De pronto me habÃa inventado un oficio, es probable que mi ocurrencia fuese algo común. Pero preferà imaginarme fundando una praxis, la antropologÃa de las subjetividades ó dicho de otro modo de la persona y su obra. La vida, o un encuentro casual con su prima SofÃa, me permitió acceder al fantástico mundo del arquitecto Jerome Ricardo Klepka. SofÃa es la hija Slawek Klepka, el inventor al que conocà durante una internación de mi padre. Fue un encuentro casual en el tren, ella que subió en Aldo Bonzi y se sentó justo enfrente mÃo. Tardamos unos momentos, la circunstancia habÃa sido dolorosa y pasaron muchos años. Ella, antes de bajar en Libertad, dejó la idea: "Quiero que escribas de mi primo Jerome y su obra". A los pocos dÃas fui a visitarla, tomé un te rojo con miel y pase mucho tiempo observando el museo casero que SofÃa tiene sobre las invenciones de su padre Slawek. Ella no me dijo demasiado de su primo, era el hijo de su tÃo tan polaco como su padre. HabÃa estudiado arquitectura pero su pasión era el arte y la escultura. HabÃa preparado una caja con planos, dibujos de esculturas y cuadernos donde anotaba frases o explicaba el significado de sus obras. -No dejes de ir a Corbett, es su gran obra. Sugirió cuando ya estaba en la puerta a punto de irme. Mientras viajaba en el tren hasta Corbett me daba cuenta que el arquitecto Klepka tenia curiosidad por culturas lejanas. Decidió colocar 109 esculturas u obras de arte en el predio reciclado de la estación y aledaños. "Como los 109 trofeos que debÃa cazar un Maharajá" habÃa anotaciones en un cuaderno que ligaban esta ocurrencia con lecturas de Salgari. -Pero esta es una cacerÃa de recuerdos propios a los que debo darles una materialidad. -escribió. La estación de Corbett es realmente impresionante. HabrÃa que tener conocimientos de arquitectura para poder describirla bien, pero no tiene nada que ver con la sencillez de las otras estaciones del ferrocarril. La única vÃa del Midland se abre en cuatro a unos cien metros antes de ingresar a la estación. La sorpresa es mayor cuando uno pone el pie en el andén. La cartelera indica que la estación anterior es Ramnagar y que la estación de origen de la lÃnea es "Old Delhi Railway Station". La ventanilla donde se compran los pasajes indica que las tarifas están en Rupias y que esa es la moneda en la que deben abonarse. El hotel se llama "Edward James Corbett Resort" y queda a metros de la estación. Es un hotel de tres estrellas con baño privado y cuesta 1050 Rupias por noche. Agradecà que tuvieran la gentileza de cambiar mis pesos por Rupias y pedà una habitación por una noche, casi seguro de que con un dÃa completo podrÃa recorrer el parque natural y las obras de arte que Jerome habÃa dejado allà plantadas para que sean vistas e interpretadas por los visitantes. Ni bien entré pude escuchar del conserje una historia que habla de la personalidad del arquitecto. Durante la obra del reciclado del hotel, el hombre habÃa tenido una fuerte discusión con el contratista que colocaba el parquet. La discusión habÃa llegado al punto de la furia y los hombres iban a arreglar sus diferencias a trompadas. Hasta que el parquetista lo insulto en ruso y Klepka le contesto con otro insulto similar también en idioma ruso. -SofÃa me habÃa contado que Jerome habÃa aprendido ruso porque su padre lo hablaba como segundo idioma; ya en su adolescencia habÃa decidido estudiarlo bien para leer a grandes escritores como Gorki en su idioma madre.- La cosa es que el conocimiento común de un idioma y de cultura eslava los hermanó. El contratista y el arquitecto comenzaron a cantar juntos canciones tradicionales. Para festejar el descubrimiento, Jerome fue hasta su auto, trajo una botella de Grappa Chizzotti y brindaron con los obreros presentes en la obra. -Como Ud. mismo podrá observar, el parquet de pinotea ha quedado impecable. -Remató el conserje. Me di cuenta durante un buen rato antes de lograr dormir en una cama desconocida que la idea de escribir sobre un hombre y su obra no es tarea sencilla -al menos con Klepka- . Una segunda idea que habÃa tenido durante el viaje en tren estaba en cuestión, ¿PodrÃa escribir sobre lo visto en Corbett un artÃculo en Wikipedia? No querÃa -como muchas otras veces- plantearme objetivos demasiados alejados, tenÃa certeza sobre las limitaciones de mi escritura. Sin respuesta, lo mejor fue dormirme y esperar que el dÃa siguiente aclarara con su luz las cosas. Desayune mirando al verde del parque un cielo amplio y celeste hasta el horizonte. El dÃa se mostraba como una promesa esplendida. Como muchas otras veces sentÃa incomodidad con la soledad. Casi siempre mi trabajo me llevaba a llegar y permanecer solo en diferentes hoteles, la soledad me convertÃa en un observador o en un cazador de imágenes más precisamente. Me llamó la atención la remera que usaba un hombre con la pelada artificial en su cabeza. TenÃa menos de