Despertar significa dejar ir el pasado con paz, sabiendo que lo único que puede darte es experiencia. Despertar implica vivir sin miedo al futuro porque estás consciente de que tu vida es regida por un plan perfecto que siempre tiene como objetivo tu bien. Despertar es vivir tu momento presente con asombro, pasión y alegría. Despertar se logra cuando vives con una fe capaz de mover las montañas del egoísmo, del miedo, del rencor, del prejuicio, la crítica y la desesperanza. Despertar es comprender que detrás de las palabras matrimonio, paternidad, maternidad, soltería y servicio, hay una más importante – vocación – y que ésta convierte a las anteriores, más que en una egoísta realización personal, en un ministerio de vida que requiere toda tu energía, tu amor y tu entrega. Despertar es estar en paz con la vida, saldar tus deudas y restaurar en la medida de lo posible tus errores. Despertar es dar gracias por las bendiciones que se desbordan de tu copa, en lugar de ser como un niño mimado que centra su atención en aquello que no tiene. Despertar es “ofrecer la otra mejilla” cuando una persona te ofenda, te envidie o te calumnie, colocándote en un nivel espiritual para verla con misericordia y compasión. Sólo estando despierto se logra la dignidad invicta, la conciencia tranquila y la honestidad invulnerable. Sólo despertando se logra el gozo más importante y duradero, el del espíritu. Sólo despierto es posible pasar por el ojo de una aguja para entrar aquí y ahora en el Reino de los Cielos.
Posted on: Tue, 12 Nov 2013 21:38:10 +0000
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