De esas noticias tristes. A una cuadra de mi casa, vivía un tipo que dedicó su vida a beber, a drogarse; al vicio, le gustaba mucho la piedra, me platicaba... Platiqué con él la semana pasada, estaba jugando fut ball con unos niños de su calle, se reía, corría, gritaba. Tiene una niña de 13 años, una esposa que lo dejó hace tiempo por su vicio, tenía un tatuaje de Jesús en el brazo, y también andaba de pie por ahí de los 35 años… Se ahorcó el viernes en su casa, dejando su vida a un lado, tirando su vida, su única, grandiosa, la hermosa vida, como cuando se tira algo que ya no se quiere nunca... El día que platicamos. Me sorprende pensarlo ahora; pero prodigaba sus palabras desde el fondo de su alma, como quien tiene un gran corazón para el mundo, humilde: le sonreía a la vida, a los niños, a mí, le sonreía a su vicio, y pateaba el balón con un semblante tierno cargado de ternura, una dulzura en el rostro, la dulzura de alguien que va a morir, porque así lo quiere, porque así lo a decidido. Ahora lo pienso y me da tristeza, me parte el alma. La gente decía que él era malo, que se robaba los tanques de gas del pueblo, que era ratero, un delincuente, un vicioso, un wey tronado. La verdad yo nunca lo pensé así, pues era un tipo inteligente, era noble, trabajaba pintando los zaguanes del pueblo, quizá de allí su fama de mala leche, porque jamás los terminaba de pintar, y por ahí de las 12 del día, ya andaba hasta la madre con su caguama sin meterse con nadie, solo, solo, solito bebiendo y contento, y sí, quizá tenía un arrepentimiento como todo ser humano viviente, como todo vicioso, pero que yo sepa jamás se molestaba con nadie, jamás se metía con nadie más que con el mismo, y eso ahora tristemente lo sé. Un día me invitó a un centro de ayuda, para que dejara de tomar, pues él lo había conseguido ya; me acuerdo bien. No era mi amigo, ni mi cuate, ni nada, pero así un día sin decirle nada, se acercó, y me dijo, 'quiero ayudarte beto'... 'Él sabía lo que sentimos los que le sonreímos a la vida arrepentidamente' Una de las cosas que siempre admiré de él, fue su gran corazón, su fuerza de sonreír, sé que no está en otro lado ahora, se bien que hoy, su hogar está en el cielo... Descansa en paz Manuel. Gracias por tu mano, me pone triste pensarte ahora, pues nunca te lo pude agradecer... (Sí lo ves, me saludas a Sabines de su cuate por favor)
Posted on: Tue, 16 Jul 2013 23:54:56 +0000
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