cuarenta años, y el aspecto de un cuerpo trabajado en horas y horas de gimnasio. ParecÃa estar en una gira de negocios con socios o clientes. La remera decÃa: "Y si la mujer del prójimo me desea a mÃ". No quise distraerme más. Llevaba en un bolso un par de cuadernos donde Jerome Klepka describÃa el origen de las obras que iba a ver ni bien me animara a salir al afuera del hotel. En el pequeño parque lindero al que miran los ventanales del comedor esta el monumento a Edward J. Corbett. Es una escultura de hierro negro donde una figura con cuerpo humano y cabeza de Tigre. Arriba de la cabeza, esa figura lleva el sombrero clásico que hemos visto en las pelÃculas llevar a los cazadores. Esa figura lucha con una enorme vÃbora que se enrosca por su cuerpo desde su pie izquierdo. La serpiente termina en una cabeza humana -como las que pintaban en el renacimiento con una cabellera bien densa- esa cabeza humanizado mantenÃa colmillos y lengua de serpiente. La estatua tiene el subtÃtulo de "Metamorfosis". En el cuaderno dice -textual- : "Metamorfosis". Fue con la infección del colmillo izquierdo. TenÃa la mitad del rostro con aspecto felino. SentÃa que la fiebre era una enorme serpiente que se enroscaba. Deliraba. Lo más lógico es que la serpiente tuviera en su rostro el aspecto de la serpiente a la que llamamos, afiebrados de autoengaño, "ser humano". La estatua tiene en su base enorme de cemento la inscripción de autorÃa: JEROME RICARDO KLEPKA. ESTATUARIO. ARQUITECTO. CLONADOR PAISAJISTA. Alejándose de la estación y el hotel -a menos de un Km.- hacia el norte esta la entrada al Parque Natural, situado en las tierras de la antigua estancia de los Corbett. Allà quedaron al aire libre las obras de arte de Klepka. La entrada al parque cuesta 250 rupias, el equivalente aproximado a 5 Euros. La primera obra que pude observar se titula: "El rollo del tiempo". Escribe: "Después de la salud, el tiempo es lo más valioso que posee una persona. (...) Pensé en las manos de mi padre, en los objetos que habÃa dejado abandonados en el galpón de la casa. HabÃa dos lavarropas oxidados, una heladera Siam. Los alambres que sostenÃan la antigua parra habÃan quedado formando un rollo, una nebulosa galaxia que ya no podrÃa volver a extenderse. Fue mi hijo quien lo bautizó como rollo del tiempo" Unos metros más adelante pude observar que una de las vÃas del ferrocarril ingresa en la antigua estancia y lleva al tren hasta un apeadero sencillo situado en el costado soleado del casco. Me gusto mucho la obra dedicada a Kurt Vonnegut. "Insectos atrapados en ámbar" Son piedras traslucidas apiladas como un muro adentro hay cuerpos de insectos con cabeza humana. Arriba del muro desfila un soldado con un uniforme alemán de la segunda guerra. Jerome anotó: están mi padre y mi tÃo en la guerra, nunca saldrán del todo. En el oÃdo les quedara el zumbido de los proyectiles que reventaban el tÃmpano. Al leer esto, habÃa podido volver a ver por un instante los ojos vivaces de mi padre cuando recordaba la noche iluminada por los proyectiles en la batalla de Montecassino. Cuando retorné del parque estaba bastante cansado y era de noche, habÃa comido algo en un pequeño restaurante ubicado en el casco de la antigua estancia. Recordé que el último tren hacia Old Delhi ya habÃa partido. Decidà quedarme otra noche en el hotel y partir en la mañana luego del desayuno. Volvà a la habitación, me bañe con una ducha que no logre regular bien, asi que con el agua casi frÃa afloje el cansancio y me dispuse a dormir. La cercanÃa al campo convertÃa al hotel en un espacio de resonancia de lo lejano y lo inmediato a la vez. En la habitación contigua una pareja habÃa comenzado a hacer el amor. Se escuchaba como la mujer jadeaba. Dije: este Jerome, ha sido un gran artista, pero como puede ser que haya construido estas paredes con paneles de yeso que no aÃslan nada. Desde el campo empezó a ganar espacio el sonido de un tren acercándose. Es el tren que va a Moradabad y retornara mañana para llevarme a Old Delhi. Por momentos el sonido del tren se mezclaba con los jadeos de la pareja de la habitación lindera. Cuando llego a la estación se escucharon los sonidos del vapor de la locomotora. Ese ruido inconfundible de las vaporeras. ¿Será una North British o una Vulcan Iron Works? El tren partió, su sonido se alejaba mientras el de la pareja que hacÃa el amor sin agotarse se mantenÃa constante. En cualquier lugar una locomotora atraviesa la noche. Otra mujer, se enciende, hecha vapor, jadea. Hay viajes que crean la vida y otros que la llevan de un sitio a otro. Antes de entrar en el sueño arrullado por los sonidos del amor. Se impone la necesidad de que alguna enseñanza para mi vida. Pensé, en lo apropiado que era el tÃtulo de una de las obras de Jerome Ricardo Klepka: "Lo erótico es la vida".
Posted on: Mon, 01 Jul 2013 00:03:56 +0000
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