De cómo Zeus atrapó a Tánatos y Eros en un laberinto de - TopicsExpress



          

De cómo Zeus atrapó a Tánatos y Eros en un laberinto de Tiempo Zeus llamó a Hermes Trismegisto, el de pies alados, y le pidió que trajera al Olimpo a Tánatos y a Eros. Hermes arguyó que era muy difícil tenerlos juntos en el mismo recinto, mas Zeus impelió que acudieran, pues de gran urgencia resultaba consultarlos. Bajó el tres veces más grande a buscarlos, Tánatos uncía damiselas en un bar subterráneo, les colgaba billetes y las repartía a sus usuarios; debía el dios mensajero tramar una treta para no enemistarlo al descubrir el deseo de Zeus, Cronión del olimpo. Ha llegado una dama nueva, de edad de merecer, linda ella, ojos azules, cuerpito de buena mujer. Se le abren los ojos a Tánatos y le asegura a Hermes que de inmediato cerraba el chuzo y se iba como un rayo al Olimpo. El del casco con alas fue en busca de su contraparte, que se encontraba a las puertas del cementerio quejándose de su mala suerte en la parte de adelante. No te inquietes, le dijo Hermes, Es que Tánatos es un avaro y no quiere dejarle nada a nadie que no se aseméjele: si quieres tu revancha, le aconsejó, Sé que va en camino al Olimpo a hacerle casting a una nueva dama; sé más veloz que él y llénala de amor antes que Tánatos le robe su alma. Eros nada más preguntó su nombre, Trismegisto acertó en nombrarla: Minoah. Absorto quedó el mensajero al escuchar la reacción pasiva del dios de la flecha y el arco: Minoah, dijo, Minoah, repitió, Minoah, volvió a espetar, Con mis palabras te creo y te apropio, te enamorarás de mi y harás de Tánatos un descorazonado despechado. Levantó su sombra y se dirigió al Olimpo, llegaron los dioses antagónicos delante de Zeus: Tánatos miraba por doquier buscando a la que todavía no le pertenecía, Eros irrumpió pausado sabiendo que llegaba el momento que tanto había esperado. Cronión, ¿dónde se encuentra la nueva dama? Inquirió Tánatos interesado. Hermes fisgoneaba desde una hendija del palacio, le divertía haber inventado la historia de la dama inexistente y haberlos a ambos timado. Minoah no será de tu catálogo, lo previno Eros, Por ella las fuerzas femeninas regresarán al reino de Hera, y una a una engrosarán mis predios. Zeus ignoraba de qué hablaban, les cuestionó del sujeto tratado; respondieron que se batían por Minoah. Ah, comprendo, dijo Zeus haciéndole un guiño a Hermes, Como sabía que venían por ella, la he puesto en el lugar de donde proviene su nombre: habrán de rescatarla del laberinto de Minos, solo que esta vez ustedes serán Ícaro y Dédalo, de Minotauro pondré a Cronos, Minoah no es otra que Ariadna, y el cordel, la memoria; quien la rescate obtendrá todo cuanto ha envidiado del otro, y éste se resignará a la erosión de sus excesos. Tánatos y Eros fueron así insertados en un laberinto de tiempo, bajo órdenes de Zeus deberían rescatar a la dama que pivotaba el Tiempo y decidía si el equilibrio pasaba al otro lado de la balanza o si los pesos descendían más el reino de las uvas y el deseo. Eros calló su nombre y tanteó la transparencia de las horas y los días y los meses; Tánatos la llamó desesperado, esperando regresar lo más pronto posible a su reino donde pensaba que lo estaban extrañando. La memoria, se decía Hermes, favorece a Eros, quien va marcando con fechas las paredes: este año pasó esto, este otro sucedió aquello; a Tánatos la memoria lo adolecía, sufría una profunda nostalgia de sus pasiones pasadas, y anhelaba sin reparo sus pretensiones de encontrar aquella que aseguraba su reino en las viñas y en el lecho. Sabrá el lector exactamente lo ocurrido, uno y otro divagaron por el laberinto esperando encontrar a Minoah, uno repitiendo su nombre, el otro callando; Hermes se divertía entonces en el Olimpo con Zeus, disfrutando de lo que uno y otro habían descuidado. Minoah no es un presente, es el presente, y la muerte y el amor durmieron juntos en el mismo espacio por esperar aquello que nunca llega, pero tampoco se va.
Posted on: Wed, 17 Jul 2013 23:27:37 +0000

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