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Difundir: Grave denuncia de una amiga de la casa, sobre la privatización de la Universidad Nacional: "El proyecto "Activación y Apropiación del Patrimonio Arquitectónico" -APA- como campaña con perspectiva a futuro de buscar la inyección de capital empresarial para el mantenimiento de los edificios patrimoniales de la institución, es decir, todo un proyecto con rostro iluminador y salvador tras el cual continúa el oscurantismo privatizador". _______________________________________ CARTA ABIERTA DE DENUNCIA Y RENUNCIA Bogotá D.C 2 de Octubre de 2013 Mi nombre es Támara Natalia Figueroa Cañón, tengo 28 años de los cuales 25 he vivido cerca de la Universidad Nacional. Diría muy cerca, pues los primeros recuerdos que tengo de salir a hacer ejercicio con mi papá son en el anillo vial, que hace poco descubrí fue construido por allá entre los treinta y cuarenta; las primeras veces que sentí cómo un gas lacrimógeno me cerraba la garganta, enceguecía y desesperaba fue en mi llegada de la ruta del colegio, cuando a causa de los cierres de vía por parte de la policía el conductor y la supervisora del bus me dejaban un poco más lejos de donde comúnmente lo hacían y debía salir corriendo para que los gases no me obligaran a quedar tirada a medio camino; también recuerdo que la Universidad y sus profesores fueron el escenario de primeros aprendizajes jugando tenis, haciendo taekwondo e incluso me hicieron comprender que el verbo TO BE no era CERO ESTAR sino SER ó ESTAR…Así es, tengo más deudas con la Universidad que acciones de agradecimiento. Por supuesto tengo que recordar los estudiantes y personas que allí he conocido, seres críticos, alegres, activos, cuestionadores. Es más, mi padre y algunos hermanos se graduaron de esta institución. Mi relación con la Universidad Nacional siempre había sido de ese tipo, algunas veces fui a conciertos, asistí a congresos e incluso llevé a pasear mi perro, pero nunca había tenido una relación tan cercana con la parta administrativa hasta este año. Empecé a trabajar en Unimedios Televisión sin contrato alguno; lo sé para algunos podría ser considerada una regalada, yo simplemente pensé enla posibilidad de aportar desde mi poco conocimiento para realizar un programa diferente, sin embargo por varios motivos, que para el caso no expondré, el programa no salió al aire. A los pocos días me llamaron a entrevista para trabajar en un proyecto nuevo. Cuando llegué a la entrevista, en la portería del edificio me encontré con una manifestación de trabajadores de la Universidad Nacional que protestaban porque estaban siendo explotados por Unimedios, tenían el Uriel Gutiérrez bloqueado, no permitían ingresar a nadie a estas instalaciones, pero al cabo de unos minutos lo desbloquearon y llegué a mi entrevista. “Me estaba metiendo enla boca del lobo?” pensé. Iba contenta, no lo puedo negar, pues se me presentaba la oportunidad de trabajar en ese espacio que había transitado durante muchos años. Llegué al quinto piso, a la oficina de Radio. Allí me encontré con Carlos Raigoso, Nelly Mendivelso y Liseth Sayago, directores de radio, prensa y televisión respectivamente. Me preguntaron por la experiencia y después de escucharme empezaron a contarme la idea del proyecto el cual, en sus palabras, buscaba generar “apropiación social” desde varios edificios de la Universidad Nacional. La idea de apropiación social me interesó sobremanera, pues me permitía hablar de la historia de la Universidad desde los espacios y la forma en que estudiantes, profesores, trabajadores y la comunidad educativa en general se había relacionado con cada escenario; sentía que sobrepasaba el USO y FORMA de un lugar para llegar a las IDEAS y el FONDO del mismo. Pero aún debía esperarque me llamara confirmando mi aceptación. A los pocos días, finalizando julio, recibí una llamada, en ella me dijeron que había sido aceptada para el trabajo y que debía llevar varios documentos para mi contratación. Ahí empezó el procesos que varios “prestadores de