituciones, comprenderán la verdadera fraternidad y harán reinar entre ellos la paz y la justicia; no habrá ya ni odios ni disensiones, sino unión, concordia y benevolencia mutua.(1) La práctica de la buena convivencia no se debe limitar a los ambientes, particulares y familiares, sino debe ser extendida a toda la sociedad. Al referirse a las instituciones, ciertamente el Codificador nos llamo la atención para que conservásemos la correcta relación entre los que trabajan para la divulgación del Espiritismo- trabajadores sinceros que aun hoy preservan los principios del autentico amor en la formación del “(…) núcleo de la gran familia espirita, que un día se unirán todas las opiniones y unirá a los hombres por un único sentimiento: el de la fraternidad trayendo la marca de la caridad cristiana” (2). Conscientes de la necesidad, sobre todo, de trabajar por la unificación del Movimiento Espirita, a fin de robustecer la noble tarea de la difusión y de la práctica de la Doctrina Espirita Consoladora, cabe a los sembradores trabajar, consolidados en los preceptos morales del Evangelio de Jesús, que tiene en el amor las bases fundamentales de su doctrina, “(…) visto que ese es el sentimiento por excelencia, y los sentimientos son los instintos elevados a la altura del progreso hecho. (…) Y el punto delicado del sentimiento es el amor (…) (3). ¿Sin embargo, así considerando, como se justifican algunas posturas anti fraternas de ciertos grupos espiritistas? El estimado Benefactor espiritual Emmanuel responde a esa indagación: Los grupos espiritistas necesitan entender que su unión no puede ser análoga de las asociaciones propiamente humanas. Un gremio espirita cristiano debe tener, más que todo, la característica familiar, donde el amor y la simplicidad figuren en la manifestación de todos los sentimientos. En una entidad doctrinaria, cuando surgen las disensiones y luchas internas, revelando partidarismos y hostilidades, es señal de ausencia del Evangelio en los corazones, demostrándose por el exceso de material humano y presagiando el naufragio de las intenciones más generosas. En esos núcleos de estudio, ninguna realización se hará sin fraternidad y humildad legitimas (…) (4) En otra cuestión, el generoso Espíritu nos alerta para la preparación individual, convocándonos al (…) esfuerzo propio en el estudio, meditación, cultivo y aplicación de la Doctrina. La frecuencia a las sesiones o el hecho de presenciar ese o aquel fenómeno (…) no se consigue una adquisición de conocimientos. (5) De la misma manera, nos avisa los Espíritus reveladores: es imprescindible liberarnos de las tendencias egoístas que transforman nuestros corazones, tornándonos insensibles a los sufrimientos ajenos. Observa el Espíritu Pascal: “(…) La rigidez mata los buenos sentimientos (…) (6), como nos quiere decir que no es posible ser bueno sin superar los preconceptos y las dudas que aún permanecen en nuestro interior. Por ese motivo, diversas veces, somos resistentes a la rutina de la solidaridad real; huimos de las tareas de amor, suponiendo erradamente que las personas son moralmente equivocadas, y convirtiéndonos insensibles en la amistad cultivada junto a los compañeros que nos rodean, bien como para con aquellos que son acogidos en la Institución Espirita en que servimos, en la búsqueda de consuelo para sus almas. Jesús revelo infinita compasión por todos los que lo buscaban, y su actitud caritativa causo sorpresa y repudio entre los fariseos y los escribas, seguidores del convencionalismo y de la falsedad. Martins Peralva (1918 -2007), conocido autor espirita, al estudiar sobre la importancia del buen relacionamiento en el Centro Espirita, admite que: Los espiritas, procurando asimilar y ejemplificar la enseñanza, reconocen que, si es realmente agradable la convivencia con hermanos superiores, profundamente fraterno y meritorio es el acogimiento a aquellos que ocupan, en la escala evolutiva, una posición menos segura que la nuestra. (….) abrazar a los que aceptaran, por equivoco, las sugestiones del error y del crimen constituye valioso programa evangélico, tal como hizo Jesús en la casa de Zaqueo o en el banquete de Levi. (7) En la explicación y ejecución de la tarea, el trabajador del bien, a lo largo del camino a recorrer, sabe que semejante trayectoria le puede traer condiciones ideales para adquirir confianza en sí mismos y en los amigos espirituales, nutriendo esperanzas por días mejores, pero no constituye la imprescindible fórmula para vencerse así mismo. Muchas veces al prepararnos para las rectificaciones dolorosas, no fortalecemos la fe, que nos traería calma y tranquilidad, y nos dejamos abatir y desanimar sin intentar conservar los sentimientos dignos en el ejercicio de la rectitud y de la pureza de los pensamientos elevados mayormente en relación a los que permanecen a nuestro lado. Muchos continúan presos a los instintos propiamente humanos, en la lucha por las conquistas del mundo, de posiciones y adquisiciones materiales, y, al ver malogradas sus expectativas personales, la reacción es de agresividad, sin ninguna resistencia en suprimir las frustraciones que los abaten, volviéndose exigentes y autoritarios o transformándose en personas frías e indiferentes. Para el obrero espirita, esa actitud está en desacuerdo con la obligación moral de actuar en el bien, pues debe conservar, en las múltiples situaciones existenciales, la manutención de un clima favorable en el ámbito de los relacionamientos que conquista. Ser fraterno significa cooperar de manera sincera, sin personalismos perjudiciales, que provocarían distanciamientos entre las criaturas de una misma creencia. No basta, pues, conocer la Doctrina Espirita; ella nos convida a la interpretación individual antes de alcanzar el nivel de seguridad que necesitamos transportar para la aplicación de su práctica. Por eso, existen compañeros más inteligentes que otros, sin embargo, no comprenden la esencia de las enseñanzas doctrinarias y no consiguen experimentarlas como deberían, en cuanto determinados individuos poseen sensibilidad y sentido moral más adelantados y se empeñan en practicar los principios espiritas y sus máximas evangélicas, aunque sean simples y sin grandes encantos de inteligencia. Conforme el Espíritu Erastro, ángel de la guarda del médium, el verdadero espirita es aquel que enseña y practica la caridad de forma ilimitada, llevando consuelo a muchos afligidos y sufridores: (…) los reconoceréis por su amor al prójimo, por su abnegación, por su desinterés personal; los reconoceréis, finalmente, por el triunfo de sus principios, porque Dios quiere el triunfo de Su ley; los que siguen Su ley, esos son los escogidos y El les dará la victoria; pero El destruirá aquellos que falsean el espíritu de esa ley y hacen de ella un escalón para contentar su vanidad y su ambición. (8) Clara Lila Gonzalez de Araujo Revista "Reformador Diciembre 2012" Traducido por Jacob Referencia: (1) Allan Kardec. El evangelio Según el Espiritismo. (2) Allan Kardec. El libro de los médiums. (3) Allan Kardec. El evangelio Según el Espiritismo. (4) Francisco Cândido Xavier. El consolador. Espíritu Emmanuel. (5) Francisco Cândido Xavier. El consolador. Espíritu Emmanuel. (6) Allan Kardec. El evangelio Según el Espiritismo. (7) Martins Peralva. Estudiando el Evangelio. (8) Allan Kardec. El evangelio Según el Espiritismo.
Posted on: Sat, 10 Aug 2013 16:04:44 +0000

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