servicios” conocemos: hoja de vida, contraloría, procuraduría, EPS, etc. Cuando los entregué me llamó Nelly Mendivelso (jefe de prensa de Unimedios) y empezó mi trabajo. Me entregó lineamientos del proyecto titulado: Activación y Apropiación del Patrimonio Arquitectónico (APA), línea editorial que debía tenerse en cuenta en los 3 medios (radio, prensa y televisión), lista de 8 edificios que se trabajarían y el cronograma de actividades. A partir del cronograma me reuní con el profesor que escribiría el primer artículo del proyecto sobre la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales, le comenté la idea del proyecto y la línea editorial, le pregunté qué información adicional requería para el artículo y me dediqué a la investigación de la Universidad Nacional y de la Facultad. A partir de entonces empezó mi otra relación con la Universidad; leí documentos como “La Universidad Nacional de Colombia en sus Pasillos” de Ciro Quiroz, “Gerardo Molina y la Universidad Nacional de Colombia”, “Aproximación Histórica a la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales” de Carol Villamil, entre otros a los cuales nunca me había acercado. En estos documentos descubrí anécdotas, personajes, hechos locales y nacionales, pero más allá de eso me hicieron comprender que la importancia del espacio no estaba exclusivamente( como se quiere mostrar) en las personas o actos concretos que allí se habían gestado sino en las ideas y proyectos que desde este escenario se querían materializar y que serían resultado, no de una visita, un nombre o una fecha, sino del trabajo constante de todos aquellos que transitaban por esos pasillos. Descubrí que no se debía pensar en un edificio simple y aislado del desarrollo de los procesos, aislado de la idea de Universidad, que en palabras de Gerardo Molina la Universidad “será el mejor instrumento con que puede contar el país para la gigantesca empresa de colocarse sobre bases que le permitan asegurarle a todos los colombianos el pan, la paz y la libertad”. Eso intenté hacer con las investigaciones que adelanté, imprimir a los hechos “importantes” el contexto y las ideas, problematizar la situación del edificio y de su historia, pasar de enumerar, enunciar y memorizar a comparar, analizar y comprender. Sin embargo en la reunión del pasado 26 de septiembre con el director de Unimedios Jaime Franky Rodríguez, radio Carlos Raigoso, periódico Nelly Mendivelso y televisión Liseth Sayago, me choqué con una realidad que no esperaba escucharen este proyecto: la privatización de una entidad pública, o parafraseando al director de Unimedios, EL PROYECTO APA COMO CAMPAÑA CON PERSPECTIVA A FUTURO DE BUSCAR LA INYECCIÓN DE CAPITAL EMPRESARIAL PARA EL MANTENIMIENTO DE LOS EDIFICIOS PATRIMONIALES DE LA INSTITUCIÓN, ES DECIR, TODO UN PROYECTO CON ROSTRO ILUMINADOR Y SALVADOR TRAS EL CUAL CONTINÚA EL OSCURANTISMO PRIVATIZADOR. Recordé al profesor Renán Vega de la Universidad Pedagógica, de donde soy egresada, en sus clases y documentos señala las formas en que se han privatizado y mercantilizado bienes públicos y comunes como la educación y la salud; también se refiere a las máscaras privatizadoras amargas y dulces, pero para el caso que atañe me referiré a las dulces; ¿por qué máscaras? ¿por qué dulces?, es sencillo de entender, detrás de un discurso de calidad, excelencia, reconocimiento y sostenimiento[1]las entidades públicas inician y apoyan proyectos, planes y propuestas que la comunidad educativa no suele percibir o considerar como pasos hacia la privatización; de manera paulatina y silenciosa incrementan costos dematrículas, transforman las condiciones laborales de docentes, administrativos y trabajadores del sistema educativo (utilizando mecanismos de flexibilización laboral y precarización del trabajo), llegan empresas privadas a lucrarse con los beneficios que tiempo atrás prestaba la entidad estatal, la cual al poseer el título de institución PÚBLICA mantiene el imaginario que funciona como tal… porque para desgracia nuestra y ano tenemos idea de qué es una entidad pública. Ahora bien, esta situación se presenta como resultado de la desfinanciación crónica que ha sufrido la educación (por hablar solo de ésta) en los últimos años, porque según aprendí en la investigación para el proyecto APA, la ciudad universitaria fue construida entre los treinta y cuarenta con recursos estatales, tenía dormitorios para solteros y familias, tenía el restaurante que garantizaba el derecho al alimento de los estudiantes que más lo requerían, sus matrículas no llegaban a los altos costos que se ven hoy día, tenían imprenta propia[2]. A diferencia de hoy donde los recursos propios de la Universidad Nacional representan el 50 por ciento de su presupuesto total constituidos en la venta de seminarios, diplomados, conferencias, consultorías, cursos de inglés y contratos privados de los cuales Unimedios también ha hecho parte. Aquí vale la pena aclarar que el problema no son los cursos, sino los altísimos costos que estos tienen, porque si rememoramos a Gerardo Molina[3] los cursos de extensión en sus inicios fueron hechos para aquellas personas que por diferentes motivos no podían acceder a la universidad pública y querían tener acceso al aprendizaje en función del bienestar humanos, no como acumulación del “capital cultural”, que es para lo que se destinan hoy día, dejando en el olvido la frase de Molina de “Rechazamos el concepto tradicional de que la Universidad ha tener por encargo satisfacer los anhelos egoístas de perfección intelectual que puedan sentir algunas unidades”. Todo esto como consecuencia de la ley 30 de 1992 que determinó que “el aumento anual del presupuesto de las universidad públicas iba a estar pegado al Índice de Precios del Consumidor (que en la práctica mide la inflación)” el cual desde1993 no ha sido modificado a pesar de que las necesidades de las universidades han aumentado a raíz de la expansión que han tenido en materia de cobertura y actividades (también producto del sistema capitalista). En este contexto se crea el proyecto APA, con esta máscara dulce, con estas promesas falsas para las cuales yo, Támara Natalia Figueroa Cañón no puedo trabajar, porque no puedo apoyar la continuidad de la implementación de la política neoliberal que a ultranza ha traído miseria, desplazamiento, muerte, desigualdad e injusticia a la sociedad colombiana; no me siento capaz de apoyarla destrucción de un bien común para continuar en su transformación hacia un bien privado, que en últimas es el objetivo de este proyecto. Por ese motivo y como agradecimiento de lo que ésta me ha enseñado renuncié el 26 de septiembre a Unimedios y hoy hago público lo que está proyectado para la Universidad. De cualquier manera si la Universidad Nacional de Colombia continúa siendo “administrada” por los tecnócratas que hoy están en su dirigencia me pregunto ¿qué diría Jaime Pardo Leal si bajo el edificio de la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales, que hoy lleva su nombre, apareciera un anuncio de “auspicio” de Pacific Rubiales, Coca-Cola o Luis Carlos Sarmiento Angulo?, ¿qué pasó con las ideas de muchos hombres y mujeres, entre ellos Molina, quienes hablaban de la Universidad como “un mecanismo puesto al servicio de la nación y de la democracia, animado del propósito de contribuir a la liberación del pueblo y a la solución justa de las cuestiones que a cada minuto estorba nuestros movimientos”?, ¿qué pensaría el mismo Bolívar cuando habló de las universidades como escenarios de formación de profesionales, investigadores y defensores de la patria y la independencia?, ¿dónde quedará la formación cultural para la vida? y finalmente ¿qué haremos para detenerlos? Un abrazo fraterno para aquellxs que llegaron a este punto del documento y siguen pensando (al igual que yo) en cómo detenerlos. Támara N. Figueroa [1] Que merecería otra carta. [2] Curiosamente eliminada durante el gobierno de Laureano Gómez. [3] En su rectoría se abrieron los cursos de extensión.
Posted on: Sat, 05 Oct 2013 23:42:39 +0000

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